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IMAGENES DEPORTIVAS DE MARIO ALEJANDRO GUIÑEZ
Ediciones Grupo Fuego de la Poesia, 2016

Por Rodrigo Verdugo Pizarro

 


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El Poeta Mario Alejandro Guiñez, (Peñaflor; 1955) pertenece por afinidad natural a lo que se ha denominado poesía larica, entendiendo esta denominación en palabras del poeta Jorge Teillier: “como una poesía que va más allá de lo descriptivo y detallista, no tratándose tampoco de una enumeración naturalista que pudiera corresponder a una especie de criollismo poético,”. Aclarado este punto, y situando a nuestro autor como un cultor de ella, mencionaremos que Mario Alejandro Guiñez ha publicado: “Recuerdos de una infancia no muy lejana”, Prosa Poética, Ediciones del Liceo de Hombres N° 10, Santiago de Chile, 1974, “Poemas para ser cantados al alba”, Ediciones Telémaco, Santiago de Chile, 2006. Como investigador de la literatura chilena ha publicado: “Poesía chilena en el año del bicentenario”, en coautoría con Pablo Guiñez,  Jorge Fernández Guiñez, Fundación Creando Futuro, Instituto Carlos Casanueva, Santiago de Chile, 2011 y “Cuentos chilenos en homenaje al Bicentenario”, Instituto Profesional Carlos Casanueva, Santiago de Chile, 2013. Su obra cuenta con el respaldo crítico de: Hugo Montes, Nicanor Parra, José Luis Samaniego, Miguel Arteche, Stella Díaz Varin, entre otros. Mario Alejandro Guiñez, cuya vida se ha consagrado a la literatura y al noble magisterio de la enseñanza hoy bajo el sello editorial del Grupo Fuego de la Poesía nos presenta su tercera obra poética: “Imágenes deportivas”. Este deslumbrante libro se abre con el poema  “Olímpica Belleza”, y se cierra con el extenso poema dividido en XII partes “El último partido de futbol de la historia”. Pues bien “Imágenes deportivas” son un verdadero homenaje a las grandes figuras deportivas, ya sean: futbolistas, atletas, boxeadores, gimnastas, ciclistas, basquetbolistas, boxeadores, ajedrecistas etc., que a través del alto lirismo que condensan estos poemas, nos remontan a la concepción panhelénica del deporte, es decir el deporte como algo sagrado, y la meta como acercamiento a la divinidad, tal como lo expresa el poeta en el texto inaugural dedicado a Marlene Harens:

“Una rama de laurel le dio forma y vida a tu hermosa figura deportiva”

Los movimientos del cuerpo son similares a los movimientos de la naturaleza, Mario Alejandro Guiñez enfatiza diáfanamente esta similitud, el ciclista y el futbolista por igual se corresponden en su accionar al movimiento del mar o de las nubes, así lo concibe en este texto dedicado a Juan Manuel Moreno:

“Dominabas la pelota como quien troza madera,
como quien coge  membrillos,
quien  borda el oceano,
como quien coge manzanas”.

Aquí el balón de futbol tiene la forma misma de la tierra, de manera que  estas imágenes deportivas son también imágenes vegetales y naturales. El éxtasis en que se sitúa un jugador cuando atraviesa el arco con el balón es comparable tal vez a los movimientos de las estructuras moleculares de la materia, porque también el poeta Mario Alejandro Guiñez, repara en varios textos de este libro en lo que es la física cuántica y el deporte extendiendo aun más el espectro de comparación. Así lo demuestra en ese otro texto dedicado a  Làszlò Kubala:

“y a la orilla de los ríos cultivaste piedras,
diseñando en la media cancha
los saltos cuánticos de la medianoche
entrelazando electrones apoyado en los labios del punto penal”.

La elevación del deportista a la categoría de héroe, derivada del origen también de lo olímpico y su bautizo por parte de Heracles, que propone en su poemario Mario Alejandro Guiñez, se corresponde con los valores que están infundidos en el deporte desde sus orígenes en la antigüedad. La figura del deportista es ennoblecida vegetalmente e incorporada dinámicamente a ámbitos telúricos, llevándonos a reflexionar que quizás también en la naturaleza hay también juego y quizás sana competencia. Otro aspecto capital de esta obra es la recuperación del evento deportivo como ritual y una apropiación sabia de los mitos que legitiman al deporte en la modernidad, y también como una cierta identidad cultural:

III

Nadie quiere irse del estadio.
El público asistente suplica la Señor para que, ojalá, nunca concluya este partido.
El luminoso coral de los almendros parece florecer desde los arcos;
el tembloroso canto de la lluvia se encarna en los verdosos pañuelos de la cancha
para poder apreciar la manera en que la pelota describe la simétrica geografía de la tierra”.

Y por último la proyección trascendente del juego deportivo más allá de los límites terrestres:

“Dominando una pelota de trapo paseaste por el mundo, despertando la envidia de los soles y asteroides de otras galaxias”

Saludamos esta nueva obra del poeta Mario Alejandro Guiñez, y no dudamos en que cualquiera tienen que estar presentes en las futuras antologías poeticas ya sean del fútbol o de algún otro deporte.


 


 

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“Imágenes deportivas”, de Mario Alejandro Guiñez.
Grupo Fuego de la Poesia, 2016.
Por Rodrigo Verdugo Pizarro