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          Sobre la  novela de Javier Jabato
        X Rodolfo  Ybarra
        
        
        
        Hace unas  semanas el escritor español Javier Jabato visitó Lima para presentar su novela  underground Parusía Punk, una novela barroca y de corte finmundista. 
          Aquí la  reseña y la entrevista.
        Parusía  Punk es pre, para y post literatura, textos, protextos y metatextos unidos por  la necesidad de regurgitación, vómito y evacuación fisiológica ante un mundo  que ha demostrado estar, no sólo más allá del bien y del mal o de la  perversión, maldición o bendición, o de la apostasía o (ex) comulgación,  sino  más allá de la decadencia, la  podredumbre y el desánimo donde solo nos queda observar pasmados y narrar en  tercera persona sobre los escombros o sobre montañas de basura, limo o  detritus, estos productos de la zoociedad excrementicia mecánica y mecanizante. Residuos que no sólo son físicos sino  también filosóficos, lógicos, literarios, matemáticos, semánticos,  lingüísticos, idiomáticos, etc., etc., y que, por razones cuantitativas, la  anti-afasia, el exceso  (¿el camino de los excesos conduce al palacio  de la sabiduría?)  y por el fanatismo  cuasireligioso y ceguera intelectiva, han avalado, de una u otra forma, la  orfandad y la medianía seudoconceptualizadora, y, por demás estéril, de este  mundo donde se enseña a ser un buen salvaje-esclavo-siervo-obrero, cerrar la  boca y olvidarnos que tenemos la cadena en la pata, pero nunca a criticar o  poner el dedo en la llaga para que salte la pus y reviente el  absceso-chalazión-sarcoma de Kaposi-metástasis puesto que nos enseñaron a  escribir en positivo y sobre papel en blanco cuando la realidad ni es positiva,  ni se presenta en color prístino, lucífero, descomposición del espectro  luminoso. Y la realidad hace tiempo dejó de ser una radiografía o un holograma  y es el ladrido de los perros callejeros, el maullido de los gatos techeros, el  ronquido de los autos destartalados o modernos, las gritos de las putas, los  alaridos de los maricones, los vozarrones de los lumpenes, los improperios de  los  proxenetas,  los jadeos de los pornostars, las amenazas de  los narcos, las consignas de los narcoterroristas,  los hiphopeos de los pandilleros, los  marabuntas salvatruchas, los flirteos de los  metrosexuales y/o los polisexuales en   los clubes para pitucos o en  los  clubes de madres en esta  la realidad de  cartón piedra y la realidad sin piedra ni cartón; en cueros y a la intemperie  esperando a la muerte mientras la vida es masturbación mental y la ley física que todo cambiará sólo por  el hecho de afirmarlo.
        Por ello,  es interesante que existan novelas que todavía rescaten lo gregario, que  todavía no pierdan el interés del uno en el otro y que se lean, a su vez, como  si un coro de voces atropellantes, como si el chirrido de pájaros fruteros o de  homos sapiens, nos llevaran a una esquizofrenia controlada o descononexión de  los sentidos, casi como si leyéramos tomando una botella de ácido muriático,  veneno matarratas, anfo, folidol, ddt, arsénico   o montados sobre una bomba atómica, al modo del planeta de los simios o  del doctor Strangelove, ex científico nazi y asesor de presidentes (con el  hijodeputa, masón y comediante: Peter Sellers), esperando a que todo vuele en  añicos o se rehaga en pedazos, un universo vitralado o pegado con pvc, uhu, terokal,  engrudo o cola de carpintero.
