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Presentación: "Imperio de la Inocencia"
Por Carolina González
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Hace unos años, en el tiempo en que el puelche me invitó a vivir a sus dominios para que nos conociéramos, para que yo le explicara que era la chuzca y él me enseñara qué era la lluvia, descubrí vagando en una cafetería y bajo un avellano, una revista de corte literario.
Ávidamente la leí, a esas alturas y con tanta lluvia, tenía sequía de letras nuevas, entonces apareció una serie de nombres desconocidos. Llegando a casa me lancé a la búsqueda de aquellos que habían dejado sus palabras entre las hojas, con un par de ellos logré conversar, uno de ellos, está aquí, Santiago.
La primera pregunta que le hice fue si su apellido era Azar, tengo que decir que no recibí respuesta hasta el día que me invitaba al mismo patio donde descubrí su nombre, a la presentación en Sociedad de este IMPERIO DE LA INOCENCIA.
Ese día supe que, ese muchachito al que yo llamaba Santiago, no era un muchachito, era extremadamente alto (o yo muy bajita) y que su nombre era Daniel y que no, su apellido no era Azar…en realidad si lo es, cuando escribe, él es Santiago Azar, el otro es un abogado al que me encontré muchas veces corriendo o pegado al celular y trabajando por las calles de Talca. Santiago es el que está aquí, el poeta, el que lee calmo sus versos. Puedo deducir por qué se hace llamar Santiago, pero aún no deduzco el Azar, aunque agradezco al azar que pudiera conocerlo.
“El Pez Inquieto” es otro de sus libros, uno que me costó conseguir, tengo que decir que por leer ese libro es que me entró la curiosidad de seguir leyéndolo.
Santiago es un hombre franco al escribir, un vocabulario maravilloso y nutrido, sin mucha palabrería rebuscada, algo que disfruto, pues la poesía fluye entre las páginas, entre mis dedos y hace fiesta en los sentidos. La siento y la entiendo a la primera, sin segundas lecturas. Salvo que busques esas segundas lecturas…Si las buscas, aparecen, segundas, terceras…MAGIA!
Conozco de su boca las razones para llamar EL IMPERIO DE LA INOCENCIA a esta creación suya, no voy a narrárselas, quiero que tengan el mismo privilegio que yo, quizá al escuchar o leer sus versos, lo comprendan mucho mejor.
El libro que presentamos hoy, está dividido en cuatro partes: Para servirse y llevar, Para este oficio y mis espejos, Collage de mis muertos y Pornstar y otras chiquillas. Secciones apartes que se complementan perfectamente, es ver crecer a física y emocionalmente a un hombre.
Es curioso, al leer este libro que comienza con “Para servirse y llevar”, que el segundo poema se titule como el libro, más curioso es que el primero se llame PIFIAS Y APLAUSOS, es como si Santiago nos invitara a un íntimo espectáculo, con entrada de estrella. Es en el segundo poema que espero que leas, en que comprendo donde la inocencia deja de ser tal. El punto en que cito “el padre de Ariel en una madrugada sofocante /lo sacaron a patadas desde su casa y lo subieron a un auto/sin saber más de su humano paradero”,
Porque a muchos de aquí presentes, les hará meya esos versos, quizá porque a la misma edad o un poco mayor, les quitaron, del mismo modo, la poca inocencia.
“Padre” y “Tres poemas para Lucas” me llegaron al alma, a esta alma de madre, ver en las palabras del padre amor, de tu padre y él en ti como padre.
La segunda parte, “Para este oficio y mis espejos”, es breve en títulos, pero no en ideas. Plantea este oficio de escritor, con fuerza, amor, explicándolo y complicándolo, desgranando a este otro tú, dejando claro en “Paréntesis” y “Universo”, cual es el camino y destino de tus letras.
“Collage de mis muertos” le sigue. La muerte como comienzo o final, tan parte de nuestra propia existencia… “El cura y su bicicleta”, que les dedicas a Pierre Dubois, es un homenaje sencillo y sentido a un hombre que dedicó su vida a Dios trabajando por la libertad de los hombres y, queriendo como él y te cito: “Tener la valentía de tus palabras/y por primera vez/visualizar el rostro de Cristo/en las poblaciones”.
“Dignidad”, poema que aclara que la dignidad tiene nombre, en este caso la de una mujer luchadora y también podría tener apellido, añadiendo a las muchas otras Gladys luchadoras y rebeldes.
Tengo que admitir, que al tener el libro en mis manos, leí el índice y me fui al final: “Pornstars y otras chiquillas”. Porque soy mujer, curiosa y quizá hasta morbosa, porque las muchachas somos criadas de otro modo y -un o una pornstar- no nos alienta en la juventud. Soy una fiel creyente que toda mujer tiene una pornstar o vedette en el alma, que muchas, quizá la gran mayoría, se ha visualizado. Yo no conocía a esos seres inspiradores tuyos aparecidas “desde un viejo armario” y me puse a buscar quienes eran, para ponerle rostro a tus versos. Una investigación bastante gráfica, que me logró sonrojar un poco y leer, la última parte de tu libro, con una leve sonrisa de “mmmm te entiendo”.
Gracias Santiago por tu visita a mi amada ciudad, por compartir el tiempo a de tus vacaciones y tu familia con nosotros, por tu buena voluntad.
