Prosas de Jorge Teillier
CRONICAS DE UN POETA QUE QUISO
CAMBIAR EL MUNDO
Sin estridencias, como era su costumbre, regresó el poeta de los lares. Su cuidada pluma nos entrega crónicas publicadas en diarios y revistas, reunidas por la crítica Ana Traverso. Desde consideraciones literarias e históricas hasta tránsitos por rincones perdidos de la ciudad y la provincia, aparecen en más de cien ensayos que acaba de publicar Editorial Sudamericana. Quiso cambiar el mundo y esto se trasluce en los escritos recuperados. De esta forma se aportan nuevos puntos de vista no sólo para comprender mejor su obra, sino además para repensar el ambiente cultural y político de los 60 y 70'.
Por Elisa Montesinos
Fuente: Primera Línea
"Esperábamos algo, sin duda
algo entre las puertas que abríamos y cerrábamos"
Ante un auditorio compuesto de estudiantes, estudiosos, amantes de la poesía, familiares y amigos, se presentó el libro Prosas de Jorge Teillier. Perteneciente a la generación del 50', su mirada crítica incluso alcanzó a algunos de sus integrantes, a quienes objetó por "pequeñoburgueses" y "evasionistas". No les perdonó querer huir del país; él, que siempre se mantuvo ligado a los personajes y rincones más olvidados.
Quienes estaban escribiendo por aquel entonces tienen en común la conciencia de vivir en una sociedad en crisis, cuestión que atraviesa sus escrituras. De acuerdo al crítico Federico Schopf, uno de los presentadores, sus ensayos están hechos muy relajadamente, con un compromiso que supera la urgencia. "Es otra la mirada; es una mirada más distante y distendida, que a veces permite llegar más lejos". En su opinión estas prosas permiten apreciar la complejidad de un escritor al que se suele simplificar.
Regresa con este libro la lucidez del poeta nacido en Lautaro. Las crónicas fueron publicadas principalmente entre los 60' y 70' en el Boletín de la Universidad de Chile, el diario Puro Chile, El Siglo y La Nación, y en algunas revistas como Arbol de Letras, Ultramar y En Viaje. En épocas posteriores publicó columnas para El Mercurio, y en forma menos periódica textos en La Época y Las Ultimas Noticas. Se incluyen también algunos prólogos, como el dedicado al poeta Francisco Véjar. Los escritos entregan un amplio panorama de la vida intelectual de Chile.
La mirada de Teillier, bastante obsesiva en la recuperación de un pasado pleno, tendría un trasfondo revolucionario, que es querer cambiar el mundo, recuperar valores perdidos, oponerse persistentemente a un orden despiadado, inventar lugares y espacios que funcionen fuera del tiempo. Ana Traverso critica a quienes sólo han exacerbado el aspecto bohemio del personaje, sin considerar la densidad de una obra que llega mucho más lejos. Sin embargo, dentro de los espacios alternos por los que se mueve el poeta es innegable el rol del bar, como punto de encuentro y de valores más humanos. Sólo basta con recordar La Unión, bar al que el poeta asistió por muchos años casi a diario, y en el que se formó una especie de cofradía entre escritores.
Los presentadores insistieron en que la prosa de Teillier no es un complemento a su obra poética, sino que adquiere un valor propio. Historiador de profesión, el poeta destacó entre sus pares por su memoria capaz de recordar conformaciones completas de un equipo de fútbol, pero también anécdotas y acontecimientos fundamentales en nuestro desarrollo social y cultural como país. Perteneciente a la provincia sureña, se situó en el lugar en que se entrecruzan distintos imaginarios y saberes. La percepción del encuentro cultural entre mapuches, colonos extranjeros y chilenos, adquiere en sus textos una tensión innegable, que enriquece los distintos planos movilizados en el acto escritural. Desde el prólogo se destaca la dimensión política de un escritor, que injustamente fue tachado de evasionista al querer regresar a un pasado utópico. A juicio de Schopf, incomprendido: "esta busca del espacio perdido surge justamente del rechazo de las formas de vida que entrega la sociedad moderna en la cual a él le ha tocado vivir". Define como pesimismo crítico la actitud de toda una generación hacia el presente, en el que no se ven lugares de salida desde el punto de vista literario. "La utopía de Teillier se funda en un pasado, en el espacio lárico, que es el lugar de la comunidad, de una vida social en que no existen conflictos, un lugar en que la relación con la naturaleza se vive armónicamente... Pero, esto va desapareciendo; yo creo que en la poesía de Teillier hay un horizonte de catástrofe. De esto tratan muchos de los ensayos de este libro".
En el libro destacan los textos "Los poetas de los lares", donde recupera una genealogía para su trabajo poético, y "El mundo donde verdaderamente habito", que intenta demostrar la existencia en la realidad cotidiana de otro nivel al cual se puede acceder desde la poesía. En estas crónicas Teillier entrega claves para una mejor comprensión de su obra, como dice Ana Traverso: "es el mejor lector de sí mismo".
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