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        LOS PAISAJES DE LA MEMORIA
          "Amiga mía", de Teresa Calderón
        Por Valeria Zurano
              Poeta argentina, Premio Nacional de Poesía
        
        
        
         
        
        
          
        
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        La  novela Amiga Mía de Teresa Calderón comienza con un sueño, un primer sueño que  nos introduce en esa parte onírica del lenguaje.  Donde el lenguaje no es abordado como un  territorio seguro sino como espacio de perplejidades. Un anclaje para emprender  una reflexión metalingüística sobre el lenguaje literario.  Esta problemática está presente en las  distintas voces narrativas y en los diálogos, para mostrar que el lenguaje da  cuenta de una atmosfera de incertidumbre que opera sobre los personajes en  cuanto a sus destinos.
          
            “¿Tenía alguna  utilidad la literatura en esos días grises? ¿Tenía que tener utilidad la  literatura fuere cuando fuese? ¿Y ahora, en democracia? ¿Por qué escribe usted?  ¿Por qué persevera usted en este oficio sin solvencia? ¿Para qué el poeta en  tiempos de penurias?”.
            
          Esta  novela indaga en el lenguaje poético, a través de una constante preocupación  por cómo contar la historia.  El cuerpo y  la memoria se entrecruzan para dar paso a un devenir de literatura hecha por  mujeres.  Teresa Calderón, inaugura una  voz literaria tanto en la narrativa como en la poesía, estableciendo una  subjetividad nueva dentro de la literatura periférica.
          
   “La historia anda bien, el problema es cómo  se cuenta, dice el maestro. Yo digo: «¿No es ese acaso el gran problema de la  literatura? ¿Cómo lo resuelvo?».
  
          Respondiendo  a esta última pregunta, vemos que cada personaje se apropia del lenguaje para  dar testimonio, ya sea de una realidad familiar o social.  Es en este sentido, donde la autora deja en  claro que cada personaje puede dar cuenta perfectamente del mundo que habita.
         La  historia nos sumerge en la vida de Catalina e Isabel, dos mujeres que buscan  entender los acontecimientos de sus vidas y la de sus seres queridos.  Por un lado, Catalina presenta una búsqueda  literaria, hallar las palabras para narrar el pasado, para cambiar el  presente.  Por otro lado, Isabel, busca  en la literatura respuestas a un dolor existencial, calmar la sed que la  devora.   Cada uno de estos personajes,  da cuenta de una complejidad, que les es correspondida con diferentes  temáticas;  amor, muerte, separaciones,  violencia, erotismo, adicciones, literatura, depresión.   La amistad es el fuerte lazo que une a estas  mujeres, cada una encuentra, de alguna manera, en la otra, un refugio.  La amistad es ese espacio-casa al que se  refiere Gastón Bachelard en su libro Poética del espacio, como un lugar que  enseña a morar, a alimentar la intimidad a través del ensueño y de la  memoria.  La amistad, al igual que la  casa, nos brinda una protección, para hacer frente a las vicisitudes de la  vida.  
        Teresa  Calderón va hilando con delicadeza una poética de introspección, donde la  amistad, también establece un adentro y un afuera, un espacio interno y otro  externo. Todo aquello que transcurre en el espacio exterior, es decir, fuera de  la amistad, confronta o reviste un peligro, que amenaza y puede quebrar el idilio  de lo amoroso.  Poner en riesgo la  amistad es habitar una intemperie.
          
          Desde  una perspectiva psicológica, estas dos mujeres podrían ser perfectamente la  misma.  Y de esta manera, cada una de  ellas, mostrarnos el lado oculto de la otra.   Podríamos relacionar a Catalina con la luz, la memoria, la expectativa y  la ilusión.  Y a Isabel con la noche, el  olvido, la transgresión y la desesperanza.   Sin embargo, estos personajes, no pueden reducirse a semejante  polarización binominal ya que Ellas, encarnan los aspectos heterogéneos y  contradictorios que componen el alma humana.  
          
          En Amiga  Mía, el tiempo no es lineal, sino que transcurre en distintos lapsos que  podrían vincularse con diversos estados de conciencia.  El tiempo se apoya en una voz narrativa que  da paso al diálogo de los personajes, y que logra detenerse en espacios-tiempos  fragmentados, con el objeto de establecer una mirada microscópica y panorámica  sobre los escenarios.  El recuerdo de la  infancia vuelve al presente, los acontecimientos históricos suceden a través  del dolor que imprimen en los personajes, los personajes van cayendo, se precipitan  inevitablemente hacia un final que da comienzo al trauma.   Cada personaje percibe el tiempo de manera  singular.
          
