ANGST EN TRAJE VERANIEGO
            no creía en la frontera de las cosas
              que en otro tiempo fueron infinitas
              ni que ahí empezaría la depresión del verano
              ni en la necesidad de enganchar la mano
              a la rama de otro cuerpo
            la conversación amable de los hijos
              la posible enfermedad de un abuelo, los
              recuerdos de una finca llena de aventuras
              confundidas con las charcas del olvido
              y el porvenir
            lo hicieron tal vez dudar
            no sabe decir si el verano es sólo ese sol
              y este ocio
              no sabe decir la columna que sostiene su casa
              ni nombrar el gato que en la ventana lame la refracción
              de la luz
            —nada nueva es la luz, su perfil de belleza es viejo
              como empedrada calle de un viejo puerto
              por donde pasaron los primeros burros de carga
            no tiene el diezmo que el universo cobra
              ni el trigo que en la cocina la mujer transforma en milagro
              no hay dinero posible
              ni gran ingeniero
              para pagar o vender
              el ocio de este verano
             
            
                TODAS LAS  CALLES LLEGAN A CASA
            subo la calle, el empedrado antiguo
              renueva la fluencia de las cosas cotidianas
              por donde llevé de la mano a una novia
              cuyo rostro olvidé, o me morí de deseo
              por la más bella muchacha de la cuadra
            oh viejos  amigos,  cómo quisiera llegar a casa
              y hallarlos reunidos alrededor de la asadera
                  oh antiguas  novias,  de ser el príncipe que pudiera
              arrobarlas en el pequeño palacio del amor
              donde los jardines fueron traídos de Ecbatana
            en vano he buscado sobre la vieja vereda
              las cosas que sobrevivieron al tiempo
              en vano he supuesto una novedad pasajera 
              pues solo como un badajo sin sonido
              atesoré heridas y murallas 
                                                      que me  fui haciendo
            oh antiguas  novias,  qué no daría
              por la mano que acariciaba mi cabello
              por la mirada encantadora y el cuerpo desnudo
                  oh viejos  amigos,  si pudiera confesar la devoción
              por la palabra embriagada que cautiva el Universo
            subo la calle y finalmente la casa
              en silencio respeta mis ambages 
              la casa se abre para que entre
              en ella mi escombro. Ya no maldigo
              las vicisitudes de la vida
            llego con la serenidad de un gato veraniego
             
            
                DAFNE
            Antes que el laurel existiese, antes que tú misma  te volvieras laurel, la mano de un hombre estrechaba el Universo a través de un  cuerpo de mujer, y las constelaciones se reflejaban en todos los océanos de la  sangre y todos los ríos corrían de la montaña al mar. Antes que tú misma fueras  este árbol imposible, las ramas silvestres se movían ante el viento del amor.  Las ventanas que daban a los parques se abrían en verano y se cerraban en  invierno de la misma manera con que una mujer y un hombre desplegaban las naves  de la noche. Y todo barco zarpaba por la piel del otro sin peligro de lo  ignoto. Ya que rompiste las cadenas de oro que reúnen a los astros con los  dioses y que exiliaste a los dioses hacia un Olimpo destruido, y que dejaste  solas a las estrellas y sin abrigo a los animales del campo, no tengo más  sortilegio que estas palabras.
                
                          Si  hubieras sido mi hija por lo menos, te hubiese amado en la distancia  acompañado, me hubieras amado como se ama a un roble en la selva peligrosa. Y  tal vez desnuda me hubieras seducido y yo, valga decirlo, no me hubiera negado.  Sin temor al pecado de los hombres, te hubiera poseído en el abrazo de los  planetas. Si hubieras sido mi madre por lo menos, contaría contigo incluso en  las horas de la angustia y la traición, y me hubiera sentido pequeño ante la  inmensidad del aire que da vida a las plantas, a los ríos, a los animales y a  los pensamientos, y te hubiese poseído con todas mis garras para no ser  expulsado del paraíso. Si hubieras sido por lo menos mi hermana, las sábanas  filiales se mancharían del oro de los cuerpos, de la plata de las caricias, del  hierro del oprobio, pero juntos.
              
                          Contigo  perdí no sólo los ojos que continuaban mi sueño, sino todo el beso universal.  Los vínculos cayeron sobre la loza de los palacios. Entonces con mis palabras  ineptas te he transformado en este arbusto, en este árbol, en esta rama. Hoy  que no tengo reino ni patria, ni madre ni hija ni hermana, me declaro príncipe  del desierto, sólo para lucir en mi cabeza la belleza de tus hojas. 
            
