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Santiago Azar, poeta:
"La poesía es un acto de inteligencia y no sólo de corazón"
Por Luis Herrera
Pedagogía Lengua Castellana y Comunicación, UCM.
Publicado en Diario El Centro. Domingo 29 de mayo de 2016
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El poeta Santiago Azar , pseudónimo del abogado Daniel López, ha cultivado una prolífica y cuidada trayectoria literaria que lo ha instalado en múltiples antologías, premios y traducido a varios idiomas. Residente en Talca hace años, ha publicado “El pez inquieto” (1997), “Canto a la colorina y otros poemas” (2000), “Inventario solemne” (2004) y el magistral y alabado “El imperio de la inocencia” (2013). Amante de las motos, la Unión Española y la docencia, propone un lenguaje cercano y sublime en lo cotidiano, siempre con un halo de “saudade”, pero con brillo y humor.
— ¿Qué motivación fue primero, las leyes o la poesía? ¿Cómo dialogan entre sí? Partiendo de la base que un lenguaje es preciso y denotativo y el otro, mágico y connotativo.
— “La poesía es un respirar, es esencia. Es la posibilidad de asistir a mi funeral y mirarlo desde afuera, como un gusano sonriente.
La abogacía siempre fue un instrumento para poder escribir tranquilo, sin mirar la cara de nadie ni deberle nada al pasado ni al futuro, sólo a mi propia conciencia.
En ese contexto el único camino que poesía elegir en la abogacía era el ejercicio “libre”, donde mi escritorio fuere la casa de sueños sin invitados no queridos. Pasados los años, el Derecho también me ha regalado caminos y su lengua pura y seca que en la poesía la he ocupado de instrumento para despeinarla y sacarle esa corbata que ahora la verdadera expresión de los Ser humanos. Soy profesor universitario de Derecho hace diez años y el aula me ha permitido concordar los diversos caminos y los sueños de las generaciones venideras. Eso agradezco sin par. En definitiva, he tenido puentes entre ambas lenguas y te diría que a esta altura, son absolutamente capaces de tutearse”.
— Considerando tu perspectiva particular, después de todo lo recorrido, ¿cuáles han sido tus referentes históricos y actuales en la poesía y la literatura?
— “Hace unos días, en una presentación a la que me invitaron en un Colegio de Parral se me preguntaba lo mismo. No tengo otra respuesta: “Las Flores del Mal “de Baudelaire debiera ser un libro obligatorio de lectura en Enseñanza Media. Debiera de haber una “Semana Santa”, con unos tres días al año, para analizar este pedazo de universo que el francés maldito nos regaló la humanidad. De ahí cada cual debería tener su vía crucis. No hay otro libro que ilustre de mejor manera, qué es la poesía moderna colgando de ese romanticismo oscuro, lleno de nieblas y lámparas apagándose y naciendo las llamas, las hogueras de lo que será la poesía hasta nuestros días. Baudelaire, es comulgar con la religión de la nueva poesía. Y sigo cruzando el océano y leo a Poe y tirito y me vuelvo a asombrar por as mismas oscuridades y ese cuervo, que a veces, veo en mi ventana. Cruzo otra vez el océano y leo a Maiakovski, el más eterno de los poetas del futuro, como que siempre su palabra rusa es más universal que el pan de la palabra y sus espadas se hacen cada vez más vigentes. Salto otra vez y me envuelve el africano total de Leopold Sédar Senghor, con sus cocodrilos, ríos y tribus al ritmo del candombe encontré una tarde en Buenos Aires y de ahí mi vida fue feliz para siempre. Y qué decir de Dylan Thomas, a quien tengo en mi velador y cada ciertos días lo envuelvo a leer para soñar con el infinito.
En Latinoamérica sigo sonriendo con las palabrillas apresuradas y gigantes de Gelman, de Cardenal y de Roque Dalton. En Chile ya es hora, ya es tiempo que Lihn sea la luz completa de la pieza oscura en que se ha vuelto este pedazo de territorio, aunque tantas veces sigo gastando mis codos en todos los mesones junto a Jorge Teiller. Son tantos los nombres que suelo ser talentoso en mi torpeza para lograr dar un collage de mis lecturas. Tómese esto con un breve consejo, una receta para sobrevivir a la mala poesía”.
— En la crisis política y social (supuestamente solo) actual (ya que solo ha cambiado de formas), ¿Cuánta claridad podría entregar la poesía para esta resolución? Es decir ¿Cuánta falta nos hace más perspectiva poética y realmente hacerle honor a eso de “tierra de poetas” (y no de corruptos y abusivos)?
— “La poesía es una de las pocas armas cargadas que quedan para armar la revolución. Es el único cuchillo transversal que permite desenmascarar los enemigos cotidianos de los ciudadanos. En veinte años más, tal vez no estaremos nosotros, pero si quedará una palabra, un conjunto de versos que serán recogidos por su usuario quién podrá sostener el cielo con un poema escrito a media luz. La poesía debe seguir siendo una bufonada en medio de los minutos oscuros. La poesía es un acto de inteligencia y no solo de corazón. Las corazonadas muchas veces traicionan. Yo creo firmemente en la conciencia y la poesía sigue siendo arte puro, tal vez el más puro de todos, en el que basta una hoja y un papel para pasar el filtro de la historia y la confesión de la palabra que es la gota que nos permite mantenernos apegados al sentido de humanidad perdurable. La pureza de la poesía es sin duda, ese río que tiene Chile y que permite que el país Flote en su pequeño bote de moral que le queda!”.