        No  obstante, y a pesar de las resistencias psicológicas y de las resilencias  propias de la mente y la naturaleza de la mente, el poder hipnótico de Parusía  Punk nos hace sentir como una gallina ante el inmortal Mesmer y su magnetismo  animal, nos atrapa como la tela de la viuda negra o como el león a la gacela, y  nos pone de cara ante una sociedad de grupo donde los que sobreviven están  obligados a redefinir las palabras como “humanidad”, “hombre”, “amor”,  “amistad”, “futuro”, “vida”, “muerte”, “salud”, “enfermedad”, “homeostasis”,  “armonía”, “infección”,  “inocencia”,  “culpabilidad”, “caricia”, “crueldad” etc., etc. Por ello, el autor de la  novela (y quizás también el personaje “Autor”) apela a los sobrevivientes, a  los marginados y marginales, a los no integrados o no contactados, a los que  construyen el mundo, pero no son parte del mundo; a los que trabajan para  otros, pero nunca para ellos mismos, a los que viven como si su cuerpo fuera  una prótesis o el colgajo de otro animal superior (“mas vale ser cabeza de  ratón que cola de león” ¡carajo!), o, peor, como si alguien viviera por ellos  la vida que no tienen o no tendrán,  para  que acudan ante el llamado de este nuevo Cristo redivivo,  Cristo  con mohicano, expansores de oreja o expansores de partes pudorosas, piercing  para jeta, lengua, lengua de arriba o  de  abajo, pene-castración o clítoris-ablación, tatuajes surrealistas, dadaístas o  situacionistas, chamarras viejas, casacas recicladas de cuero o biocuero,  camisas recosidas, arrancadas a mordiscos, chinches brillosos, tachuelas de  zapato, pines de sex pistols, la polla records, parálisis permanente,  escorbuto, narcosis, eutanasia, perú no existe, extromoduro, barón rojo,  ángeles del infierno, césar n y el cabaret fragor,  etc., etc. Y de los que los siguen (“padre ten  piedad de nosotros) ataviado(s ) con una parafernalia de ropavejero o bajo el  imperio de una submoda, inframoda, anti o paramoda impuesta por Vivienne  Westwood, con marrocas oxidadas o armas de autodefensa, jeanes rotos manchados  de semen, sangre, mestruación y óvulos de fetos, fetos que nunca fueron o que  insisten en acusar a sus padres y que podrían ser tranquilamente los muñecos de  algún emo, y zapatos desluengados o botas recogidas de un relleno sanitario y  demás ropa reintegrada al proceso de producción en el Rastro, mercado de pulgas  en Madrid o en la Tacora o Las Malvinas de Lima o cualquier centro de acopio  del ejército de salvación de cualquier ciudad del mundo. Y, eso sí, mucho ruido  estridente de guitarras cacofónicas, bajos graves como flatulencias de barrigas  meteóricas y bombas de protones, y baterías acompasadas tocadas por un pulpo,  gárgola, hidra, medusa u otro animal mitológico parecido, y sonidos de  motosierra, licuadoras de hielo, máquinas rompepistas y motores punk, post  punk, electropunk, noise y hardcore sonando en el mp3, mp4, ipod o cualquier  cojudez  tecnológica parecida.
        Así entendemos a Jabato, la cría del jabalí, el valiente,  osado y atrevido (eso dice el diccionario) que segrega palabras a través del  sexo radioactivo de Hidra o la literatura de cloaca de Cascabel  o vía esos espectros que deambulan en la  ciudad de la Gran Nada: Aspid, tritón o la termita que se asoman en cada página  de este libro para abofetear las mejillas empolvadas de la literatura formal en  pantalones y con corbata estrangulante, patearle los testículos a una crítica  enyesada con dosis de eutanasia (o cocaína) y obligar a los vulgares lectores a  un fellatio o cunilingues de entendimiento. Toma y daca. Tú me das y yo te doy.  Dar para recibir. Diezmar para recibir la gracia de dios. Porque libros como  este no se han escrito para acomodarse debajo de la almohada o debajo del  sobaco, sino para llevarlos en la mano para usarlos como garrote o azadón y  para abrirse paso en esta selva de cemento mientras el Cristo antisistema sale  de los desagües y se integra a la resistencia punk.
        Atención, cruce/ pare/ tren. Atención fin del camino, fin  del discurso, fin de los tiempos, 2012, hell end, apocalipsis now, precipicio:  este es el Cristo pre o postmoderno, el Cristo que se negó a bautizar al  genocida Constantino, el Cristo zombie   puesto a evangelizar en una calle de Madrid, Lima o Nueva York, este es  el Cristo de los hombres de hojalata y la carne de cañón que alimentará las  estadísticas, los hombres desnortados y sin coordenadas que acuden ante el  llamado del dolor, olvido y abandono para curar las heridas y calmar el hambre  que desde las entrañas de la historia y de la literatura aun se escucha y se  lee. 
        Cristo in terris,  perdona nuestros pecados y salva nuestras almas.
