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Roger 
  Santiváñez, Poeta
 
ENTREVISTA 
AL MUCHACHO QUE SE DECLARABA CON LA MIRADA 
Por 
Reynaldo Cruz Zapata
http://www.saladeredaccion.tk/
 
"Ser 
poeta en mi país conlleva riesgo y lucha. Un poeta en el Perú es 
alguien raro, distinto, marginal, cuestionador, casi un peligro para las tranquilas 
y acomodadas conciencias". Es lo que dice Róger Santiváñez. 
El poeta de Kloaka, aquel púber que desafió al presidente 
de la ANEA de Piura en 1974. Ganó los Juegos Florales de la Udep en 1973. 
Se perdió en la oscuridad de Lima, y actualmente sigue un doctorado en 
Literatura Latinoamericana en los EEUU. Róger, el chico que se declaraba 
con la mirada, estuvo en Piura a principios de agosto para presentarnos "Dolores 
Morales de Santiváñez", su última entrega literaria, 
y de pasó contestó las inquietudes de este joven lector.
- 
"Kloaka", fue una etapa importante en tu vida y en la de tu generación, 
a pesar de que algunos críticos digan que es el último de relevancia 
en nuestra poesía ¿qué recuerdas con más nostalgia 
de él?
- Mi nostalgia de Kloaka se podría configurar 
por la nostalgia de la amistad. La nostalgia por un momento en que todos éramos 
hermanos, y todos como anarquistas vivíamos en una célula sin  problemas. 
Todos dan, todos reciben era el lema al interior del movimiento. Era como 
una gran comuna de intelectuales, de poetas, artistas, rockanroleros que trataba 
de plantear una alternativa frente al sistema. Como un aparte del sistema, cosa 
bien difícil por lo demás. Y que era una herencia de los movimientos 
contestatarios de los 60', del movimiento hippie, y de otras agrupaciones o posturas. 
Somos los herederos de la poesía beat: Ginsberg, Jack Kerouac. Y Bob Dylan, 
John Lennon, Mick Jagger, esto era lo que nos llegaba a nosotros con los 60' cuando 
éramos niños. En los 80' fue que tratamos de plasmarlo como un hecho, 
acondicionándola a la realidad peruana. Eso sería kloaka. Es la 
mejor opinión que te podría dar, porque es difícil ya que 
yo he estado dentro del movimiento. Pero la nostalgia sería eso. La nostalgia 
de la relación humana.
problemas. 
Todos dan, todos reciben era el lema al interior del movimiento. Era como 
una gran comuna de intelectuales, de poetas, artistas, rockanroleros que trataba 
de plantear una alternativa frente al sistema. Como un aparte del sistema, cosa 
bien difícil por lo demás. Y que era una herencia de los movimientos 
contestatarios de los 60', del movimiento hippie, y de otras agrupaciones o posturas. 
Somos los herederos de la poesía beat: Ginsberg, Jack Kerouac. Y Bob Dylan, 
John Lennon, Mick Jagger, esto era lo que nos llegaba a nosotros con los 60' cuando 
éramos niños. En los 80' fue que tratamos de plasmarlo como un hecho, 
acondicionándola a la realidad peruana. Eso sería kloaka. Es la 
mejor opinión que te podría dar, porque es difícil ya que 
yo he estado dentro del movimiento. Pero la nostalgia sería eso. La nostalgia 
de la relación humana.
- ¿Aún 
sigues pensando que el Perú vive una situación kloaka?
- Me 
duele tener que decir que sí. Porque si somos lúcidos, no vamos 
a tener que conceder a las prebendas del sistema. Hay que continuar diciendo la 
verdad, la sociedad peruana sigue siendo una sociedad kloaka. Es una kloaka en 
ese sentido, no es el mejor de los mundos como tal vez quisiéramos. Como 
dijo Gonzáles Prada, hay que meter el dedo en la llaga, ahora no solamente 
cuando metes el dedo en la llaga sale la pus, si no que el dedo ya está 
con pus también, eso es lo que me dijeron hace poco. Eso me hace pensar 
que todavía estamos en la misma situación.
- 
En un testimonio dices que empiezas a escribir aún desconociendo lo que 
era la poesía, y refieres que toda contacto con ella había sido 
únicamente una lectura de Vallejo ¿cómo definirías 
el papel del vate universal en tu inicio de poesía?
- Vallejo 
fue muy importante. Porque fue la gran explosión que yo reconocí, 
y fue pura casualidad porque vi el libro que tenia mi padre. Cogí el libro 
y comencé a leerlo. Fue-simplemente- una bomba atómica en la poesía. 
