EL ARCA
SUBSUMIDA
Joaquín M. Trujillo
Silva
.....
Cuando la diosa razón ordenó a los elefantes la construcción del
salvavidas, precedió a su tormenta el temblor de mil guillotinas,
luego no hizo falta la intervención del dios hebreo pues la razón
aconsejó levantar el arca junto al puente y el río que le cruza por debajo; el primero, para acudir cada mañana a la faena
de su levantamiento, el segundo, para constatar en el caudal el
momento del final.
..... Aunque la
nave sería el armatoste de la justicia (no estaba cimentada ya que
debía dejarse arrastrar algún día por la corriente), sucedió que
pronto los convidados olvidaron lo que en última instancia es un arca,
y más aún: un arca salvadora. Hicieron de ella un coloso de edificio
futurista, cimentado. Esta moda que veía el futuro en un vehículo a
combustible fósil, revistió con sus formas las cornisas de la mole
para, posteriormente, hacer de la modernidad que en ella refulgía algo
tan antiguo como el banquillo de la plaza de Úr. De esta manera el
arca, liviana, se transformó en un edificio, esencialmente pesado. El
frío del mármol le hizo impermeable al frío de los mendigos, por todos
sus anteriores acueductos un pasillo iluminado fue como Versalles
-esta vez con el sin recargo de nuesra época-, fue una roca atravesada
al final de una tierra baldía y un hipopótamo rosado atornillado junto
al puente y el río.
..... Entonces,
al Arca ya no se le reconoció como tal por lo que se le llamó
"facultad" -porque era parte de una universidad-, se dijo que allí
debía estudiarse Derecho, que era lujurioso entre su losa esparcida
hablar de justicia; aquella era una palabra inflada de helio que
volvía al terreno junto al puente, un sitio arenoso. Como una
revelación de la luz de las ampolletas fue recibido el texto sagrado
de la diosa que podía palparse, morderse y memorizarse, que ante la
justicia difusa y galante, confirmaba el cemento razonado: El
código.
..... Cada mañana los
elefantes entraban en el perímetro circunvalado de un profesor. El
profesor enseñaba a reducir el universo en pequeños poemas carentes de
toda noción de estética. A veces, el recuerdo inconsciente de la
profecía diluviana hacía a los maestros referirse al universo como una
confección acuosa, entonces se hablaba de fuentes. De las fuentes
emanaba el universo conocido, el universo se ingería con la
prodigiosidad de un elefante, los elefantes se entrenan en la
declamación de estos poemas. La ciudad (los edificios que rodeaban la
facultad), debía acordarse de vez en cuando de estos poemas pues eran
de gran ayuda cuando la necesidad biológica de uno se tropieza con la
del otro, con lo que más de alguien resulta empapado; más, en la
lengua del vulgo orbitante, la poesía tenía una función que autómata
saltaba de todas las bocas: La de saber defenderse de la
policía.
..... Sucedió que algunos
discípulos jóvenes y competentes, que según la tradición debían
convertirse en maestros de los que les siguiesen, descubrieron la
falta de estilo que había en la poesía funcional. Su entonación olía a
calles con adoquines, y su extensión era indigestión para el intelecto
deseoso por maquillarse de símbolos. Aquel día, la lógica ventiló
todas las pelucas decimonónicas empolvadas por la diosa razón, con su
geometría hizo entrar a los neófitos que se descubrían en una
transverberación positiva. Mientras más extraño el símbolo, más se
encumbraba el elefante entre sus pares, mientras más oscura la mezcla
de sus formas, más alevoso el espíritu contemplando la escultura
desnuda. Y el arca estuvo clavada en la roca y la luz transparentó el
río, pero el vulgo se quedó lejano y con la boca torcida.
..... Toda la ciudad vióse confusa por la nueva
poesía. No hubo canon de comportamiento plausible y acontecieron
pestes, parricidio, reducción de especies y tráfico de flores. Y en
los altos y bajos barrios las hijas amamantaron a sus madres y los
hijos copularon a sus padres, en las oficinas del Estado no existieron
horarios de colación. Finalmente todo tendió a apaciguarse, porque de
otro modo, el descalabro de hace siglos, dificultaría aún hoy la
invención de la rueda. Los estetas de la norma, descubrieron, después
de desempolvar muchas estructuras, que a veces estas desaparecen si
por el polvo no son visibles. Si un arqueólogo limpia una momia
demasiado, puede hacer desaparecer la momia, la pirámide y su raza
toda. Pues, por ley, la rebelión preludia la sutileza del
moderantismo. Volvió así, la templanza que todo ambiente académico se
infunde por la fuerza de las maneras.
