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Sobre libro Muestra Antología Poética de Gustavo Cárdenas
Ediciones Andesgraund, colección El color
de las palabras, mayo de 2019, 34 páginas.
Por René Silva Catalán
Poeta y editor chileno.
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia
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Aun cuando la poesía amorosa, como se le entiende hoy en Occidente, no es argumento determinante para no escribirla en la poesía de nuestra cordillera de Los Andes o la Sierra Boliviana, se debe admitir que allí nunca dejó de existir. Pero no me refiero a esa escrita al sexo opuesto –aquella erótica y manoseada- me refiero a la que nos regresa a la niñez, a escribir desde lo sencillo, de ser feliz con respirar ese tesoro pirata en el universo del cuarto infantil, a veces los consejos de la madre, el abrazo del padre o besar sencillamente en la juventud a la primera mujer.
Una muestra de lo que digo y desde el vigor de la palabra, la encontramos de manera limpia, sin garabato textual o de imagen, precisa en la idea pero intensa desde la forma y estética del verso, en estos 20 poemas, diferentes épocas, estilos y publicaciones del autor, es por lo cual Andesgraund decide homenajear la obra de Gustavo Cárdenas (en el marco del Primer Festival Internacional de Poesía Joven Jauría de Palabras, Santa Cruz, Bolivia, 2019, homenaje que incluye además los libros de Jorge Campero y Matilde Casazola).
Formador de generaciones de poetas cruceños, convierten este libro en una visión antológica a su vida desde el texto poético, destaca por la simplicidad, la observación desde el corazón y la reflexión del hombre ser, la poesía se torna un pilar fundamental y a mantenerse firme fuera de la influencia del diario vivir desde la escritura.
Como lector para conocer más a Gustavo Cárdenas, me remití a la poesía china milenaria, por un lado a esa sin teorización que se logra con los años, preferí aproximarme a interpretar e intuir al silencio como su buen guía en la escritura, que la mejor escuela para el oficio es la relación del hombre y sus edades tanto físicas como emocionales, la suprema importancia y el misterio de la poesía. Esta es la reserva del poeta que pocos guardan pero Cárdenas, supo almacenar en su aljibe que otros despreocupan de mantener su agua fresca y limpia.
Gustavo en su escritura se presenta tímido pero con arrojo, sin hacerse un peón de la tabla de ajedrez, sino más bien el creador del juego, las imágenes, los recursos tales como la metáfora, la semejanza y juegos de palabras, los usa con cautela, por lo tanto hay un descanso en percibir a la poesía desde otra arista para el lector. El adjetivo, no suele ir con peso en sus poemas, no hay longitud en el verso, elemento que tomó importancia fundamental en su obra reconocida y que además lo identifica.
La poesía de Gustavo, breve pero recoge la esencia de los temas de la existencia humana: el amor, la amistad, el disfrute de la libertad, la unión del ser humano y la naturaleza o el continuo peregrinar en la búsqueda de la necesaria paz interior. A través de ellos se descubre que su obra es una auténtica “poesía del alma”, volátil y delicada, que nos envuelve y que eleva nuestro espíritu y que la recibimos con generosidad, una auténtica satisfacción íntima, sosiego anímico, reposo, concordia y reconciliación para el hombre ser y el mundo que lo rodea; sólo puede describirse cuando me admito como lector, dentro de ella en primera persona y en la sensibilidad de su autor, “el niño poeta que no quiso crecer”.
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Otra infancia
Ese niño que jugaba
en el patio
con algún duende extraviado
es el mismo
que ahora con todos sus fantasmas
transita por esta página baldía
jugando a esconderse en las palabras.
Arte poética
Así como el mar
que vomita
el amanecer
y se engulle para
sí
la noche
así eres tú
poesía
que llevas
y que traes
en las altas
mareas
el apetito
y la náusea.
El centinela
Con sus colmillos de nácar
Reposa
en el árbol de mi infancia.
De una noche a la otra
y a la siguiente
vela mi sueño
acariciando mi cabeza
con sus garras.
Ágil
Preciso
Ingrávido
Feliz
como son
todos los tigres.
Tu nombre
Quiero aligerar
el olvido
y encontrarte
en solo un verso
que te diga
y que te nombre
como antes
cuando yo no te conocía
y andaba por ahí
a ciegas
sin memoria
deletreando tu nombre
en cada mujer
que pasaba
por mi vida
tu nombre
temblando de amor
entre mis labios.
Dulcinea
Tu inexplorada espalda
no sabe
de mis largas
andanzas
por otros cuerpos
donde yo
. . . . caballero errante
sólo buscaba
el tuyo.