Me marcó muchísimo, e influyó probablemente así. Pero 
de una manera subliminal. Quizá la actitud de Vallejo es lo que más 
me terminó por interesar. Ahora, claro que como poeta estrictamente siempre 
lo reeleo, y encuentro en cada lectura un placer distinto y un mundo diferente 
que se me abre y unas posibilidades infinitas de poesía. Me gusta mucho 
releer a Vallejo.
- "Tenía que vivir 
y no autodestruirme como lo estaba haciendo". Dices en una entrevista a Mauricio 
Medo. En este aspecto siempre se ha escuchado el rumor de una vida bastante disipada 
en Lima ¿Cuál crees que fue el mayor error en tu vida?
- Uno 
comete muchísimos errores. Además Borges dijo: "A la vida tú 
vienes a cometer errores". Entonces yo tuve una vida disipada en Lima. Es 
cierto, que casi me mata. Casi me destruye, pero tuve el poder de salir de eso, 
y de retomar mi vida entre comillas normal, dedicado a escribir, a enseñar 
poesía, a leer poesía, y otra vez a escribir poesía, y otra 
vez a leer y así, ir al cine, ir a conciertos de música, estudiar, 
escribir estudios de poesía, que es lo que siempre he hecho en realidad.
- 
Fuiste periodista cultural, critico y cronista, ¿cuál es la anécdota 
que más recuerdas de esta etapa?
- Tantas cosas he pasado. 
Tantas fiestas, recuerdo que estaba una vez con Charo Shin bailando -por el día 
del periodista- en la casa de los Yompián. No sé que tanto whisky 
habría tomado que el último lo tiré al toldo de la terraza, 
y Charo Shin salió volando y todo el mundo se asustó, fue un escándalo. 
Tantas cosas así me pasaban. Cosas muy extrañas, como visitar a 
los israelitas, pasarme dos días en su templo y después con los 
líderes. Bien loco, esa religión bíblica peruana de Ezequiel. 
Cosas raras podían pasar. Como irte a la cárcel de malos policías 
que estaban presos y se habían alzado en armas. Un motín, no? en 
el penal de Comas, y llegar y ver esa nota, los disparos pam pam, es fuerte. O 
las chicas lindas de la pituquería de Lima, en sus fiestas, eso es lo mejor, 
como dijo Lenin: "lo mejor que tiene la burguesía son sus vinos y 
sus mujeres".
- ¿Cuáles son 
los dolores morales de Róger?
- Mis dolores morales son los 
dolores que tengo por ser poeta. Por sufrir cada minuto de mi vida pensando en 
la muerte. A partir de allí, toda una angustia existencial domina mi vida. 
Entonces trato de escribir para responder con palabras en belleza a esta situación 
que rodea la vida de uno. Esos son mis dolores morales. Éticos, por el 
comportamiento en el sentido de vivir. De estar viviendo.
- 
En la primera parte del libro se nota en los poemas: el recuerdo de Piura; la 
iniciación sexual; la familia y la adolescencia o inocencia perdidas; la 
muerte del padre. Hoy retornas 2 años después a Piura ¿qué 
es lo primero que te inquieta de tu pasado?
- Tantas cosas de mi 
infancia. Mi niñez, cosas vividas acá. Mi niñez vivida en 
la calle Junín con Ángela. Una niña, que era mi gran amiga 
y mi compañera de juegos, con la cual veíamos nadar a los patitos 
color amarillo patito en una laguna que había en su casa, porque su casa 
era un inmenso garaje. O pateando pelota en la misma Junín con Críspulo, 
Elías, Ramón, esos patas, jugaba pelota allí, todos los días. 
- ¿El 7 ½?
- El 7 
½ es otra cosa. Hasta ahora existe, no? deberíamos darnos una vuelta, 
trabajo de campo. Sí, claro, el 7 ½ allí tenía un 
par de amigas, Irene Salazar recuerdo, unas buenas amigas que visitaba. Sí 
bacán.
 - ¿Tu experiencia en la Universidad 
Privada?
