Proyecto Patrimonio - 2009 | index | Tomás Harris | Autores |
         
         
        
        
        Canción Animal
          Thomas Harris “Lobo” LOM, Santiago, 2007, 86 págs
        Por José Ignacio Silva
        El Periodista Año 6, N° 143, viernes 21 de diciembre   2007 
         
        Thomas Harris (La Serena, 1956), poeta   combativo, directo, sin pelos en la lengua y que en más de una ocasión se ha   mostrado dispuesto a enfrascarse en vehementes zafarranchos con los más pintados    personajes de la literatura criolla, ha lanzado, mediante LOM, un nuevo volumen   de poemas al ruedo. Se trata de "Lobo", última entrega del autor de libros   relevantes en la lírica chilena como "Cipango" (que le valió al autor el Premio   Municipal de Poesía en 1993, que se suma a otras importantes medallas).
personajes de la literatura criolla, ha lanzado, mediante LOM, un nuevo volumen   de poemas al ruedo. Se trata de "Lobo", última entrega del autor de libros   relevantes en la lírica chilena como "Cipango" (que le valió al autor el Premio   Municipal de Poesía en 1993, que se suma a otras importantes medallas).
        Harris mantiene en este texto una tendencia de su obra   anterior, es decir, la invocación de variopintos personajes y referentes   literarios, cinematográficos y culturales, y su reunión y recreación en las   páginas de este libro biográfico-licántropo, donde Harris deja ver la fuerza que   más de algún desprevenido ha sentido ya sea de un zarpazo o de una dentellada.   Sin ir más lejos, "Imposible detener una guerra causada por la palabra./ Es   cuando Lobo muerde (…) Y cuando Lobo muerde, todo lo dicho revienta como pompa   de sangre", escribe el propio Harris.
        Pero hay que ir más allá de la anécdota que significan los   episodios sabrosos que este autor pudo haber protagonizado en décadas de   laboriosa creación poética; está el texto, lo verdaderamente importante. El   libro nos habla de la evolución de Lobo, el personaje central del relato, desde   su nacimiento, su crecimiento, su coming of age, sus luchas frente a otros   ejemplares de la manada y otros depredadores que amenazan su existencia, hasta   su decadencia. Lobo-Harris lucha con vehemencia ante las amenazas y ataques, se   defiende como gato de espaldas de los "cazadores del Deseo", y ataca con fauces   hambrientas y hediondas, sufre y aúlla por Loba.
        La lectura de toda esta animal e instintiva biografía (pues su lectura sugiere claramente una progresión   narrativa) se desenvuelve ante los ojos del lector con una profusión del   lenguaje teñido de sangre fresca y el hedor canino, galvanizado en instinto,   pero no por ello no premeditado. Harris utiliza, como es habitual en él, un   lenguaje fuerte, feroz, directo, sin maquillajes (quizás aquí más que en ningún   otra obra del autor). El libro es pesado, denso, estremecedor, avanza firme e   insobornablemente, y por cierto no podrá ser tildado de "medias   tintas".
        Tal como en "Edipo" (2005), Thomas Harris escribe en   consecuencia con esa estética quizás desesperanzada, pero de todas maneras   franca, derrumbadora de toda noción de belleza, heroísmo o ternura, provista de   un furor que ya se ha hecho marca registrada en el autor. Éste, en el epílogo   del libro, da clara cuenta de los elementos a los que ha echado mano para   confeccionar la historia de Lobo, lo gótico, lo dark, lo terrorífico (quizás   debió haber incluido a Hannibal Lecter, obra de su homónimo, el escritor   estadounidense Thomas Harris), el Medioevo (quizás el período histórico favorito   del autor), y una serie de autores de todas las épocas, que nos dan los   ingredientes de un plato conocido. Esto porque Harris repite su esquema con   distintos ropajes, lo que hoy es un lobo, antes fue Edipo, Goya o Timothy   McVeigh, quien "aúlla a un público de espectadores muertos,/ pone los ojos en   rojo/ aúlla como los hijos del Demonio/ espanta,/ juega a espantar,/ provoca,/   juega a provocar (…)".
        En resumen Thomas Harris sigue en su línea, la de crear un   espacio propio, una épica necesaria, si se quiere, imposible de ignorar, firme e   intransable, particular y macabra, personal y vitalísima, con sus personajes,   sus escritores, sus ángeles y demonios, todos en su espacio que el autor crea y   recrea en cada nuevo poemario, que trae un bestial Sturm und Drang del   año.