            
            LA GENERACIÓN ESCINDIDA 
            nos olvidarán después de todo, pero supimos vivir
              fuera de este gran negocio de la cultura
              corrompidos por el licor, la cocaína, la marihuana
              mas no por el dinero, no por la fama, no
              por el arribismo empresarial
            nos olvidarán, es cierto, pero sólo se fracasa en  la realización
            eso ya lo sabíamos, cuando remontados
              en una época que no nos amaba, bajo un régimen
              con el cual no hubiéramos bailado por vergüenza
              poníamos sobre el papel un ritmo, una imagen
              que nos salvaguardara de parras y nerudas 
            sólo nuestras amadas no nos olvidarán
            sabíamos que en el futuro inmediato no nos querrían
              porque los triunfantes aman a sus loadores
              y ninguno de nosotros hubiera puesto una guinda
              en el falso pastel de una nueva inauguración de  Chile
              cuando sólo inauguraban nuestra soledad
            es cierto que ahora ruedan nuestras cabezas
            como chivos expiados en la noche de la historia
              nuestro beso al universo no llegó a ser una luz  espectacular
              ni pedimos indulgencia a quienes no podremos  perdonar
              declarados enemigos secretos del día venidero
              cuando el alba sin aura inaugure nuestro olvido
            
            
            EL CADÁVER QUE ANDA
            Me reconozco muerto,  soy un cadáver que camina, y aunque me resulto del todo estúpido, me reconozco  muerto, como un cadáver que anda.
            Y les digo, he hecho  todos los esfuerzos por resucitar. Me mató el siglo. Tal vez me maté yo mismo.  No hay diferencia.
            El suicidio ya no es  atractivo, pues sólo se está muerto en la época.
            
            ya no es interesante
              ni el matrimonio ni  la muerte
              sólo el amor (mi  única alegría)
              lo demás no es mi  alegría
              no es tampoco un  dolor
              una desidia, eso sí,  el mal 
              del siglo, no el  siglo de manos
              el siglo de garras,  pero
              no estoy enfermo,  gozo de buena salud
              me muevo hacia la  longevidad
              en una época en que  respirar
              no es completamente  gratis
              ¡henos aquí a todos  felices!
              la historia nos  acercó al Santo Grial
              y bebemos de su  aroma en la distancia
              nunca estuvimos  mejor ¡Nuestros 
              niveles de  enajenación
              armonizan el abismo!
              y toda la escisión  del amor y el trabajo
              parece un  contrapunto musical
              en la sinfonía de la  historia
                          
              la historia navega
              condenada al  naufragio, una isla
              ¿y no era eso la  utopía? Una isla
              un oasis en el  desierto histórico
              una isla suspendida  en el tiempo
              una quimera y una  acción, los barcos
              no anduvieron más,  su velocidad
              se igualó al reposo,  la historia no avanza
              sino hacia sí misma,  y revienta
              como los Imperios  colosales
              en la última  frontera que queda
              por defender  ¡estamos a salvo!
              ha caído un hálito  de ángel
              llegamos a la fiesta  de la resolución
              a la gran orgía de  los finales 
              gozamos de buena  salud, tenemos
              Cruz Roja,  instituciones libres, y cosas
              a más no querer,  televisores, radios
              música reproducida  al alcance de todos
              para todos los  gustos, y solos, tal como
              queríamos cuando  éramos niños
              solos, como sapos  oteando las moscas
            ¿acaso no vale la  pena
              ser un cadáver que  anda
              y sentir ante el sol  la diferencia
              y ante las estrellas  la diferencia?
              estoy perfectamente  bien, gozo
              de buena salud, mi  querido Estanislao
              no necesitamos de  ningún siquiatra
              ¡estamos más sanos  que varios!
              el barco de la  historia reventó
              y sobre él no venía  ningún héroe
              cruzaba los riscos  sin capitán avezado
              tanteando las costas  como un ciego
              en medio del  tránsito, y el desierto
              parecía florecer  ante los ojos
              de los viajeros,  como si las estrellas
              en la concavidad se  burlaran
              y el propio océano 
              hubiera levantado  una franquicia 
              supimos valernos de  nuestras desgracias 
              convirtiendo lo peor  de nosotros mismos 
              —mezquindad, usura, guerra— 
                                                                en abundancia