Nuevos autores en una recomendable antología
"Asamblea portátil", muestrario de narradores Iberoamericanos
Selección y Prólogo de Salvador Luis
Por Hernán Vera Álvarez
El Nuevo Herald, 15 de Julio 2012
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Son varios los que piensan que Salvador Luis (Perú, 1978) escribe en la soledad de su cuarto historias delicadamente extrañas, de una crueldad encantadora, como Zeppelin o Prontuario de los pies y los zapatos, sin mucha publicidad, y que con la excusa de editar logradas antologías (algunas de las cuales tiene la nobleza de no incluirse) sale de su estancia creativa para mostrar esas obras colectivas que son un elegato del tiempo que le tocó en suerte.
Asamblea portátil reúne 25 escritores de España y América Latina nacidos entre 1974 y 1987, es decir jóvenes o eso que ahora se etiqueta como jóvenes adultos. “Al igual que la valise duchampiana este muestrario de narradores es también portátil. En él lo que existe es relevante y representativo, así como inevitablemente reduccionista y parcial. (…) No se puede afirmar, ni siquiera insinuar, que todos los antologados comparten una misma escuela, pues, como suele ocurrir desde que la literatura es literatura, cada uno utiliza un código y psyche personales”, escribe Salvador en el prólogo del libro.
La guía de lectura está a la vista: los textos elegidos reafirman al antólogo. Asamblea portátil es una compilación autosuficiente. Hasta un punto sorprende la diversidad de registros que los nuevos autores trabajan, ya que las historias saltan de género en género. Las hay fantásticas, de terror, de un realismo sucio, existenciales, saqueos extraliterarios: una comunicación entre la baja y la alta cultura. Por otra parte, no es un detalle -más bien un gran acierto- que autores de mayor presencia en los medios de comunicación o las listas de ventas estén con otros que sus trabajos todavía carecen de una publicidad o lugar merecidos en la crítica especializada.
Algunos son Samanta Schweblin, Maximiliano Matayoshi (Argentina); Diego Zúñiga Henríquez, Claudia Apablaza (Chile); Juan Ramírez Biedermann (Paraguay); Diego Trelles Paz (Perú); Mayra Luna, Mauricio Salvador (México); Rodrigo Hasbún (Bolivia); Juan Sebastián Cárdenas (Colombia); Michel Encinosa Fú, Jorge Enrique Lage (Cuba); Solange Rodríguez Pappe, Miguel Antonio Chávez (Ecuador); Elvira Navarro, Lara Moreno, Samuel Solleiro (España); Rodrigo Fuentes (Guatemala).
“El 20 de octubre, a las 19:30 horas, se encontraron en el Café Escondido del barrio Lastarria, Sor Juana Inés de la Cruz y Pierre Bourdieu. Nadie sospechaba que ellos se conocían. Ella llegó primero. No venía vestida de monja ya que había dejado el hábito en el hotel en el que se estaba quedando. Tenía un traje de dos piezas, similar a los que usan las secretarias. Parecía una verdadera oficinista. Nadie hubiese imaginado que era Sor Juana. Sus labios, pintados color granate, hacían juego con el par de aros que se compró en la Feria Santa Lucía. Algunos minutos después entró Pierre Bourdieu. Vestía igual que siempre: pantalón y camisa negros”, escribe Claudia Apablaza en Sor Juana y Pierre Bourdieu, uno de los cuentos más interesantes del libro.
Por las páginas de Asamblea portátil, inevitablemente, corre la influencia de los autores del boom. Pero calma: es una sombra huidiza entre otras influencias. Allí están como ruinas doradas las novelas de Roberto Bolaño, Cesar Aira, Mario Bellatin, Clarice Lispector, Enrique Vila-Matas, Mario Levrero. Y más acá en el tiempo, esa antología que resiste el lugar común: McOndo, de Alberto Fuguet, donde la cultura popular de los Estados Unidos se metía en la literatura en español para desgracia de la izquierda y de la derecha acomplejadas y vetustas de Iberoamérica.