  “Y ahí estuve, no  sé, minutos, horas; el tiempo es algo que existe solo en nuestra imaginación.”
        Estamos  ante una novela de carácter intimista, los personajes responden a sus  trasfondos eróticos, un erotismo que rodea lo prohibido, un deseo que está  anulado, acallado, y que busca completarse.   Todos ellos están a merced de un deseo que no puede, ni debe ser expresado  en su totalidad.  Cuando este deseo no  puede ser concretado o materializado se generan tensiones, que no logran  disiparse, sino que se intensifican en un marco, en un contexto  histórico-social donde la violencia estaba institucionalizada y representada  por el Régimen Militar.
          
          Este relato histórico del abuso, es asumido en la novela para manifestar  la condición marginal de la mujer en tiempos de dictadura, y dentro del  territorio de un país del Sur de Latinoamérica.   Puntualmente, es el personaje de El pescador y ex profesor rural, quien  introduce su voz, para dar testimonio de las violaciones a los derechos  humanos.
          
          El pescador recurre a las distintas definiciones de la palabra allanamiento,  explicando a sus alumnos, mediante una  didáctica apasionada, lo que ocurriría esa noche.  Este relato introyectado en la novela, describe  la dictadura en la periferia, en las zonas rurales, en poblados humildes, donde  el terror se mancomunaba a la falta de oportunidades.  
          
          El pescador, da cuenta de las persecuciones, los fusilamientos y  posteriores fosas comunes. Es un relato desgarrador que se materializa a través  de este personaje. Un hombre acorralado en las sombras del cuerpo femenino, un  cuerpo que es salvado y profanado esa noche de lluvia.
          
  “Los soldados  habían llegado. Llovía mucho, se lo puedo asegurar. Nadie pudo ser testigo de  nada, porque todos estaban encerrados como corderos en sus apriscos esperando  a que los allanaran; esperando que se cumpliera esa palabra tan temida, de la  que pocos conocían su significado. Sabían que sonaba a muerte o violación de  todo lo acostumbrado.”
         La  temática de la muerte ronda en las voces de personajes desplazados de la  ciudad, que han sido despojados de su voluntad, que se les niega la soberanía  sobre su propio cuerpo. Son personajes detenidos en un espacio-tiempo donde la  vida ya no transcurre. Están acorralados por los discursos patriarcales de una  verdad inexistente.  Catalina es quien  plantea un quiebre sobre estos conceptos, jugando con aquello que parece incuestionable,  armando paralelamente una postura escéptica, a partir de la cual se construye  un discurso crítico:
                      “No podía respirar  y mientras la opresión del pecho aumentaba, tuvo una fugaz sensación: los  suicidas del vagón no lo eran solo de la sociedad, sino de la dictadura aún  fresca.”
        Catalina  plantea un desplazamiento territorial, que va de la Serena a Santiago, pasando  por Zapallar, un territorio chileno que se abre a la historia del relato.  El tren es el medio que hace efectivo ese  desplazamiento, un recorrido que acerca lo provinciano a la capital, el campo a  la metrópolis.  Un viaje que traza el  mapa de la modernidad, que va de la periferia hacia el centro, de lo rural a la  urbe. Memoria y lenguaje dibujan en Amiga Mía, ese desplazamiento. Una  migración donde los elementos sociales cambian, y necesitan nuevamente ser  redefinidos.
            
          En Amiga  Mía, Teresa Calderón, habla de la inquietud de una generación, una generación  que debió migrar, exiliarse y transformarse. Cuestionar ciertas verdades y  neutralizar la violencia. Mantener vivo, a través de la memoria, un pasado de  horror siempre latente. La literatura no es ajena a las preocupaciones, ni a  las motivaciones de un espacio y un tiempo determinado.  El viaje de este libro propone una  introspección por territorio chileno, una historia de amistad que enfrenta el  olvido y lo trasciende, cuando encontramos en él, las pasiones y los dolores  que mueven al mundo.
        
          Santiago  de Chile, 2014.