Quisiera anteceder esta breve presentación de “Estudio del Sol”, del poeta y filosofo Fernando Viveros Collyer, recordando mi primera aproximación a su escritura. Por allá por los años 90, en la antología “En el ojo del huracán” Editorial Documentas, del poeta, catedrático de la Universidad de Chile y experto en Semiótica ya fallecido, Manuel Alcides Jofre, me encontré con textos de su segundo libro de poesía: “La rata almizclera”. Hasta ahora (favor de corregirme si me equivoco en este dato) está sería la única antología de poesía chilena donde Viveros ha sido incluido. Guardé a Viveros dentro de mi registro personal de la poesía chilena, hasta que, en una librería de viejos, ya en el año 2013, tuve la suerte de encontrar ese primer libro: “La rata Almizclera”. Es necesario señalar y viéndolo en perspectiva, que este primer texto, dentro de la citada antología, tenía cierta afinidad con otros textos de su generación: “Halo de Pezón” de Jorge Ramírez Avilés y “Chicles Calientes” de Jorge Ragal. Posteriormente no supe más de Fernando Viveros hasta su incursión en la narrativa. El año 2014 organizamos en el Centre Catalá de Santiago, una lectura homenaje a la generación del 80, y a pesar de que Viveros no tiene simpatía por los encapsulamientos generacionales lo invitamos a leer, en razón de que “La rata almizclera”, es en mi criterio uno de los textos más representativos de esa generación del 80. Ahí datan mis encuentros con Fernando Viveros Collyer, que finalmente se resumen en que hoy estamos presentando su tercer libro de poesía. Vamos a “Estudios de sol”.
“Ni el sol ni la muerte pueden mirarse de frente”.
“El rostro del sol -que aun ahora no podemos mirar- no es el sol.
Sólo es el sitio donde estará el sol”.
“Sol dorado tan lejano de luz. Tan próximo por su delicadeza”
Estas citas de Francios de la Rochefocauld y de Eduardo Anguita, podrían servirnos como pistas para adentrarnos en la compleja factura textual que es “Estudio del sol”, del poeta y filosofo Fernando Viveros Collyer. Si bien nuestros hábitos de lectura reducen un libro de poesía a un conjunto de versos, nos causa extrañeza que el preámbulo a los poemas en si sea una reflexión filosófica donde las significaciones y referencias al sol van articulándose dentro de lo pensado como significaciones concretas y como referencias inconcretas, y más puede causarnos extrañeza que en estos textos no pese la condena platónica de la poesía, tratándose de un autor inserto en la filosofía como disciplina. Una respuesta posible sea que este texto podría ser tributario de la reconciliación entre poesía y filosofía que preconizo el romanticismo y otra respuesta sea el afán programático de “Estudio del sol”, de exponer complementariamente tres sensibilidades: Filosófica, Poética y Fotográfica, lo que transgrede la idea tradicional de un libro de poesía, instalándose en la tradición del libro-objeto. Viveros en su registro fotográfico del sol, se vuelca entero a la imagen del sol como tal, como si se volcara al puro aparecer del tema en la imagen, lo que los mismos textos poéticos confirman después.
Si la naturaleza es anterior al tiempo, y el sol es anterior a la historia, (como se advierte en la contratapa de este texto), podríamos afirmar que, si bien las ideas y el sol son intemporales, el acto de pensar, no lo es, por estar anclado en un instante, es decir está sujeto al tiempo, sin embargo, parafraseando a José Ortega y Gasset “Exceso de árboles no deja de ver el bosque”, y “Excesos del sol no dejan ver el sol”, pues referir a esa naturaleza invisible del sol, aunque sea en primera instancia a través del ojo fotográfico, implica referirse a esa tercera dimensión del sol que solo es una idea. Si el sol puede ser referido como idea, excluye una percepción omnilateral del mismo, pero esta idea, no es la idea ni platónica, ni trascendental kantiana, más bien está más cercana a las visiones esenciales de Husserl. La idea del sol contenida en una mandarina, la idea del sol que está en lo que tiene o no tiene sol. Muchos de los poemas aquí presentes que como ya hemos mencionamos derivan a modo de comentario metafórico de las fotografías ( poemas que en algunos casos nos traen ecos del poeta Alberto Rubio), y derivan quizás de reflexiones análogas, impresiones, percepciones (que es además un capítulo del libro) sobre impresiones, síntesis múltiples y sucesivas de impresiones e incluso un trasmundo de estructuras de impresiones de ese mismo sol que es una idea que habla por sí misma, es ahí donde se insertan perfectamente la serie de poemas sobre el pintor ingles William Turner, a través del cual, Viveros también alude a esa naturaleza invisible del sol. Resultaría muy productivo para este texto, contraponerlo con otros que han trabajado en esta misma poética solar como: “Venus en el pudridero”, “El poliedro del mar” de Eduardo Anguita, “Sol de Lenguas”, “El sol ciego” de Humberto Diaz Casanueva, “El sol mira para atrás”, de Delia Domínguez, poemas como “El sol y la muerte”, “El sol es la única semilla” de Gonzalo Rojas, variados poemas de Oscar Hahn, donde el sol es liberador de la vida, “La insidia del sol sobre las cosas” de German Carrasco, “El sol es un pájaro cautivo en el reloj” de Rosamel del Valle, “Los despojos del sol” de David Rosenmann Taub, “ Un sol negro en los ojos” de Jeanette Salazar Trenza e incluso generar un contrapunto con la poética antisolar de Mahfud Masis. Por último, debemos agregar que en “Estudios del Sol”, fotografía, reflexión filosófica y poesía se integran compartiendo distintos puntos de vista y puntos de mirada, desde los cuales finalmente el autor niega al texto en cuanto construcción intencional, (lo que recuerda también la negación de la intencionalidad por parte de André Breton y Philipe Soupault en Los campos Magnéticos), niega la búsqueda del tema, siendo “ese encontrar en el encontrar” lo que modula y da paso a que sea el poema el que deba pensar al poema, y el poema mismo sea el llamado a pensar en el puro aparecer de su tema que es el sol, cumpliendo aquí de paso lo que Heidegger señala: “la poesía que piensa y el pensamiento que se poetiza constituyen la “topo-logia del ser”.
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Presentación de “Estudio del sol”, de Fernando Viveros Collyer.
Ril Editores. 2023, 150 páginas.
Por Rodrigo Verdugo Pizarro