Las olas
La brisa hace flamear mi vestido
me revuelve el pelo, me deja en la orilla
arrojada como un objeto prescindible.
Quizá en otra época esta escena
habría sido en la capital, cayendo la lluvia,
pero visto de negro
y la arena imposibilita mis pasos.
Hoy tú has partido para siempre,
pero un viaje ha comenzado en estas olas
uno distinto del tuyo: dos perpendiculares
se unirán en el infinito y lo Uno.
Por mientras sabré guardar silencio
y esperar mi muerte para darte ese abrazo
que no te pude dar, tantos años guardado.