        
         
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        ENTREVISTA  A JAVIER JABATO
         
            -¿Cuál es la necesidad de escribir una novela dónde se relate la segunda venida  de Cristo? 
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          Siempre  me ha obsesionado, desde una perspectiva fundamentalmente cínica, descreída y  sardónica, la temática cristológica. Pensé en escribir una novela altermundista  sobre el Jesús de Nazaret histórico, pero después de escritas cuatro o cinco  páginas entendí que lo que realmente me interesaba no era ese Cristo histórico  (o de leyenda) de hace más de dos mil años. Me di cuenta de que lo que  realmente me obsesionaba era la idea del -por utilizar un término religioso-  suntelelia ton aionos. Esto es, la consumación de la épocas, el final de los  tiempos. En una palabra, el Apocalipsis. Entendí pronto que tal idea del  Apocalipsis (desarrollada fundamentalmente a través de la Parusía o segunda  venida de Cristo a la tierra)enlazaba con la corrupción (¡real y tal real!) de  los tiempos que vivimos. Aunque no creo, evidentemente, que la consumación de  las épocas esté cerca, sí creí ver en el capitalismo salvaje y en la actual  crisis emocional ciertos aspectos que podríamos denominar pre (o mejor, proto)  apocalípticos. Acabar criticando la falta de compromiso de los supuestos  cristianos con el mensaje supuestamente real del supuesto Cristo (su  acercamiento sempiterno al poder y su alejamiento de los pobres, los  necesitados, los enfermos, las putas y los mendigos) fue sólo una consecuencia  natural de mi odio y de mi rabia.
        - O quizás sí  tuviste razón. Acuérdate de que Juan escribe el Apocalípsis en la isla de  Patmos en un estado que para muchos fue un estado de alucinación o  "lisérgico".  En todo caso, el apocalípsis actual o la droga  capitalista tendrá su resaca, su resaca, su final. Eso será la parusía del  homus novis. ¿Cómo ves esto?
          -  Me  gustaría pensar que viéramos pronto esa parusía del homo novis a la que haces  mención. Sin embargo, como historiador, he aprendido a entender que en todas  las épocas de la humanidad ha existido siempre un sentimiento de "cambio  inminente" que la mayor de la veces no llega a concretarse. Y cuando ello  ocurre, generalmente, es para que -una vez superada la época de cambio y crisis-  el homo oekonomicus salga enteramente reforzado. Dos ejemplos en la historica  contemporánea: 1) la Revolución Francesa (1789) no hizo otra cosa que consagrar  (es la palabra, consagrar) en el poder a la burguesía y 2) la crisis de  1929 sólo sirvió para que las diferentes burguesías nacionales de  Europa pudieran allanar el camino para lanzarse diez años después a  la carnicería imperialista que después se dio en llamar II  Guerra Mundial. Evidentemente, la droga capitalista, en función de la  propia dinámica histórica, tendrá su resaca (si es que no la ha tenido siempre,  desde que el primer homo sapiens estableció por su cuenta la propiedad  privada); pero hemos de preguntarnos, ¿morirá o mutará en otras cosas? ¿Murió  ya y se convirtió en McDemocracia?
        -Podemos  decir que Parusía Punk es necesariamente una novela punk. ¿Qué se entiende por  novela punk? ¿Cuál es la “convivencia pacífica” entre la novela punk y la  novela clásica?
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          Entiendo  por novela punk aquella que inefablemente busque sustraerse al mercado y consecuentemente  dejar de ser un producto tal y como lo pueda ser una botella de cocacola.  Dejando de ser un producto, la novela punk conseguirá erigirse en (buena o  mala, eso casi no importa) Literatura con L mayúscula. Una novela punk (o  under, antisistémica, rupturista, etc) no puede darse el lujo de establecer una  "convivencia pacífica" con la novela clásica. Y ello sin desdoro de  ésta, pues la mayor parte de las novelas que me maravillaron fueron siempre,  son y serán canónicamente clásicas: y en este sentido, no me tiembla la voz al  afirmar que el texto más entero que encontré jamás es sin duda El Quijote. Sin  embargo, el microcosmos punk, por su propia esencia, tiene el deber ontológico  de confrontarse directa y a la vez tangencialmente con la llamada cultura  oficialista, aun cuando evidentemente provenga de ella. La novela punk, como el  Arte Nuclear, ha de declararse en guerra permamente contra lo meramente  academicista, contra el mercado, contra la prensa y hasta contra -tentado estoy  de decir- el propio lector. El (anti) maestro Jean Genet decía que la obra de  arte, antes que para contentarnos de algún modo, debía estar hecha para arrasar  todo lo conocido hasta el momento. La novela punk, para mi, ha de funcionar  como si fuésemos pirómanos que quemen las naves que sirvieron a Ulises para  volver a Ítaca. La novela punk no puede, no debe esperar nada, ningún tipo de  regalía ni ningún premio literario que a la burguesía analfabeta se le ocurra  ofrecernos. La novela punk se justifica en sí misma, por sí y para sí. 
