SU ROTA NOCHE
Él ya estaba por correrse y yo me monté encima
y de golpe el resplandor rojo de la aurora
entrando por la ventana me inundó los ojos
cegándome y entonces yo le dije espérame y nos
corremos juntos y él deteniéndose me preguntó y
si te hago ahora un hijo ¿qué sería? y yo le dije
por favor no pares ahora y él me respondió es
que me lo pregunto y yo le dije puedes correrte si
quieres y él alcanzó todavía a preguntarme una
vez más y después se vino muy rápido y
entonces yo le dije no me importa que esta vez
te hayas corrido solo y él saliéndose murmuró sería
mi sobrino y yo le repliqué fue sólo un sueño y él
me respondió siempre sueño lo mismo y yo le
repuse no te hagas mala sangre y él me preguntó
qué harías y yo le dije mejor sales y te fumas un
cigarro y él sentándose en la cama me dijo sabes
bien hermana que ya no fumo.
Queridos parientes, querida y lejana humanidad:
la cara de mi hermano se borraba en el contraluz.
Más allá, mucho más allá, la luz de otros soles
despuntaba sobre las estepas de planetas
desconocidos y seguramente algo de su palidez
alcanzaba también a teñir este remoto amanecer,
la pieza donde dos niños dormían, el detalle de un
sueño de amor flotando en la inmensa noche rota.
SU ROTA AURORA
Freno. Adelante la gigantesca aurora se alza sobre
las ruinas de una ciudad completamente arrasada,
Dresde, y en el fondo se ven las rompientes. Me
extraña ver el mar desde esta carretera porque sé
que está a cientos de kilómetros, pero hace días es
siempre lo mismo; un amanecer, una ciudad
bombardeada y más allá las rompientes. Unos días
atrás el History Channel pasó un documental de los
bombardeos y me imagino que por eso estoy
soñando con Dresde. Las bombas cayendo
asemejaban barras de rouge. Ahora el púrpura del
amanecer avanza contra el azul de la noche y el
estallido de los infinitos colores contrasta con el
blanco y negro de los edificios triturados. Es
entonces cuando escucho su voz diciéndome que
no lo busque más entre esos escombros. Raúl, le
digo, ¿por qué me pides que no te busque? ¿por
qué me pides que no te sueñe? Pero sé que nunca
me responderá. Grito. Alcanzo aún a sentir el
murmullo de millones de hombres bajándose de
sus automóviles y luego las manos que me toman
remeciéndome. Entiendo entonces por qué se
veían las rompientes y al instante lo olvido. Me
despierto. Al otro lado del mar, como si algo muy
hondo se hubiera roto, la carretera se alargaba
perdiéndose bajo el rojo destrozado de la aurora.
SU ROTO AMANECER
Alzo los ojos desde la playa y el perfil amoratado
de los cerros se me abalanza en la creciente luz del
amanecer. Como si viniesen de muy lejos recuerdo
fragmentos de la noche anterior (Valparaíso, una
borrachera de estudiantes y luego una pelea, unas
carreras frenéticas y de golpe, estallando en la
oscuridad, el sonido estridente del mar, inmediato,
definitivo, agudo como un chillido). Me sacudo la
arena y empiezo a caminar desde esa vida. La playa
se hunde en el pavimento del andén y siento el
suave tironeo de la mano de mamá mientras el tren
entra. Minutos atrás, su kimono había destellado al
salir del enjambre de pequeñas casas de madera y
al frente, la cúpula de concreto sobre la torre del
edificio de exposiciones se abría como un enorme
hongo. Un poco más abajo las dos plataformas del
puente Aioi se cortan formando una T que une
orillas del río y la península que se dibuja al medio.
Cruzamos el puente y llegamos a la estación. Ha
aclarado. Mi padre baja del vagón y su silueta
acercándose por el andén me inspira reverencia y
temor. Pequeña Yazuhiko, me dice saludándome, y
yo inclino la cabeza bajando los ojos. El pavimento
del andén se desintegra bajo el fulgor de infinitos
soles y atrás emerge la playa. Un compañero me
está gritando que lo espere. La mañana se rompe.
Hiroshima ha desaparecido de la faz de la tierra.