— Conociendo que tienes intereses en otras dimensiones (U. Española, las motos, viajes) y no te quedas mal atrapado en la bohemia poética y, por otro lado, conociendo que tu poesía sabe rescatar el lenguaje cotidiano, pero no solo desde lo popular , sino también desde lo sublime de la simpleza, ¿es lo cotidiano que ves con los ojos de poeta o la poesía, con ojos “cotidianos”?
—“Cuando asumes que el poeta es un ser ordinario que muchas veces abre la ventana para fotografiar el mundo extraordinario, pues entonces, puede que yo asuma que voy por el camino correcto. Lo cotidiano, el mundo de las pequeñas hormigas y las garrapatas me hace cada día de nuevos amigos. No hay objetos que no puedan ser objeto y causa “poetizable”. Si puedes cantar a tus actrices porno de adolescencia, también lo puedes hacer al boxeador del barrio que ganó su primera pelea o a ese futbolista miserable que dio la vida por su club de siempre. La poesía necesita amateurismo y esa pizca tremenda de profesionalismo que la hace una mezcla contundente, como un gran borgoña de mi abuela en las tardes de verano. Quien crea que el poeta debe seguir siendo ese animal que carga con los dramas de la humanidad y por el que merece ser crucificado, está en la navegación de un océano sin puertos, sin receptores claros más que su propio aplauso trasnochado. El poeta debe volver a sonreír, debe dejar de ser un llorón bajo el claro de la luna y bajo los puentes del crepúsculo. ¡Pero si parra ya lo dijo hace más de sesenta años!”.
NUEVO TRABAJO
— ¿Hacia dónde apunta tu nuevo trabajo?
— “Acabo de terminar mi quinto libro de poemas que espero esté en la calle en el segundo semestre y traiga tan buenos retornos como fue mi cuarto hijo “El Imperio de la Inocencia “ o más conocido como “El amarillo”, a quien he encontrado en los puntos más recónditos de mi país , en las librerías públicas y en las ferias de todo Chile. También me encuentro trabajando en un diario viaje de mis peripecias en motocicleta por Sudamérica que espero podamos sacar a la luz en el futuro cercano. Hay muchas ideas y proyectos para el futuro. Mucha escritura tirada sobre el mapa de mi vergüenza”.
—¿Vives el proceso de escritura desde la disciplina o desde el enigma de la inspiración casual?
—“Soy un curioso y un cachuchero total del proceso creativo. En Chile, , salvo algunos intentos casi matemáticos y muy disciplinado de Miguel Arteche, el tema se encuentra muy a la deriva.
Hay muy poca teoría sobre él y todo se basta a recónditas lecturas de Huidobro o algunas páginas de “Ars Poéticas” repartidas por casi todos los libros de poesía. Yo tengo un proceso creativo asumido, absolutamente consciente. Situado a un espacio físico que es mi escritorio en mi oficina, donde normalmente escribo por las mañanas, aprovechando la sombra de un sol que veo nacer desde el oriente. Nada del relámpago inspirativo de Lorca y mucho más el proceso inteligente en que conoces perfectamente tus golpes al mentón, pero también dónde flaquea tu guardia y donde la palabra tantas veces se te traba y no avanza. Menos recurrir a humos o pelusas ajenas para motivarme. Yo escribo con los 15 sentidos alerta. Otra cosa es publicar. Cuesta decir “no”. Cuesta dejar jugadores en la banca de suplentes, materiales para otra horneada, pero hay que tener un mínimo de rigor porque el que leerá tus creaciones.
Antes era dificultoso publicar y las ansias eran incontenibles. Hoy es muy fácil hacerlo y las barreras de la vergüenza se van debilitando hasta no existir”.
—De todos tus libros de poemas, ¿en cuál está más presente Santiago Azar (pseudónimo) y en cuál Daniel López (nombre real)?
— “Hay tantas veces que Daniel López se busca en Santiago Azar que termina siendo un travesti en sus propias palabras. Hablar en tercera persona me recuerda a Carlos Caszely. Yo creo que soy uno con varias versiones, pero siempre es Azar el que, finalmente, firma. No hay Libro mío, en que no estén los dos tomados de la mano como hermanos que saben cuál es su disfraz, pero que al momento del abordaje, ambos van a la batalla”.
—Por último, si tuvieras que empoderar a alguien para dedicarse a la poesía? Que frase le dirías?
—“No hay un camino más cercano hacia la libertad que escribir. El resto es yapa”
—Y por el contrario, ¿Si lo tuvieras que disuadir?
—“Escribir, parafraseando a Gelman, es cagarse la vida”.