   
          - Una novela que se escriba contra  el propio lector corre el riesgo de caer en la autofagia, aún así una novela  contra el lector es una novela por y para el lector. Visto de este modo, la  lucha de la "novela punk" (imaginándonos que ya es una corriente  proteica y beligerante) será contra las costumbres y las manías impuesta por la  superestructura de una sociedad en decadencia donde sólo importan las ganancia  a costa de cualquier cosa, incluso el analfabetismo y la estupidización. La  cuestión entonces toma dimensiones políticas. ¿Cual crees que es la  responsabilidad de la literatura en la coyuntura actual? 
          - Aún  dentro de su apoliticismo intrínseco, una novela (o un poema, un  cortometraje o una canción) punk toma inevitablemente dimensiones políticas.  Entendemos aquí la política como lo que esencialmente (etimológicamente)  significa en origen: vida (desarrollo, funcionamiento) de la polis. Creo que la  responsabilidad de la literatura under en la coyuntura actual es atacar la  psique capitalista. O lo que -en mi opinión- es lo mismo: el neocartesianismo  y la dictadura de la psicología.
        -  La cantidad de datos y citas le dan una atmosfera de documento. Podríamos decir  que Parusía Punk es también un documento (eso si suponemos la veracidad de los  datos), los mismos que nos pueden llevar a una verdad de inducción (o verdad de  la ficción) donde el autor no busca la verdad sino una licencia para contar.  ¿Cómo ves esto?
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          Evidentemente,  me dedico a la ficción. No busco hacer historia ni antropología ni ninguna otra  cuestión de eso que la opinión pública, sin mucho criterio, ha dado en llamar  ciencias sociales. Como cualquier escritor no mediatizado, mi texto, auspiciado  solamente por sí mismo, se convierte en una excelente coartada para contar, sin  más, lo que me apetece en todo momento. Ese es, en mi opinión, el fundamento  último del microcosmos punk: hacer (escribir, en este caso) lo que se quiere,  sin espurias y paralíticas filiaciones que de nada sirven cuando uno, en la  madrugada y en la soledad de su cuarto, se pone a escribir. Aunque mi novela  viene de la Historia, no es Historia. No pretendo engañar a nadie en este  sentido. Antes que esto, y tal y como dijo Pedro Chincoa en la presentación en  el Zela Bar Café, es un panfleto. En este sentido, creo que todas las obras habidas  y por haber no son más que panfletos. Por ello, y a sabiendas de que existe un  lleno ideológico totalizador del que ninguna de las expresiones humanas puede  escapar, hago una abierta y explícita defensa de lo panfletario.
        -Bueno, Kant  escribió su panfleto sobre la ilustración al igual que el "Manifiesto  Comunista" de Marx y Engels que también fuero panfletos. En la actualidad  muchos antisistemas o ecowarriors publican sus panfletos en internet o en  fotocopia. Mi pregunta iría en lado editorial: ¿por qué publicar un panfleto en  formato libro? ¿cuál es la necesidad real? ¿y por qué hacerlo en el Perú?
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          Necesidad  real de publicar, al menos en mi caso, no existe. Mi novela/panfleto se publicó  finalmente en libro por cuestiones meramente de extensión. Y aconteció  -felizmente- en el Perú porque de todas las editoriales under que se  interesaron en el texto, resultó que Bizarro Ediciones era la que mejores  condiciones me ofrecía. En cualquier caso, vengo del fanzine, como publicación y  hasta como arma de los jóvenes lumpen que quieren expresarse; y sé que volveré  a él en un momento u otro. Fanzines; contra la represión editorial, fanzines  libres.
