Ni bitácora de viaje, ni diario íntimo, tampoco álbum de toda especie de poemas, Paraná -tercer libro de Sebastián Astorga- se nutre de cada uno de estos géneros para trazar su travesía. Los vericuetos que recorre se conforman por el entrecruce de dos paisajes; el selvático, por un lado, y el santiaguino-hogareño, por otro, y que por la vorágine calma con que están descritos, terminan confundiéndose el uno con el otro: “Las cañerías son profundas amazonas/ Las ventanas el cielo mismo/ Las escaleras bosques diagonales/ El cielo es el fruto de un volcán/ Un avión no es más que un pájaro”.
Paraná está compuesto por una serie de textos sin título -salvo el penúltimo, llamado Luvina-, que alternan entre prosa y verso, lo que favorece a generar esa fluidez que atraviesa sus páginas. Pero hay que tener cuidado de este flujo, puesto que nos podría llevar a creer que estos fueron escritos de manera despreocupada respecto con el lenguaje. Pero al volver a revisarlos nos percataremos de la particular relación que se establece con la palabras: la de un desparpajo prolijo. Por este tono aparentemente suelto, uno imaginaría que el impulso escritural de Paraná se rige por el deseo de volcar toda la vida al papel, no obstante, nos encontraremos con una mirada minuciosa que solo selecciona ciertas hebras de luz, algunas paradas o respiros de ese viaje incesante: “Cada año nos proponemos conquistar América/ en una liebre llena de instrumentos/ pistolas cañas de pescar tabacos mapas/ Sombreros hamacas botellas libros// El plano nos espera pegado en la cocina/ día a día nos ve alimentarnos y lavar los platos”. Así, nos invita a una épica sin estridencia, que nos enseña a cómo mantenernos viajando en la quietud del cotidiano, al maravillarnos con esas zonas enrarecidas, y solo posibles, en el lenguaje: “En la próxima minga instalaremos/ esta casa en las orillas/ de alguna playa tropical.” o “Un maletín/ atraviesa a un hombre en la calle// Un teléfono/ sostiene una cabeza// Una mochila/ como en las olimpiadas del 84/ moviliza a un joven por el aire.” son algunos ejemplos.
Una mezcla de todo esto -y otras dimensiones que aquí no alcanzo a esbozar- cautivan de Paraná e incitan a releerlo. En una de estas relecturas ocurrió algo misterioso: apareció un libro más largo, casi interminable, y que sus ochentaitantas páginas se expandían como un río. Atrae esa sensación de tranquilidad que deja su lectura y que dibujan una ligera sonrisa de complicidad, a la vida despojada de trascendencias.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com "Paraná" de Sebastián Astorga
Cuneta, 2015. 82 páginas
Por Cristian Foerster Montecino
Publicado en http://www.revistalecturas.cl/