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              Zurita | José Ángel Cuevas  | Autores | 
             
             
             
             
            
            
             
            
            
            
              JUSTICIA PARA ZURITA 
            Por 
              José Angel Cuevas 
            
            
          
            Cuando Zurita comenzó a publicar allá por los 70 y 80 
            y Valente le hizo una enorme crítica generó un negro 
            odio y resentimiento muy chileno. Recuerdo que me encontré 
            con un poeta de edad madura en la Alameda y le comenté alguno 
            pasajes de las Playas de Chile, las Pastorales ... etc. me contestó 
            "Bah...zurita". Después a otro poeta se le ocurrió 
            que Zurita había copiado a Bob Dylan y hablaba, hablaba de 
            su descubrimiento y todavía sigue (no lo vi más, pero 
            lo encontré hace unas semanas después de 20 años 
            y seguía con Bob Dylan) Otros decían "es un teatrero, 
            se quema la mejilla para llamar la atención, se corre la paja, 
            eso no es poesía"
            
            Todo eso yo lo entendía como una envidia y una rabia instintiva 
            desde las entrañas chilenas chaqueteras, poetas que no le llegaban 
            ni a la rodilla, que quizás ni se daban el trabajo de comprender, 
            que les hubiera gustado que no existiera un Zurita ni esa especie 
            de Divina Comedia medio a medio del horror de un país sin libertad, 
            miserable, descuartizado, un país en pleno infierno y en silencio. 
            
            
            Lo digo porque a mí me sucedió lo contrario cuando leí 
            Anteparaíso, sentí en lo más hondo de mi persona 
            un re-nacimiento de Chile, volví a ver como una sinfonía 
            de lugares, los amados desiertos (donde íbamos antes del 73, 
            donde se iba Rodrigo Lira a pensar, el Desierto de Atacama que vi 
            pasar en la noches a dedo sobre algún camión en la oscuridad 
            y lejanía de las salitreras, la maquinaria, los operarios) 
            encontré una altura, una trascendencia textual fabulosa. Y 
            me sacó de la depresión y la pena. Yo le dije a Zurita 
            hace poco ¿porqué esa magnificencia? ¿por qué 
            no la Piojera o una casa de masajes?, yo mismo me quedé pensando, 
            y me doy cuenta que hace falta ese "mesianismo" que dicen 
            algunos, le hace falta a un pueblo destrozado, ensangrentado, la magnitud 
            de la masacre nacional. Hace falta hablar COMO UN PADRE o UNA MADRE 
            , eso es lo que esperé de la Concertación, que levantara 
            al moribundo, le hablara a los padres de familia, le acariciara la 
            cabeza le dijera "sigue, cuida a tus hijos, ámalos, háblales, 
            ríeles". Que le hablara al pueblo y decirle " no 
            te olvides de ti mismo" canta, levanta la cabeza, sigue adelante, 
            barramos las cárceles, no caigas, deja la pasta, no te lumpenices" 
            En fin, eso esperé de los presidentes, no el arreglo, las páginas 
            sociales, el llevar una vida cínica, en presencia de un pueblo 
            callado y derrotado. 
            
            Encuentro que la poesía de Zurita cumple aquéllo. 
            
            Se podrá decir que la materialidad, lo concreto, un habla de 
            borracho bukoskiana, claro, está bien, yo mismo trabajo un 
            habla. ¡Pero qué importa!
            
            Zurita ha planeado, construido y cumplido su Proyecto, (Purgatorio, 
            Anteparaiso, La VidaNueva) desde la imposiblidad de ser comunidad 
            hasta la grandeza de la unión entre la muchedumbre y la persona, 
            los demás , los prójimos.
            
            No es un mundo lárico, ni una poesía de paso, con la 
            cháchara de clase alta, ni una pieza oscura. La poesía 
            de Zurita es verdaderamente Mayor, es la Construcción de un 
            Lugar. 
            
            Que exista es una honra. Pero el hiper ego de los poetas no les permite 
            soportar la grandeza de Otro. Esto Recuerda a de Rokha que vivió 
            y murió odiando a Neruda, a Gabriela que no volvió jamás 
            a Chile para que no la rebajaran, la ninguneran: "la gaby". 
            A Huidobro como hacía teatro con un teléfono que decía 
            que era de Hitler, cuando volvió de la 2° Guerra.
            
            En fin creo que es de justicia decir todo esto, pese a quien pese. 
            O criticar a Zurita si así me parece. 
            Y por ello no me siento rebajado.