        -Una  novela no lineal, no aristotélica y sin cronotopo (Bajtín) corre el riesgo de  caer en la retórica (en política estaríamos hablando de “demagogia”), ¿qué es  lo que hace de tu novela una novela, al margen de la escritura y la estética de  la prosa?
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          Creo  que esta pregunta es la más jodida que me han hecho nunca. Como ya dije en mi  respuesta a la pregunta anterior, no creo que ninguno de los autodenominados  artistas puedan sustraer sus obras de la mundana y prosaica (y generalmente  sucia) realidad. Por ello, creo que todos los textos que leí en mi vida son  retórica (en el sentido clásico del término). Estoy de acuerdo en que mi obra  es una novela no lineal y no aristótelica, pero no en que adolezca de la falta  de un cronotopo en el sentido en el que lo entiende (y didácticamente explica)  Mijael Bajtín, pues Parusía Punk transcurre en un eje espacio-temporal un tanto  subrrealista pero claramente identificado: la ciudad de Gran_Nada y el año -19  d.D. (año menos 19 después de Dios).
        -Bajtin  escribe sobre su "cronotopo" luego de repasar las ideas que sobre  espacio y tiempo se estaban realizando en el campo de la relatividad física y  después de leer a Kant y su Crítica de la Razón Pura, especialmente en el  acápite sobre Estética Fundamental. Hay que agregar además que el hombre estaba  enfermo, motivo por el cual le cortaron una pierna. No obstante, no encuentro  conexión (de acuerdo a lo que explicas) en una novela del 19 d.D que hable de  esto: "El poeta de posguerra Eugenio de Nora afirma que la Tournée de  Dios, novela que Enrique Jardiel Poncela publicó en 1932, etc; salvo que se  haya eludido racionalmente el cronotopo.
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          Creo  que en Parusía Punk hay dos niveles. En el nivel puramente histórico (en el que  incluiríamos este ejemplo de la Tournée de Dios que ofreces tu, o los pasajes  referentes a Rasputín, a Gary Gilmore o a la monja limena Inés de Ubitarte) sí  existe un evidente cronotopo. Sin embargo, en el nivel supra o infra  literario (aquel que habla de los personajes animalescos recluidos en la  ciudad) hay una intención ¿expresa? de negar el cronotopo. O por lo  menos, existe la intención de hacerlo obtuso y hasta ilocalizable y  no datable. Por ello es que la ciudad de Granada se convierte en  Gran_Nada y el tiempo actual, en el que evidentemente transcurre la  novela, se convierte en el año -19 d.D. (año menos 19 después de  Dios).  Es simplemente un juego literario o quizás algo más: el  gusto (¿la necesidad?) por establecer en cuanto al texto una  cobertura "de neblina" que nos lleve a lo imaginativo y  nos aleje de la puerca y aceitosa realidad. 
        -Un  crítico (Nicomedes Redente) te señaló como el iniciador del género literario de  la “lumpen-ficción”, entiendo que lo peyorativo o lo no muy formal (o “normal”)  para un punky  (o junky) es un halago ¿Cuál es tu opinión? 
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          Evidentemente  resultó un halago para mi que Nicomedes Redente me señalara, a raíz de la  publicación de mi primera novela (Caín o la literatura del odio, Madrid, 2009),  casi como padrino de la lumpen-ficción, pues no puedo negar que siempre he  buscado inefablemente lo no-normativo y lo antisistémico en la literatura (y,  qué duda cabe, en la propia vida). Marisa Carbajo, la editora de Caín... dijo  que mi texto resultaba, a un tiempo, "tan y tan poco erudito".  Reconozco que es en esa ambivalencia en la que me encuentro a gusto, en esas  imposibles intersecciones entre lo puramente marginal y lo más elevado. Hay  quien dijo de mi que era un lumpen-intelectual de puta madre.
        -A la  lumpen-burguesía hay que oponerle el lumpen-intelectual. Es un deber.