-Es algo muy interesante. Entré a la Privada para 
estudiar Artes Liberales y Ciencias de la Información. Todo estaba muy 
bien. Yo era amigo de José Ramón de Dolarea, que era poeta y profesor 
de Literatura, y Secretario General de la Universidad; el padre Javier Cheesman 
Jiménez, sacerdote del Opus Dei, muy culto, cultivadísimo, había 
sido el editor de una edición de la obra poética de Valdelomar, 
que la hizo bajo de la dirección de Luis Alberto Sánchez en San 
Marcos. Yo la pasé muy bien allí, salvo algunas discusiones, como 
por ejemplo con la Dra. Luz Gonzáles, profesora de filosofía. Yo 
tenía una formación, digamos incipientemente socialista en esa época, 
muy rudimentaria; pero por lo menos quería investigar y discutir sobre 
estas cosas y ella se negaba rotundamente. Eran discusiones que no terminaban, 
porque había un momento en que ella cesaba la discusión, decía 
hasta acá llegamos. Porque no le daba la gana discutir más, lo cual 
me daba una luz de cómo era la universidad. Y no me gustaba, porque había 
como una presión a pensar de una sola manera y esto negaba lo que es una 
verdadera universidad, que es universal desde su nombre. Tú puedes 
tener todas las ideas en la universidad, no te van a decir no pienses eso o piensa 
así. No, tú tienes que dejar en la universidad como dijo Mao Tse 
Tung: Que nazcan cien flores y florezcan mil escuelas. Eso ya no me gustó 
mucho y tuve que ir pensando en irme a Lima. Conocí a Marco Martos que 
vino de casualidad, porque su papá Don Néstor Martos -que había 
sido mi profesor- había fallecido. Allí lo conocí a Marco, 
quien me ayudó mucho cuando fui a Lima, y quien me dio la primera luz: 
"Anda a San Marcos; allí estoy yo enseñando", bacán, 
y me fui a San Marcos y él me acogió allí por unos años, 
era mi mentor.
- "La visión del artista 
adolescente que recorre las calles buscando lo que nunca encontrará" 
escribes, en el primer poema. ¿Te veías así?
-Claro. 
Yo me veía como ese adolescente que buscaba lo que nunca iba a encontrar. 
Porque era tan desesperado, cuando tenía 20 años que pensaba que 
nunca iba a encontrar nada de lo que soñaba.
- 
¿Un idealista?
- Sí, exacto, y con un sentido trágico 
además de las cosas.
- ¿Y qué 
buscabas?
- En esos días una muchacha. Una compañera. 
Claro, después la encontré. Eventualmente podía tener una 
chica en una fiesta, pero siempre estaba soñando con tener una gran chica, 
linda e inteligente a mi costado, y otras cosas como la desesperación poética 
de querer hallar tu propio lenguaje, de querer encontrar tu propio camino, tu 
propio sonido, tu propio tono en poesía; también es otra cosa que 
te pude desesperar a los 20 años. Es por eso que yo deambulaba por las 
calles de Lima, que además no conocía y estaba conociendo, y me 
perdía por las calles del centro, pero igual salía a la Colmena, 
a la Plaza San Martín.
- Es inevitable dejar 
de tocar el tema de las musas. Tú mismo dices que la pasión no correspondida 
por una chica de Santa Isabel, era el cuadro clínico propicio para tu inicio 
como poeta. En el libro se visualizan diferentes musas, y el libro esta dedicado 
a Kathy, tu musa definitiva ¿sigues pensando igual?
- Sí, 
claro. Para mí la mujer es un ser increíble y el motivo principal 
de la inspiración de un poeta. Me parece, o ella o sus transformaciones. 
La imagen de la mujer, la proyección de lo femenino, es para mi un elemento 
clave en el desarrollo de la vida y de la poesía. Entonces, sigo pensando 
lo mismo respecto de las musas. Las musas inquietantes, la famosa obra 
de Chirico.
 - Tu creación es básicamente 
erotismo, recuerdos, notas subterráneas de un muchacho bastante irreverente 
¿crees que se debe a la generación que los antecedió?
-Podría 
ser. Pero la generación del 70' tiene algo que es muy marcado que es la 
ciudad, la urbe, la violencia. A mí me gusta la gusta la generación 
del 70' bastante los conozco. Soy amigo de ellos, incluso he sido militante de 
Hora Zero en una pequeña etapa con Pimentel. Soy muy amigo de Ramírez 
Ruiz, a quien vi hace poco en Lima, después de mil años que lo encontré 
y tuvimos una conversación en el Queriolo de Quilca. Pero, pienso que nosotros 
hemos avanzado un poco más. Es decir, somos producto de otra situación 
distinta a los de los años 70'. Somos producto del narcotráfico, 
de la guerra de Sendero Luminoso, de la descomposición de la sociedad en 
todas sus formas; que hace posible el surgimiento del movimiento Kloaka, 
y sus expresiones en poesía, en artes visuales, en danza, en artes plásticas, 
perfomance. Son creo lo más trascendente de Kloakla, además 
de los textos poéticos, como los de Domingo de Ramos, que son unos poemas 
como chicha, pero muy castizos por otro lado; es una poesía muy interesante, 
porque es el testimonio de su propia vida también, pero que está cargada de una vitalidad 
especial, de una diapasón muy personal. Me interesa la poesía de 
Domingo de Ramos.
 
de su propia vida también, pero que está cargada de una vitalidad 
especial, de una diapasón muy personal. Me interesa la poesía de 
Domingo de Ramos.
