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Ok. Atacama de Sergio Badilla Castillo
“OK Atacama” (poesía) 118 páginas  Publicado en agosto de 2010 por Editorial Pentagrama. Santiago de Chile

LA REFUNDACIÓN DEL LENGUAJE POETICO

Por Cristián Vila Riquelme

El poeta Badilla escribe y reescribe la historia del mundo, pero no como lenguaje sobre el mundo sino que desde el lenguaje del mundo. Esto es, las historias se imbrican, se recomponen, se (re)inventan, se citan, para (re)componer una historia humana, demasiado humana, tal vez, que se trata de reconocer en ella misma como el arco a la flecha. Una especie de Odisea en registro barroco (¿Cómo el Ulises de Joyce?) o la Guerra Civil Española en registro de Star Wars… Y no estoy exagerando o ironizando. Badilla se las trae con eso del “transrealismo” para decir lo que debe decir como si fuese de perfil o efímeramente, si acaso, o sencillamente, en la re-presentación del delirio (si es que este fuera siquiera posible de ser re-presentado). En ese sentido, la historia humana es siempre delirante… era que no. Todos aquellos (entre los que me incluyo) que creyeron en una historia lineal y que iba siempre hacia lo mejor (absolutamente al interior del lenguaje sobre el mundo), se dan aquí con un palmo de narices. Badilla poetiza siempre con una historia que se confunde y se refunda miles de veces y, por eso, nos lleva hacia lo que somos: una especie de burla de nosotros mismos, a veces un teatro de marionetas, de remake en tono de burla, o en registro de pastiche.

A mí, la verdad es que me importa muy poco el transrealismo, el hiperrealismo, el creacionismo, o cualquier cosaísmo que se venga a dar de última vanguardia. Porque la vanguardia es una cosa de soldadesca. Por eso mismo, al diantre con esas denominaciones. Pero, en este caso, uno se divierte. Casi como con Huidobro (“los cuatro puntos cardinales son tres: el norte y el sur”). Tal vez porque Badilla va mucho más allá que lo que postula. Por ejemplo: Salí pues como un desaforado con unos petardos en la mano/ ¿qué es este embrollo sino un cacareo de gallinas?/ cuando los días se estrellan en el interior de la conciencia./ Los cristales de esta casa no reflejan mi figura./ Me resta aún una cuantiosa duda en este itinerario/ Comparezco como los viejos elefantes a intimidar mi vida/ La cadena es una afrenta al errabundo que regresa/ y se extravía en el desorden. Lo dice claramente: Los cristales de esta casa no reflejan mi figura. Es decir, hay algo allí que no funciona, una especie de vampiro en un regreso al revés a la casa natal. Es algo que no funciona en el mundo, no solamente propio. Por eso lo del lenguaje del mundo. Y mucho más.

Entonces Badilla puede ser alguien que va por un derrotero que tiene que ver con lo que no funciona o con la absoluta racionalidad, y que en este caso viene a ser lo mismo. El lenguaje del mundo se postula como tal, no como un lenguaje sobre el mundo, que suele ser lo más fácil y que hace difícil el conjugar imágenes tales como: Los dogmas eran escudos de papel maché/ que nos impedían ver la luz del sol/ en el senado donde entraba el emperador/con sus súbditos/ colmado de trofeos y de medallas. Ya se sabe, el mundo ha sido transformado no se sabe cuántas veces y todo ha sido al final puros “escudos de papel maché”.

De pronto uno recuerda al primer Zurita, pero éste es siempre autorreferencial (Destrocé mi cara tremenda/ frente al espejo/ te amo –me dije- te amo// Te amo a más que nada en el mundo), mientras Badilla se integra en el lenguaje del mundo: El castigo es una ofensa al errante que retorna/ al confundirse en el tropel/ que corre hacia la trampa./ Era un rehén virtuoso más bien un demente benigno/ por eso hablaba con frecuencia al tímpano de los cautivos/ con los golfos salidos de los bajos fondos/ o sobre las tetas de las bacantes. Ese “tropel que corre hacia la trampa” son los ciegos de Brueghel, claro está. Porque la ciudad es siempre todas las ciudades, la mitología griega es siempre todas las mitologías (y viceversa), un nombre es todos los nombres y, así, suma y sigue… OK. Atacama nos sumerge en una especie de filme fragmentario que ocupa una locación casi gigante (el desierto de atacama) para decirnos la historia personal y colectiva de este mundo, que no es lo que suelen contarnos entre los pasillos del Poder.

Algo que nos dice Badilla no sólo allí sino que en esta joyita, de otro de sus tantos libros de poemas: La Cariátides del Sefardí. La tristeza es una grieta de un rostro prolongado/en una esquina de París y Modigliani./Las habitaciones huelen a clausura como el abandono/en el abismo de una tela/.Brancusi rasga sus manos en la escultura negra/trastornado e impenitente/mientras los donceles de las tascas de Pigalle/se desvisten de prisa y hacen de eunucos/para pagar el alquiler de sus buhardillas.// ¿Quién nos hace callar cuando hay tanto blancor/y tanto vicio?// El bohemio mortecino de Toscana o el trasgresor tuberculoso./El judío sefardí repite su obsesión por las cariátides/errante como judío errante bajo los candiles/mudo porque conoce la fosa de donde brotan los pesares./El mendigo estira su rostro demacrado al cielo/ tardo en el brochazo moroso en el silencio/ luego grita y grita desesperadamente/en la pieza oscura atiborrada de caballetes/ y la Hébuterne le rompe el último daguerrotipo de Livorno// Alguien llora y es un recién nacido con hambre/ una mueca prófuga en un semblante aletargado/ un hijo inconsolable/que agoniza de ausencia en Montparnasse.

Agosto 2011

 

 

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“OK Atacama” (poesía) 118 páginas Publicado en agosto de 2010 por Editorial Pentagrama. Santiago de Chile.
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