El Toño Cisneros… abandona…
Por Teresa Calderón
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El año 1990 conocí a Antonio Cisneros. Después de una lectura en la USACH, recalada inevitable en la noche hasta que las velas dejaron de arder en la casa de Poli Délano en la calle Valencia en Ñuñoa. -Techita- me dijo Poli - no puedes dejar de venir porque quiero que conozcas a mi gran amigo y más grande poeta aún, el Toño Cisneros. Estaba esa vez también su hija Bárbara Délano, tremenda poeta, hermosa gran amiga, alegre y divertida como su padre y un par de escritores más. Esa fue la primera reunión con el Toño en casa de Poli ya que cada vez que el venía ahí estábamos de nuevo. Era un delirante, genial y de risa fácil, de salidas contundentes y un agudeza para entrar y salir de las conversaciones y opiniones que se decían. Esa noche muy de madrugada, estaban abrazados, el Poli, la Barbarita y el Toño cantando de todo, especialmente tangos y canciones mexicanas que se las sabían todas... Yo, la obsesiva, les pedía a cada rato que repitieran la de Rosita Alvires, con cuya sangre el celoso asesino había dado otra manito de pintura a la casa...
Después nos reencontramos con el Toño en al menos seis encuentros de poetas que se organizaron en otros países, Perú, Colombia, México, España... La última vez fue en México, en el Encuentro de poetas latinos el año 2009, organizado por Sanda Racota y Marcol Antonio Campos en homenaje a Cisneros, ya que cada año se lo dedican y premian a un poeta destacado de los que asisten. Fue la última vez que nos vimos, leímos y viajamos juntos a Morelia con todo el grupo. Entre los chilenos estábamos Hernán Lavín Cerda (el lobo sapiens) y el joven Mario Meléndez. La fotografia del afiche del Encuentro tenía la fotografía de un hermoso joven de abundante melena. ¿Cuántos años tenías ahí, Toño? -le pregunté. Veinte años, me dijo, pero tú sabes, veinte años no es nada... Y me hizo un cariño en la cabeza.
Sé que el Poli estará de duelo y también el Catire, el poeta que llegó con la maleta llena de botellas de whisky para las largas noches en alguna de las piezas del hotel para compartir con todos sus amigos...
Adiós querido poeta... Nos harás mucha falta, Antonio Cisneros. Ha perdido latinoamerica a uno de sus mejores representantes de la poesía.