.....
El mundo que se dividía en un dentro y un afuera, hasta aquel
día, logró mantener los lineamientos del buen gusto, empero un
muchacho vertebrado y escurridizo, un pequeño barbilampiño que entró
en el arca cuando nadie le veía, vio aparecer a la Virgen y con ella
el alzamiento del populacho.
*
** *** **
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..... Cuando apareció la Virgen por vez primera, y salió volando con
un frenesí orgiástico, la facultad rió a carcajadas y el día siguió su
curso. Una criatura supersticiosa de esta calaña no puede aparecerse
en un lugar donde la diosa razón se pasea apuntando los pechos.
Tropezaría en las escalinatas, se etrellaría en los cristales, con lo
que más que una bendición sería una molestia y una molestia muy mal
intencionada, pues, suponemos que, la Virgen posee alguna atribución
omnisciente. Mas, la Virgen, apareció y se quedó definitivamente sin
reparar en daños. Un día unas beatas entraron y encendieron unos
cirios, rezaron, fumaron y se marcharon, al día siguiente, eran una
veintena de ellas, una semana después estaban sus esposos y
vecindario, pasado un mes habían comerciantes, microtraficantes y
agentes encubiertos. La Virgen se movía y la multitud le perseguía por
los acueductos, la Virgen entraba en una sala de clases (en la que se
impartía la cátedra a los elefantes), y la multitud abría las puertas,
sacaba sus ollas, cocinaba, dormía y fornicaba. La Virgen ordenó
quitar de la torre de la facultad el reloj y en su reemplazo instalar
una campana de bronce de bastantes toneladas, con ella mandó llamar a
la feligresía para que se acercara a alabarla cada vez que se osaba
aparecer. Las ventanas pintadas fueron como en la catedral que
restringe la luz. Los bustos de los hombres insignes fueron teñidos de
blanco y decorados con ojos, narices y bocas de santos. Luego pidió
que se instalaran más cirios, y en cada tramo hubo cientos de ellos y
cada libro jurisprudente fue ocupado como candil. Los cirios se
derritieron esparciendo la esperma como una lava blanca pero ardiente;
cuando secó, los elefantes quedaron atrapados en ella, desde allí
siguieron escuchando sus clases, porqe los profesores saben patinar
sobre un cirio gigante y legar ante los estudiantes
enraizados.
..... La Virgen era una
tirana invisible, pero obedecida. Cuando se anunciaba que venía todos
agachaban la cabeza, y cuando se anunciaba su partida las caras
ansiosas se impostaban retornando al descontrol. El pueblo, que no
había reparado en la existencia de la facultad, y la facultad, que
solo había reparado en la existencia del pueblo como el satélite que
se ve introduciéndose en la noche, ya no se distinguieron entre sí,
pues el arca que se volvió facultad, ahora volvíase un mercado de
molduras plásticas.
..... Siguió la
Virgen de visita, su estadía alargándose sobrevivió inundaciones, en
su nombre cavaron acantilados en las aulas, hasta un día en que los
cirios se fusionaron en una sola llama incendiando la facultad. El
pueblo fue el primero en arrancar a las montañas para contemplarse en
la masacre. Llenando sus trompa de agua, los elefantes, intentaron
apagar las llamas, y entonces lloraron, porque no era suficiente el
agua, y las lágrimas mojaron el mármol: enfriándolo, apagándolo,
resucitándolo.
..... Así fue como
transcurrió ante los elefantes la transformación e incendio del arca y
como no constataron el día de primavera en que la diosa razón, anciana
y encadenada, salió con una espada blandiéndola en el cuello de la
Virgen, y como esta se transformó en una jauría de puercos que
desencadenaron el diluvio, y como el diluvio oxidó el puente, y como
el río se fue flotando en la corriente, y como la corriente entró en
la facultad desprendiendo los cirios, los vitrales, las cornisas, las
campanas, reponiendo los relojes, los cristales prístinos, liberando a
los elefantes y subsumiendo el arca completa, pues los cimientos
adheridos al centro de la tierra, giran en la esfera con el centro de
gravedad a cuestas y el puente tal arco florido, el arca y el río que
no le lleva.