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          DEL ÉXTASIS A LA DESOLACIÓN, UNA NOVELA DIFERENTE DE GERMÁN  RODRÍGUEZ AQUINO
          Del éxtasis a la desolación, editorial Vicio Perpetuo, 148 pp. Año 2016.
            
            Por Rodolfo Ybarra
            
        
        
          
            
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Del éxtasis a la desolación (DEALD) es una novela que narra las aventuras de dos abogados: Uno,  Gustavo Ricardi, es el maestro, lleno de sabiduría y diestro en el trato  amoroso; no obstante su genialidad está al borde de la locura (si es que no  está loco en sí). En cambio, Manuel Meléndez es el aprendiz, el alumno que va  siguiendo las pautas y que profesa una admiración desatada hacia su mentor lo  que le hace incluso cambiar de roles o transmutar sus pensamientos,  sentimientos y desear lo mismo que su maestro desea: las mujeres no serán la  excepción como los momentos de ataraxia filosófica. Ese es quizás el recurso más  interesante de DEALD que nos muestra a un hábil narrador, pero veamos.
         La historia abre con unas disquisiciones de Manuel Meléndez en torno  a la enfermedad de Gustavo Ricardi. Esta especie de queja sirve para definir y  ubicar al lector sobre el personaje reflejo: el que cuenta es contado o, mejor  dicho, el narrador se narra a sí mismo vía la idolatría de Meléndez hacia  Ricardi y demás cuestiones que van sucediendo en el entorno de un buffet de  abogados a donde llegan hermosas damiselas por una u otra razón y donde suceden  hechos por demás insólitos o dignos de una novela erótica o snuff movie.
         Ricardi que tiene una fiel y esforzada esposa, doña Irma, siempre  está al acecho de aventuras. La edad no importa, tampoco la salud debilitada,  lo único que interesa es la satisfacción de los sentidos y el himeneo  constante. “El camino de los excesos conduce al palacio de la sabiduría”, decía  William Blake hace casi doscientos años. Y aquí es lo único que cuenta y, para  eso, Ricardi tiene la colaboración y la complicidad absoluta de Meléndez,  juntos van a disfrutar de una vida sibarita de placeres donde la caballerosidad  y la maña se premian con una noche de alcoba: “Éramos tal para cual. No sé si  él dependía de mí o yo de él, pero de algo estoy seguro, y es que jamás nos  traicionamos” (pg. 109).
         Por sus vidas van a transitar hermosas damiselas como Camila, Lucía  y Verónica cuyos rastros dejaran huellas en la vida de ambos a tal punto que  los recuerdos quedaran como en un absoluto presente: “¿Dónde quedaron las tres  muchachas de sudor profuso y rubores farsantes? ¿Dónde se les apareó la imagen  de diosas y consentidas? Es el orgullo, la apariencia tonta y cojonuda, el  desquite con la gente menos favorecida, la sensación de querer vivir a la  usanza de los que manejan coches de lujo y casas espectaculares. El dinero lo  puede todo.” (pg. 117).
         Pero este DEALD tiene varias puertas que el mismo lector tendrá que  abrir con mucho cuidado. Y no son puertas de alcobas precisamente, quizás con  un poco más de lecturas hallemos a Alberto Moravia y su “La Romana” y “El  conformista” o a los personajes ditirámbicos de Roberto Arlt o a Stevenson y su  “El doctor Jekyll y mister Hyde”, aunque aquí no hay un malo y un bueno o un  héroe y un antihéroe a la manera de Hollywood o de la Marvel, sino que se trata  de una vida de espejo donde el maestro guía a su alumno de la mano llevándolo del éxtasis a la desolación.
         Al final, las vidas se trocan nuevamente y la locura es devuelta (o heredada) a su origen, el doppelgänger  de Dostoievski. El sujeto narrador vuelve a entrar en un soliloquio “en  automático” donde la enfermedad del maestro ha devenido en la enfermedad del  pupilo (quizás porque la locura se contagia, decía el creador de la  antisiquiatria, el doctor Laing y su alumno Joseph Berke): “No he podido  sobreponerme a esta circunstancia de la razón o la locura. Pienso que soy un  predestinado o algo así. Menos mal que ahora me traen mis libros de Nietzche a  mi habitación. El tío se fue hace tiempo de aquí. Lo extraño. Pero siento que  me persiguen voces, no me dejan tranquilo, Doña Irma acaba de venir a verme. Me  ha dado un beso en la mejilla y se ha apeado de mí con todas sus fuerzas.  Gustavo ha muerto, me ha dicho. Yo no observo, sólo miro. Se le ve destrozada”.
                      Del éxtasis a la desolación es una novela diferente que no solo informa, entretiene o divierte  sino que nos habla de la complejidad de la mente humana, las taras sociales, el  deseo o la libido como un ariete que arremete sobre la razón para dejarnos un  escenario donde la aventura, la tensión y el mensaje son mantenidos hasta la  última página, algo que, en estos tiempos mediáticos y de literatura light, ya no se ve o se ve muy poco. A  esto se suma, el juicioso mecanismo de la abogacía que se filtra entre los  intertextos dándole mayor veracidad al discurso ofrecido y porque Germán  Rodríguez Aquino aparte de ser un escritor de fuste, es también un exitoso  abogado litigante con una larga carrera en el derecho y en las aulas  universitarias.
        
