Tomás Tranströmer, Premio Nobel de Literatura 2011
El emotivo testimonio del poeta chileno Sergio Badilla
Artes y Letras de El Mercurio, Domingo 9 de Octubre de 2011
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Fue a través de la escritora Sun Axelsson, quien en la década de los sesenta estuvo vinculada sentimentalmente a Nicanor Parra, que conocí, el año 1982, a Tomas Tranströmer, en una lectura a la que fuimos invitados por el Pen Club sueco, en la sala pequeña del teatro del Drama de Estocolmo. Al saber que yo era chileno me hizo un comentario inmediato, sobre la importancia mundial de Neruda y de inmediato comenzó a recitar parte del poema, Walking Around, de Residencia en la Tierra, en sueco. Me sorprendió esa referencia tan cercana y emotiva y su serena humildad para reconocer la admiración que sentía por nuestro poeta nacional. Yo ya conocía varios de sus poemas, algunos de ellos traducidos al español por Francisco Uriz , entre ellos, su famoso poema: "Nocturno".
Después de la lectura volvimos a intercambiar algunas palabras y entonces le dije que me interesaba traducir algunos de sus libros. A Tranströmer, en ese momento, no le interesó tanto mi propuesta, en sí, pero en todo caso me invitó a que fuera a visitarlo a la ciudad de Västerås, donde residía en la década de los 80 en el barrio de Viksäng
De allí en adelante surgió una relación esporádica y fructuosa entre ambos, porque comencé a trabajar en sus textos, que me parecieron cada vez más luminosos, a pesar de la melancolía que encierran sus imágenes. Solía ocurrir que cuando él venía a Estocolmo, nos encontrábamos, en el Café Tranan, o en el restaurante de la Radio Suecia, junto a Willy Granqvist, otro poeta sueco, de una generación más joven que la del cincuenta a la que pertenece Tranströmer. Las conversaciones eran pausadas y cargadas de silencios interminables, porque mis contertulios gustaban de la plática lenta que incorpora el escaso ruido ambiental y los espacios de silencio al contexto formal de la convivencia.
"El tañido de las campanas de la iglesia se remontó a los cuatro vientos a través del favor dócil de las velas. Surgió de atrás de un silencio más enérgico en la tierra y los pasos a aquietar a un árbol, a unos pasos a aquietar a un árbol ".
En uno de estos encuentros le pregunté si le gustaría ganar el Nobel, como ocurre con todos los poetas de obra contundente, que ya tienen una cantidad de universidades del mundo, fundamentalmente norteamericanas y británicas que clamaban por su coronación, como era su caso, ya en los años ochenta. Su respuesta fue más rápida que su acostumbrada flema: "No, yo escribo porque hay tanto detalle singular en la realidad que no puedo evitarlo y no espero que me premien por ser un curioso de la vida".
Hace tres años, cuando lo visité en su actual morada, un departamento, ubicado en el cuarto piso, de la calle Stigbergsgatan 32 A del barrio sur de Estocolmo, muy cerca de donde yo viví antes, en mi ya lejana "Pelícana", me miró largamente, entonces, con su mirada taciturna y luego con un gesto parsimonioso esbozó una tenue sonrisa y alargó su brazo izquierdo para estrecharme la mano y balbuceó una sola palabra: " bra " (bien, en sueco).