FLOTAS AL AMANECER / OP 11
Escribas
Todo el Pacífico subía remontando el horizonte y los
escribas maldecían
Mostrando las infinitas líneas de sus rompientes cubrir
por completo el cielo blancas mientras los escribas
rasgaban vestiduras apuntándome
Está dicho que los mares permanecerán abrazados con
la tierra lo oíste bien mierda me gritaban y yo como
quien oye llover amigos Esto sucedió en el año 2000
de Nuestra Era
Pero lo más duro pasó en un país chileno: los escribas
habían heredado la tierra y las cárceles rebalsaban de
tipos que hicieron volar el mar sobre las cumbres de
los Andes Entonces le dije: Presidente ¿hasta cuándo
permitirás que tu pueblo sufra? Aún era de mañana
y el lanzazo en el costado me sorprendió Adelante
las rompientes destellaban espumeando en las alturas
FLOTAS AL AMANECER/ OP 11
Charlton Heston
Como divisiones marchando una tras otra surcaban el cielo las rompientes
Rayándolo entero con las albas líneas de sus espumas
mientras de abajo las miraban filmándolas incesantes
mostrando el mar rojo de las alturas
Barriendo las inmensas radas de la mañana las costas
donde miles y miles de torturados iban como extras
desmembrados irredentos esperando que Charlton
Heston abriera el mar
Les filmaré los 10 mandamientos y allí verán el soplo
abriendo el mar les grita Dios a los extras chilenos
dándoles el papel de acantilados de los Andes Pero
que no es el facho de Heston preguntan los torturados
viendo abrirse las suspendidas rompientes y sobre
ellas los ojos de agua de Dios inmensos desnudos
vacíos espejeando las ciudades de agua del nuevo día
FLOTAS AL AMANECER/ OP 12
Estadio Nacional
Empapado chorreante de agua el Estadio Nacional iba
emergiendo en la resaca
Con la voz de Los Prisioneros cantando Por qué no se van
del país y chicos amarrados en los camarines con las
manos en la nuca coreando de lejos esas canciones
Mientras el amanecer se alzaba mostrando las graderías y
en el fondo la cancha de fútbol entera cubierta de mar y
era como un cielo de púas las olas blancas cubriendo de
espumas los roqueríos
Cuando arrojados desde los estadios chilenos alcanzamos
a ver los roqueríos y luego el vacío infinito del mar Es
que los chicos nunca regresaron: tocan Los Prisioneros
y es el dios que no regresa el dios que no viene el dios
que no vuelve soplándonos como sopla el alba muerta
como sopla el amor muerto como sopla la mañana
muerta frente a los despojos todavía azules de la noche
FLOTAS AL AMANECER/ OP 13
World War II
Nubladas como largos borrones en el cielo se abrían
las escombradas playas chilenas
Frente a las escuadras de la loca WW II con infinidades
de jeringas tiradas en el suelo empapado y condones y
guitarras rotas en los fregaderos
Y más atrás los estadios con prisioneros con las manos
en la nuca tirados en las gradas y caras a pedazos como
destripada flores rojas de bruces perdiéndose entre las
rompientes
Mi amiga le preguntó entonces a uno de la WW II por
las bajas y él agarrándole el trasero le dijo "nada como
bajarte a ti" y ella "no me has respondido cabrón" y él
"yo no estuve allí" y ella "¿cómo?" y él "yo soy una
baja chilena" Atravesando el cielo las nubladas playas
se tendían sobre Chile mientras más acá miles de figuras
de humo se pinchaban y pulsaban canciones regresando
FLOTAS AL AMANECER/ OP 14
Llamadme Ismael
Oí entonces a los témpanos que me preguntaban cómo
te llamas y yo les dije llamadme Ismael
Y estaban las flotas del Pacífico sur y otros paquebotes
recordando viejos tiempos y yo les repetí mi nombre y
saqué los dados
Después la conversación tomó otros rumbos todavía
no aclaraba y los témpanos flotaban en la noche como
ballenas blancas
Y fue una rara conversación le dije a Jehová al final de
mi reporte y Él me repuso "estarías como cuba" y yo
"no había tomado" y Él "cómo te llamas" y luego gritó
"arderán los glaciares y se incendiarán los témpanos si
mi pueblo se olvida de mí" Sobre el cielo infinitos
témpanos en llamas izaban el nuevo amanecer Puede
llamarme Ismael si quiere le respondí despidiéndome
FLOTAS AL AMANECER/ OP 15
................................................................................................. A Oriana
................................................................................................ y la bandera de Norteamérica
Y estaba el paño con las 50 estrellas caídas y atrás el sol
rojo del amanecer
Iluminando las derruidas unidades de la flota americana
ahora arrumbadas a un lado de la carretera y turistas del
2000 mirándolas
Señalando los enormes boquerones que infinidades de
siglos antes esa misma flota le había abierto al cielo
bombardeándolo para luego girar sobre los escombros
de los Andes
Cuando los forados del cielo mostraron la costa chilena
sobre las montañas y después el casco del portaviones
insignia tirado en la carretera Pero es que siempre nos
fue un país hostil el cielo: les decía el almirante a los
escribas chilenos mirando la escuadra desaparecer tras
las nevadas olas remota lejana como las franjas de
una deshilachada bandera hundiéndose entre sus estrellas
FLOTAS AL AMANECER/ OP 16
Corroídas carcasas
Entonces se vieron las flotas norteamericana y japonesa
torpedeadas emergiendo entre las nubes
Regresando juntas de las últimas batallas del Pacífico
con las insignias del sol naciente y estrellas USA aún
grabadas en las corroídas carcasas
Con muchachos con pecas y nipones congelados en las
cubiertas y adelante los largos murallones de la costa
Chile 1973 totalmente cubiertas con fotos de Pinochet
inmensas colgando frente al mar
¿Pero quién mierda es? Se preguntan ahora portaviones
y ángeles pasando frente a esos gigantescos retratos y
es sólo un largo sueño donde sabes 1: que te mataron
2: que te levantas 3: que acabas de mirar las últimas
flotas estriadas de nubes y de cielo cruzarse frente a la
mazmorra chilena brumosas nevadas ilusorias
hundiéndose tras las infinitas rompientes del amanecer
...................... Del poema "Flotas al amanecer" , inédito.