- ¿Integraste también 
la Sagrada Familia?
-La Sagrada Familia fue otra onda. Fue como 
mi segundo grupo. Mi primer grupo fue la revista Auki, La peca de la jirafa con 
Armando Arteaga. La Sagrada Familia fue en San Marcos, con Lucho Castillo, Mito 
Tumi, Edgar O' Hara, Willy Niño de Guzmán, el pájaro 
Rebaza, que ahora está en Londres. O' Hara, está también 
en EEUU, en el estado de Washington, donde tiene una incubadora con los originales 
de Lucho Hernández. En serio, los tiene en incubadora para que no se malogren. 
Para conservarlos. Es que Lucho Hernández era alguien fuera de serie. Yo 
lo conocí al gran Lucho, el loco Lucho. Increíble era ese pata, 
te transmitía una elevación, ritmo, una persona de otro mundo. Un 
gran poeta, él era el que decía: "Sé que si llegaras 
a mi barrio, los muchachos dirían en la esquina que tal viejo ch'su madre, 
duramente recuerdo tus poemas, viejo fioca, mi amigo inconfensable". Es increíble 
cómo pone esa frase justamente en el momento, "ch'su", la pone 
justo en el instante y sale bien, y suena. No parece una grosería. Entonces 
la genialidad del pata, cómo ha integrado la voz coloquial dentro del discurso 
poético. Eso es lo que también hace Manuel Morales.
- 
¿Qué es ser latinoamericano en EEUU?
- Eso es bien 
interesante. Es una esquizofrenia mental. Acá tú eres lo que eres 
y punto. Pero cuando te vas a EEUU, tú tienes que ser lo que eres acá 
más lo que te rodea, que es ser gringo. Entonces es bien jodido. Bueno 
yo me he casado con una gringa y con eso ya tengo avanzado un 50% de integración 
a ese mundo. Claro, yo me enamoré de la gringa, Kathy, y me casé 
con ella. Vivir como latino en los EEUU, que no es ningún paraíso, 
y tampoco es un infierno, es una condición especial
- 
¿Es como ser peruano en cualquier lado?
- Exacto. Y peor 
creo, porque no sólo eres peruano, sino eres latino. O sea, venezolano, 
colombiano, brasileño, porque los gringos no diferencian, todos son latinoamericanos 
y se acabó la vaina, desde México hasta Argentina. No me puedo quejar, 
tampoco voy a dármela de mártir. Sí, sufres fuerte al comienzo, 
el choque cultural es fuerte. Cuando uno se siente solo, despegado de la sociedad 
en EEUU, el mundo allí no es agradable. Pero cuando estás en buenas 
relaciones con la sociedad, con todo el mundo, chamullas tu inglés, puedes 
comunicarte un poco, la puedes pasar muy bien; Porque es un país que tiene 
todo. Lo que quieras encuentras, claro que tienes que trabajar como una bestia. 
Porque es un país que tiene una mística del trabajo. Entonces, todo 
el mundo trabaja sin parar. Y todo está programado. Todo está fríamente 
calculado. Así de cierto, a las 8 tal cosa, a las 9 otra, a las 10, a las 
11 así, y lo van cumpliendo a pie juntillas, y ay si por a o b tengan que 
salirse de eso, es la gran crisis mundial, la gran catástrofe. Se rayan 
toditos cuando les pasa eso. Porque ellos están hechos así. Y no 
entienden a los latinos. No computan cómo podemos ser así. Nosotros 
que todavía tenemos claro, el ser espontáneos, de hacer una cosa 
en cualquier momento. Ellos ni hablar. Tú llamas a un médico para 
verlo, y te dice ok, muy bien y te cita para dentro de 3 semanas; porque ya tiene 
su horario prefijado de toda esta semana y la próxima ya desde hace 5 meses. 
Desde un año se preparan. Sin mentirte. Yo cuando me dijeron eso, pensé 
que era una broma. Y después veo que era la realidad. A mi mujer la veo, 
hermano. Prepara todo el año, todo lo que va hacer todo el año, 
con una agenda. Así son los gringos. Tienen sus cosas, son buena gente 
también. Son seres humanos, pero a veces son arrogantes sobretodo en las 
calles, se creen los dueños del mundo. Y a ti qué te importa, tú 
sigues nomás. También puedes encontrar gringos bacanes con los que 
puedes conversar sobre cualquier cosa. Son seres humanos como cualquier otro. 
Sobre todo en la universidad -justamente- conoces a estas personas, que allá 
las llaman -en inglés- liberal, o sea liberales, que es una amplia 
gama de gente que puede ser democrática, progresista hasta gente de izquierda 
abiertamente.