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Los ojos del demiurgo:
Una lectura a Las pupilas del insomnio
de Silvia Osorio /Editorial Bordes
Por Paulo San Paris
La Serena. 2014
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« El placer y el dolor, últimamente,
Que los cuerpos excitan en nosotros
Nacen de la figura diferente
De sus principios; ni el rechino ingrato
De la estridente sierra te figures
Que elementos le engendran y producen
Tan finos como son las consonancias
De la cítara armoniosa, que despiertan
Los dedos de los músicos expertos.»
De la naturaleza de las cosas, Lucrecio
Armonía, temple, génesis, refundación, diálogo, la fuerza de su voz poética, el ser poético en su máxima expresión, esos son tan sólo algunos de los adjetivos que gravitan en torno al libro de Silvia Osorio. Desde el primer momento accedemos a un texto que llama la atención por su resonancia y el magnetismo que la poeta infunde en el hablante, caracterizado por una fuerza poética con alocuciones que borran trazos de una voz femenina; ya desde este primer punto «Las pupilas del insomnio» marca una notable diferencia a la poesía escrita por mujeres, la poeta está conciente del lugar necesario desde dónde quiere decir e instalar una voz poética renovadora, instala la artillería significativa desde el mismo origen, en otras palabras un génesis, esto es, la primera sección del libro está compuesta por ocho octavas apellidadas cósmicas, todas ésas octavas pertenecen orgánicamente a la sección «Mujer de ébano», esta obertura es interesante por lo que decíamos anteriormente, la poeta se instala como la gran demiurga, la gran creadora, cósmica de una mujer nueva, renace de nuevo, resignifica y desacraliza el génesis, junto a ello el paradigma patriarcalista del rol secundario de la mujer.
El segundo segmento se titula «El estigma del poeta»,donde presenta una voz intensamente moldeada de virilidad y fuerza, lo que la poeta encantadoramente y sorpresivamente provoca la masculinización de su yo poético, son textos que abordan la creación misma del poeta frente a su «yo» u «otro yo» y frente a su propia creación; en ese mismo intertanto el hablante dialoga con una voz interior, que aparece como una voz en off que es llamada «El ermitaño» y que conduce o guía el accionar del hablante, este diálogo que se establece es interesante por dos razones, primero: entrega una movilidad textual al mismo texto, y segundo permite que el propio proceso creador del poeta siga avanzando, de ahí conjeturamos se denomine esta sección: «el estigma…». Esta sección orgánicamente la compone una secuencia de 14 textos que profundiza la relación con la vida y la muerte, la contemplación y la búsqueda de la poeta.
La tercera sección «Debajo de las sombrillas del logos» se abre con tres textos de carácter teórico donde se sientan bases y visiones que la poeta tiene respecto al mismo proceso creativo; la continuación de ellos se desmiembran en textos poéticos que están marcados por una voz reflexiva en cuanto al LOGOS creador.
La cuarta sección «El hijo del cielo y el infierno» son un conjunto de poemas titulados que están trazados por un tono evocativo, como si esta sección fuera la búsqueda de una construcción particular. La quinta y sexta secciones, se titulan «De tanto vivir en medio de crepúsculos» y «Quien me sueña mientras sueño» respectivamente. La primera son una secuencia de poemas innumerados donde son características trascendentales la voz de mandato, lo verificamos en las verbalizaciones: Acuérdate, Escucha, Resígnate, Sabrás. Esta sección es profusamente interesante porque gatilla una serie de textos que están plenamente logrados y que mantienen una lógica en el decir poético. Finalmente la última sección redondea a las secciones anteriores, comprendemos que la poeta ha logrado hacer crecer y desarrollar un entramado de imágenes en sí mismas, que se dirigen hacia una sola palabra fundamental y estructural: CREACIÓN.
«Las Pupilas del Insomnio» es un libro que está trabajado magistralmente desde varios puntos, incluso fónicos, los niveles de la creación se van integrando orgánicamente para exponer un producto que revive la voz de los poetas de obertura, Silvia no se queda en trivialidades, su poesía condensa una voz, fuerte y potente donde está contenida la mejor tradición de la poesía chilena. Lo metafórico y lo metafísico conforman finalmente estos planos donde la poeta trabaja, y da origen a esas enormes pupilas del hacedor producto del insomnio y la gestación de una nueva creación.