        
        
        
            
        
                Cuatro preguntas a Germán Rodríguez Aquino
                
        
        1.-¿Siendo un abogado  litigante, qué relación le encuentras al derecho con la literatura?
          Ser un Abogado litigante ha sido una necesidad que se fue transformando  de a momentos en un cariño por hacer causa justa de mis defensas, aunque en no  todas se pueda ganar los pleitos judiciales, pero esto no significó ningún  conformismo. El Derecho me ha servido mucho como Escritor, pues me ha permitido  conocer muchos aspectos de la criminología, las diversas patologías clínicas  que han sembrado un arquetipo en mis personajes literarios, sobre todo en mis  dos novelas “UN CRIMEN DEMASIADO HUMANO” y “DEL ÉXTASIS A LA DESOLACIÓN”,  pudiendo calibrar un entorno de Novelas de suspenso o thrillers psicológicos,  que le han dado mucha vida a cada uno de los protagonistas y no tan  protagonistas de mi casi diario quehacer literario. El derecho es una carrera  amada por mi Padre, que Dios lo tenga en su Santa Gloria. Es querida por mí. La  aprendí a valorar después de muchos años, pues siempre quise ser un Periodista,  un Literato o una suerte de Guionista de Cine, y así viajar por el mundo. Creo  que aún tengo los sueños embetunados, y cada publicación que saco al mercado lo  hago con total pasión, poniendo el alma y la perseverancia en mi escritura, y  por supuesto, muchas lecturas de por medio. La literatura y el derecho son una  suerte de primos hermanos, porque te permiten abordar en la historia de las  sociedades, la psiquis de las personas y cómo se van desenvolviendo éstas según  las oportunidades y adversidades que se presentan a diario. Creo que la  literatura le da un vuelo especial al Derecho, al permitirle que abra un  abanico de posibilidades en torno a la elección de lo que uno desea para su  vida: la libertad o el encierro, el cometer un delito o controlar las emociones  para no caer en la criminalidad, de donde nadie está libre, y el poder  acercarnos un poco más a las vidas azarosas y un poco locas que detentamos, y  que no queremos que se trasluzcan en la realidad. Muchas veces ocultamos  nuestro verdadero ser, y mostramos dos caras o muchas más personalidades, como  si nos cubriéramos con un manto protector para que nadie nos haga daño.
        2.-Cómo es tu relación con  la poesía escribiendo novelas y habiendo publicado libros en ambos géneros
          Mi relación con la Poesía es maravillosa. Me ha permitido conseguir  muchísimos seguidores y lectores de diferentes partes del mundo, que aprecian  mi poesía de una forma increíble y hasta conmovedora. Recibir elogios o  lisonjas como: ¡Qué bárbaro! No sé cómo le haces para escribir así, mostrándote  una de las que más recuerdo, pues me quiebra y me acomoda el alma al mismo  tiempo. De alguna manera me pone feliz, y me sumerge en un apacible y bonito espacio  de tiempo. No podría equipararlo con ninguna cantidad de dinero, aunque bien  podría decirte que si viviese de mis Libros de Poemas, sería una razón  fantástica para seguir pernoctando en este mundo de prisas y locuras y  extravíos, y buscando el elixir de la vida eterna, pero como una forma de  mantenerme escribiendo por largo tiempo. No creo necesitar musas inspiradoras,  pues hay que trabajar cada verso, cada ritmo, cada palabra, y darle una forma  especial al poema, para que tome cuerpo, belleza, elegancia y un tanto de  espectacularidad… Es lo que caracteriza a los poemas que he escrito hasta el  momento. Comencé a los 14 años, con un Libro al cual llamé “Mixtura de  Sabores”, época a la cual llamo “mi edad de piedra poética”, pero ya con mi  Poemario inédito “DE LAS INTIMIDADES DEL ALMA Y OTROS POEMAS” obtuve dos  premios literarios importantes, denominados “Juegos Florales Universitarios”,  convocados por la Universidad Nacional del Centro de Huancayo y la Universidad  Nacional Federico Villarreal, en los años 1995 y 1998 respectivamente, lo cual  me dio confianza y fe para seguir en la confección cada vez más potente y  profunda de mi versar poético. Es por eso que entre los años 2013 a 2017,  procreé “PARA LOS SILENCIOS DEL CORAZÓN”, que me sigue dando muchas alegrías y  muchas amistades de diversos países, incluso de Poetas cuajados que reconocen  