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Raúl Zurita: "Necesito la rudeza de la prosa"
Reedita su única novela, "El día más blanco"
Por Roberto Careaga C.
El Mercurio, Jueves 28 de mayo de 2015
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A inicios de los 90, Raúl Zurita llegó a Editorial Universitaria con un manuscrito voluminoso. Demasiado: le dijeron que era tan grande que tendría que publicarlo en dos o tres tomos. Prefirió cortar y que "La vida nueva" (1994) saliera en un único tomo. Hoy está arrepentido. Cree haber "cercenado el mejor poema del libro". Ahora los originales están en manos del arquitecto Carlos Alberto Cruz, quien los compró, y ahí permanece inédito un aliento narrativo al que el poeta dio rienda suelta. Un aliento que llevó al extremo en su novela "El día más blanco", que ahora se reedita.
Publicada en 1999, para el poeta la novela fue una especie de ensayo de lo que después sería "Zurita" (2012), ese libro autobiográfico de 700 páginas, en que los versos son arrinconados por la prosa. El premio Nacional de Literatura 2000 decidió darle hoy una nueva vida a "El día más blanco", después de que un par de personas lo valoraran. En su momento, el libro pasó prácticamente inadvertido; se perdió en días en que la Nueva Narrativa cedía terreno ante el arribo de Roberto Bolaño a la escena.
"Sufrió una especie de ley del hielo que me sorprendió, porque me di cuenta de que no era bienvenido en el mundo de los narradores de esos tiempos, y algunos eran amigos que sentía cercanos, ninguno me dijo una sola palabra. Y lo leyeron, claro que lo leyeron. Pero era simple, un librito de 140 páginas que desnudaba toda la ingenuidad de lo que ellos hacían", cuenta Zurita. "¿Qué quedó de ellos? 'La ciudad anterior', de Gonzalo Contreras, ¿qué más? No resistieron un segundo al huracán que los esperaba a la vuelta de la esquina", agrega.
"El día más blanco" es un relato autobiográfico en que el poeta reconstruye su infancia, pero también el violento quiebre de la inocencia al calor del golpe de 1973. Intenso y luminoso, los hechos reales están pasados por el tamiz de una memoria poética que esquiva el relato lineal. "Para mí se trata de mostrar la estructura, desnudar lo ficticio de la ficción como se puso de moda en los 50-60, pero a la vez que eso haga aún más emotivo el relato, más elocuente la trama", cuenta. "La escribí porque había cosas que me atormentaban, pero me di cuenta que escribirlo no era ningún alivio", agrega.
Y así, como esa vez prefirió escribir una narración, ahora está en lo mismo. "No estoy escribiendo poemas. No he tenido ganas. Necesito la rudeza de la prosa", dice, y cuenta que está trabajando en otro relato. Lo llama "Poema", y en él explorará el período entre 1979 y 1983, cuando junto a Diamela Eltit, Lotty Rossenfeld, Juan Castillo y Fernando Balcells dieron vida al Colectivo de Acciones de Arte (CADA). Aunque con los años el grupo se ha convertido en un hito de las artes visuales chilenas, para el poeta también está rodeado de dolor.
"Éramos unos tipos llenos de miedo y belleza, soñando con cuestiones increíbles en medio de la dictadura. Es un libro jodido. No es para nada celebratorio", dice. Y agrega: "Para mí no tiene sentido si no llegas al fondo, haciéndote trizas, porque es la única posibilidad de entender por qué he sufrido, por qué hemos sufrido tanto. A mi edad eso es importante, entender. Todo lo que se dice sucedió, los nombres, los personajes, las calles y a la vez o, solo sucede en la ferocidad de la escritura, y es -tiene que serlo- lo mejor que he escrito en mi vida, porque si no lo es ¿para qué escribirlo? Quiero que suene como un largo solo de batería".
Como "El día más blanco" o "Zurita", "Poema" será otra pieza autobiográfica porque para el poeta no hay más que eso: "Mi vida es mi material. No porque yo piense que es especial, nada de eso. Mi experiencia es mi base. Si uno puede llegar al fondo de sí mismo, sin autocompasión y sin falsa solidaridad, lo más posible que toque el fondo de la humanidad entera. Todos no somos mucho más que distintas metáforas de lo mismo", concluye.