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Vida de perras, de Teresa Calderón
Por Wilfried Marcelo
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No sé si estaba invitada como Santa en la Corte de la Academia Sueca, pero la escritora sueca Sun Axelsson escribió desde Estocolmo la presentación de la primera edición de este libro. Y en esa presentación ella escribió lo siguiente:
“En los cuentos de Teresa Calderón se encuentran las cualidades que ya hemos apreciado en su poesía. Analiza la condición humana y especialmente el alma de la mujer, manteniendo un tono en que se unen el humor, la ironía, el dolor y la valentía para enfrentar temas tan difíciles de abordar”.
No sé si es por tradición que Teresa quiso pedirle hoy día a otro extranjero que presentara su libro. Aunque debo advertirle que no conozco ningún Santo 
en ninguna Corte. A lo más me podría presentar como un Ángel humano en esta aventura que es la literatura y la poesía. Aunque tengo que tener cuidado con lo que digo aquí, porque en el libro hay un texto breve titulado: “Instrucciones para amar a un ángel”. En un fragmento dice lo siguiente:
“ Cuando se encuentre con un ángel, debe hacerle prometer de inmediato y delante de testigos, que más adelante, que tal vez, que algún día, que en la próxima vida…
Los ángeles suelen quedar prendidos en la piel, tatuados en la memoria, abrazados a su corazón, cantando en su alma la música del paraíso.
Para amar a un ángel hay que visitarlo en los sueños; acercarse despacito y hablarle lentamente. Los ángeles se asustan con facilidad al ser reconocidos.”
No está en mi diccionario, ni en mi lenguaje cotidiano y nunca se me habría ocurrido titular un libro como “vida de perras”, relacionado al dolor de las mujeres, porque más lo asocio con la vida de perras callejeras, las perras maltratadas, mal vistas, las perras que rompen las bolsas de basura en mi barrio para conseguir sus alimentos.
Una vez sorteada esta barrera lingüística empecé a leer el libro.
Me di cuenta de que estos cuentos cortos no transcurren con tanta frecuencia en el ámbito de la calle, sino más bien es espacios cerrados al interior de varios otros mundos, en la casa, en el colegio con las amigas, en las consultas médicas tanto para dolencias físicas como de orden mental, en el mundo de la música y la poesía, en los bares y en las casas donde fluye el alcohol no solo como vertiente sino como ríos nacientes, en el mundo de los amigos y amigas que hoy día ya no están por distintos motivos. Y esta el mundo que no podría faltar que es el mundo del amor, la sensualidad y el desamor y dentro este está el sub mundo en el ambiente del aire y las estrellas, con o sin vista al mar, volando y cruzando cordilleras y Océanos no siempre tan Pacíficos o historias no contados que se dieron en tierra firme.
Una pequeña muestra de esta última es el siguiente texto que sale en el cuento Flora Floral
“Flora es un buen pretexto para nombrar una mujer en plena polinización a tiempo completo, sin desmerecer año tras año, desde que nació”
Otra ironía aparece saltando cuando se refiere a relaciones de pareja:
“Cada cual con su cada quien y cada quien con su nada que ver”
Este libro lo podríamos imaginar como un baile de bio danza circular entre mujeres, donde se van contando y se ven las caras, los cuerpos, donde hay solidaridad en el dolor, complicidad en las travesuras y en las ironías, lenguajes corporales que hablan por si solos, cruzando miradas e intercambiando responsabilidades compartidas.
También está presente y poniéndose en práctica la capacidad que les enseñó la mamá a sus hijas, de resucitar después de cada dificultad
La música de fondo que está presente en este libro, es la obra poética de Teresa Calderón con las Causas Perdidas, Género Femenino, Imágenes Rotas, Aplausos para la Memoria.
Los elementos autobiográficos siempre muy presentes, pasean por los diferentes cuentos con nombres ficticios. Estamos no solo frente a un baile del vientre sensual , nos invita y nos hace participar a través de la lectura en otro baile que es el baile de las máscaras. Teresa o Techi como le decían sus amigas y la familia “una cigüeña muy audaz” como escribía su padre en su columna del diario.. Con su honestidad y su audacia logra desenmascarar a los personajes en el baile de las máscaras sin que pierden su original sensualidad propia.
Nunca entendí muy bien el temor de cumplir una década, o en otras palabras el cambio de folio. Pero en este libro hay dos cuentos que me clarifican de dónde viene este angustia de cambiar décadas. La primera pista la entrega el cuento Piedraluna donde mandan a una mujer anticipadamente en su día de cumpleaños a los cuarteles de invierno de la menopausia La segundo pista aparece en el cuento de El cumpleaños de la Techi, cuando cumplió treinta años. Aquí va un fragmento:
“ El departamento sucumbía inundado de vapores humanos, música y humo de cigarillos. Tres de la mañana. Carreras en la calle. Timbre. Carmen. Entra sin mirar a nadie y se interna por el pasillo hasta un dormitorio. Viene pálida. Sus labios blancos son dos pedazos de hielo y le tiembla la barbilla. Los ojos hinchados y rojos delatan que ha llorado. Algo esta a punto de explotarle por dentro. Carlos la sigue. A Carlos lo siguen algunos invitados.
- Carmen. ¿Qué pasó? Habla. Di algo, por el amor de Dios- la remecía Carlos, por los hombros, haciéndola parecer una larga muñeca de trapo.
- Aparecieron – grita por fin
- ¿Dónde? – el coro que le había seguido.
- Camino a Pudahuel – dice gimiendo - . Los tres
- ¿Los tres?
- Sí, estaban juntos.
- ¿Cómo juntos? – dice Carlos. Pidiendo que le aclara
¿Muertos? – se atrevió a preguntar el marido de mi prima Gisela, mientras las manos trataba de secarse el sudor de la frente que goteaba como un grifo abierto.
¡Muertos! ¡Degollados! ¿Acaso no entienden las palabras? – Chilló Carmen, ya casí sin poder controlarse y desató un prolongado sollazo entre los brazos de Carlos, quien la acunaba como una niña que lo ha perdido todo.
En el cuento Anuario 1972, Teresa se presentó de la siguiente manera:
Y la Teresa Calderón, qué. Techi, para los amigos. Permanecía largo tiempo mirando un punto fijo con la boca abierta, hablaba poco y se ponía roja si la llamaban. Le gustaba que la sacaran a leer adelante y parecía siempre triste por algo. Silenciosa y tímida hasta que conoció a la Cecilia. Vivía en malla de ballet y la sacaban de las clases para ensayar esquemas de gimnasia.
Hoy día Teresa con su escritura deja a otros con la boca abierta y con las mejillas rojas, la timidez se ha ido perdiendo, pero le sigue gustando leer, la tristeza por algo la sigue acompañando hasta el día de hoy.
El ballet lo cambió por la danza del vientre, baile de máscaras y danza circular entre mujeres. Mientras estamos a la espera de nuevos libros suyos, sea poesía, cuento o autobiografía. Estos tres elementos siempre los vamos a encontrar interconectados entre sí.
Muchas gracias