la calidad literaria de mis versos. No me ha sido muy difícil escribir novela y  poesía a la vez, publicando dos libros por cada género hasta el día de hoy,  desde que volví a la literatura en 2012, después de una grave crisis  sentimental, y de venir litigando unos 09 años sin descanso; siendo que me  ejercito constantemente en leer y escribir. Quizás lo que manifiesto aquí tenga  una connotación de egolatría de mi propia creación. Ello no es así. Sólo soy  realista con lo que transmito, con lo que me pasa, con lo que mis lectores  manifiestan sobre mi poética, y pareciera estar arrullándome por las lisonjas,  pisando tierra por cierto, muy fiel a mi franqueza.
        3.-¿Por qué escribir  novelas en tiempos de inmediatez donde la gente a las justas lee unos cuantos  párrafos del periódico y se dan por bien servidos con la literatura light, al  servicio del cliente, pocas páginas y cero profundidad?
          Escribo Novelas en estos tiempos de prisa, de apuro, de stress, de  ansiedad, y de todo tipo de circunstancias, más nocivas que tranquilizadoras,  pues es un género que me cautiva muchísimo, que me sale bien escribirlo, y que  si pongo mi pluma al servicio de decir algo, no es para que los demás “aprendan  o se lleven un consejo mío”, sino para que disfruten de la trama de una  historia bien contada, sin medias tintas, y con una buena técnica, conforme  vaya madurando como Escritor. Mi única pretensión es darle a cada una de mis  historias una vida real dentro de la propia ficción en la que se mueven, ser lo  más franco posible al internalizar en sus vidas, las de los personajes, claro  está, y sumergirme de lleno en transmitir con sencillez a mis lectores, una  buena dosis de creatividad, de sorpresa, de suspenso, de intriga, y donde  aflore también una crítica a la sociedad en la cual vivimos, la cual se viene  desangrando a pasos cada vez más agigantados. Esto último no lo planifico; se  va dando mientras voy construyendo la estructura de la novela. La crítica  contra la sociedad no es un recurso narrativo ni mucho menos para acompasar la  novela, o alargarla con más páginas. Sencillamente se me da la reflexión dentro  de unas cuantas páginas, en uno que otro capítulo del libro, y opino lo que  creo es válido. Con ello no manipulo a mis lectores, sino que puedo lograr que  se identifiquen con la realidad que a veces nos traspasa como un viento gélido  y nada caritativo. A veces también escribo en mi muro de Facebook, una que otra  historia “light” para recrear un poco las experiencias y anécdotas que se  suceden en el día a día de nuestro país, o sobre alguna noticia que nos  estremece o causa polémica. A quien quiera leerme, sólo le digo una cosa: “NO  QUEDARÁ INDIFERENTE ANTE LO QUE CUENTO”. 
        4.-¿En qué estás trabajando  ahora?
          Actualmente sigo laborando como Abogado Independiente, en temas de  naturaleza civil y administrativo, dando una que otra conferencia o charla en  temas relacionados al liderazgo motivacional y la comunicación eficaz,  combinando mis tiempos con las presentaciones de mis Libros en Universidades,  Colegios, Ferias de Libros en Lima o Provincias, en fin, a todo lugar al que  suelan invitarme, o me pidan que alguno de mis Libros sea parte de un “Plan  Lector”. Y si no me invitan, suelo colarme también... No se me hace bien el  pasar inadvertido. Me digo: Alguien tiene que darme una oportunidad, y ver que  le estoy entrando con fuerza a la escritura desde hace ya un buen tiempo; por  cierto, un oficio muy sacrificado, pero apasionante por donde se le mire. Siempre  he dicho que soy un Poeta que hago Novelas cuando tengo la necesidad de contar  algo que valga la pena. No soy un Novelista que hace Poesía. La Poesía nace  conmigo, con esa sensibilidad que me cubre enteramente, no sé si para bien o  para mal, pero la acepto, ya sea como un manto protector o como una mortaja del  infierno. Al final, las luces se dibujan en el firmamento cuando descubro que  lo que escribo termina por gustarme a mí mismo, requisito indispensable para  que los demás gusten de lo que hago. Y paso ya a retirarme, pues la entrevista  se me pone profunda, y enloquezco de emoción o me pongo ansioso o irritable.  Así somos los Poetas, locos e hiperactivos hasta los tuétanos. Un abrazo  Rodolfo.