          -  A  la burguesía, lumpen o elitista, "de barrio" o de "campo de  golf", hay que oponerse sin desmayo. Eso lo entiendo como un deber  militante que la mayor de las veces, lo reconozco, se me convierte en  patología. No sé si esa confrontación se debe hacer desde las soterradas  trincheras de lo lumpen-intelectual o desde cualquier otra imaginable  trinchera. El problema, en mi opinión, iría más allá: ¿qué es lo lumpen? ¿qué  es lo lumpen-intelectual? ¿Es posible ser lumpen e intelectual a un mismo  tiempo? ¿Pueden un mendigo o una puta, epítomes de lo lumpen, llegar a ser intelectuales?  ¿Puede un intelectual, desde la tranquilidad de su escritorio, llegar a ser  lumpen? ¿No participarán todos, el mendigo y el intelectual, de la  macroestructura burguesa, al fin y al cabo? ¿Cuál sería nuestra bandera? ¿Una  bandera negra con dos tibias y una calavera? ¿Una rojinegra bandera anarquista  que hubiese perdido paulatinamente el rojo?  
        -¿Cómo  ves la novelística en España? Cuéntanos sobre tu generación. 
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          Sinceramente,  no me planteo en profundidad cómo está la novelística en España, pues siempre  me he jactado de funcionar de forma harto autónoma y hasta con elevadas dosis  de misantropía con respecto a mis compañeros del gremio. Además, y esto es algo  que quizá sorprenda, los jóvenes en España casi que no escriben y si lo hacen  no obtienen de editoriales y prensa el consabido apoyo que se supone deberían  dispensar a los nuevos valores. Evidentemente, no soy filial de lo que en  España se ha dado en llamar Generación Nocilla (en alusión a un tema del primer  lp de Siniestro Total y que enlaza, en Sudamérica, con la promoción McOndo),  aunque reconozco haber leído a gran parte de ellos. Con respecto a las últimas  publicaciones patrias, puedo recomendar la novela Rompepistas de Kiko Amat. 
        .-En  España existió, hasta hace algunos años, una banda punk llamada Los Muertos de  Cristo que tenían una ideología anarquista. Este asunto de los grupos de rock  subterráneos (undergrounds) o punks son también una influencia directa en tu  trabajo. No obstante, la música es también ideología y política. Cuéntanos un  poco más de esto y qué bandas podrían ser el sountrack de Parusía Punk.
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          Primeramente,  creo que deberíamos establecer una clara línea divisoria entre los grupos  puramente anarco-sindicalistas (como los citados Muertos de Cristo, SinDios o  Puagh!) y los grupos que, a falta de un término mejor, llamaré aquí anarcoides  (sin fundamentación política y tendentes a convertirse en heraldos del caos sin  más). En mi pubertad y en mi primera juventud entendía el punk en relación al  anarco-sindicalismo. Hoy día, y sin dejar de percibirme y sentirme como  anarquista, me quedo con la segunda opción. Es decir, ahora para mi el punk  está más en relación con una cuestión íntima y privada, sensorial y emotiva,  antes que con los slogans que los grupos de mi pubertad cantaban mientras se  llevaban en un rato el mismo dinero que un campesino tardaría medio mes en  conseguir. Aunque yo mismo escuche estos grupos, creo que existe mucha hipocresía  con respecto a esto: grupos que retoman textos de Netchaiev pero que paralizan  un concierto porque uno de los jóvenes entre el público viste una camiseta  pirata del grupo, grupos que cantan A las Barricadas y son -se supone-  internacionalistas pero que no tienen ningún reparo en hacer guiños de  complicidad al nacionalismo (burgués, como todos los nacionalismos) vasco. Con  respecto al soundtrack de Parusía Punk, te cito los temas que escuchaba una y  otra vez mientras la escribía (algunos no necesariamente punks): 
        
          
             City slang de Sonic´s  Rendezvous band 
              Exilio, país natal de Xavel Vegas y las Uvas de la Ira
              La marca en nuestra frente es la de Caín de El Columpio Asesino
              Wanted man de Nick Cave
              Venid a las cloacas de La Banda Trapera del Río
              Dirt de The Stoogues
              El hijo de Dios de NudoZurdo
              Desmytification de Zounds
              The times they´re changin de Bob Dylan
              Orgasmastron de Motörhead
              Coplas por la muerte de su padre de Paco Ibañez
              Euroshima 1984 de TNT
              Amante vendido de Gatillazo
              The card cheat de The Clash
              La Libertad de Javier Corcobado
              One chord wonders de The Adverts
              Sonidos de mi barrio de The Casualties
              Ultraviolet light de Von Lmo