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Teresa, la rebelde

Por Juan Carlos Ramírez
Publicado en Suplemento KU, Diario Austral de Temuco. 7 de Junio de 2015


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Aunque Teresa Wilms Montt ya tiene una película  ("Teresa"  de Tatiana Gaviola, 2009), sigue siendo una figura relativamente oscura dentro del canon nacional. Tras el filme se le criticó por pituca, afectada, aspirante a escritora. Todo esto sin que su voz  literaria estuviera circulando.

De hecho, sus "Obras completas" (Grijalbo) no se han reeditado desde hace 21años. Y su antología anterior -"Lo que no se ha dicho"-  fue publicada nada menos que en 1922 por editorial Nascimento.

Algo injusto para una chica nacida en 1893 que, en ese Chile ultra machista, escribía cosas como "Soy el erotismo" o "Destilé mujer. Trataron de reprimirme, pero no pudieron conmigo" o "No soy apta para señoritas".

Hija de la elite de la época y obligada a casarse a los 17, esto no le impidió simpatizar con el  anarquismo, el feminismo y el sindicalismo. Terminó  en un convento, acusada por su  esposo -Gustavo Balmaceda Valdés- de una infidelidad con su primo. Intentó matarse hasta que escapó a Argentina gracias a la ayuda de Vicente Huidobro. Allá  fue valorada, publicó varios libros,  editados incluso en  Madrid: "Inquietudes sentimentales", "Los Tres cantos", "En la quietud del mármol", "Anuarí"  y "Cuentos para hombres que todavía son niños".

Por eso, la publicación de "Diarios íntimos" (Alquimia Ediciones) es un ajuste de cuentas. O un acto de justicia, más bien con una autora intensa, adelantada y, admitámoslo, algo delirante. Ella define sus diarios como "espejo de mis sentimientos", mezclando cartas, pequeños relatos, poesía y confesiones. Acá le habla a su marido, amante, a Dios y a ella misma. Siempre entre la culpa y la arrogancia, entre el sentirse especial, pero también miserable. Una marca registrada de una autora que vivió al límite y que, justamente fue consumida por éste a los 28 años.

Para la escritora Alejandra Costamagna -quien elaboró la introducción de esta edición, en la que desarrolló un revelador perfil de la autora-, Wilms Montt  era una adelantada a su tiempo, pero que "no puede escapar a la época que le corresponde". Afirma que este rescate es tan valioso como su obra, aun dispersa. "No tengo ninguna duda que estos diarios son parte de su obra, al mismo nivel que una novela, cuentos o poemas". Dice que al releer sus diarios -tomados de cuatro cuadernos originales- hay al menos dos aspectos de la escritora que le llamaron la atención, al margen de la figura potente de Wilms Montt.  "Más allá de la carga sentimental de la obra que a veces puede sonar empalagosa, hay una suerte de incredulidad radical frente el género humano y la expresión de un descontento con el entorno que se filtra en el ánimo confesional de los textos. Y eso los vuelve mucho más interesantes, sobre todo pensando en la época".

¿Qué es lo que te llama atención personalmente de su figura?
— Me interesa su carácter insumiso, disidente, inconformista. Y la manera de hacer frente a su malestar con acciones y con palabras. Me atrae ese desajuste activo con el entorno, que no se agota en el lamento.

Cual  es el aporte de la reedición de estos diarios?
— Creo que uno de los mayores aportes de esta publicación es centrar la mirada en su obra y hacer el quite al cliché de la femme fatale. Alejarse del mito que proyecta la imagen de Wilms Montt en la historia de la chismografía literaria para apreciar el diálogo entre vida y literatura que sugieren estos diarios. Es muy significativa la visión del mundo que se desprende de sus textos, escritos mayoritariamente en el convento donde fue recluida por adulterio.  Teresa por un lado era muy arrebatada, apasionada, transgresora. Pero a la vez, como hija de su época también estaba atada a las convenciones como "depender" del permiso de su hombre.

¿Podemos hablar de esa contradicción?
— Teresa Wilms Montt es una  muchacha de origen aristocrático, que parte rebelándose contra las convenciones de su clase social. Luego pondrá en duda las creencias religiosas y políticas que le han inculcado. Y todo lo anterior estará atravesado por el desacato a los códigos sexistas de su época.  Pero naturalmente habrá tensiones y contradicciones en estos gestos, y el impulso trasgresor chocará a menudo con los mandatos de su origen.

¿De qué forma su figura, icónica aunque no del todo explorada, dialoga con el Chile actual?
— Wilms Montt intenta desnaturalizar los códigos de una sociedad patriarcal ultra conservadora. Lo hace a su modo y considerando los límites que la época le impone. Puede que a las mujeres hoy en Chile no se nos encierre en conventos por adulterio, pero hay expresiones de la misma gravedad muy vigentes. Además de la violencia física que se traduce en cifras escandalosas de femicidios, hay marcas de sexismo en la disparidad de las condiciones laborales, en la diferencia de ingresos por los mismos empleos, en la exclusión de las mujeres del debate sobre el aborto, por ejemplo, que es algo que nos atañe directamente, o en las presiones sociales sobre el rol de una maternidad todo terreno. Por mencionar lo más visible, nada más, de este país con fuertes resabios misóginos y pechoños.

 

 


Preciosa sangre
Del prólogo de "Diarios íntimos"

Por Alejandra Costamagna
"Es posible resumir los intensísimos veintiocho años de vida de Teresa Wilms Montt en menos de diez líneas. De sangre aristocrática, descendiente de cuatro presidentes de la república, segunda de siete hermanas, nace en Viña del Mar en 1893. Lectora prematura, trilingüe, se casa a los diecisiete años sin consentimiento de sus padres, simpatiza con el anarquismo, es acusada de adulterio por su marido e internada en un convento en Santiago y alejada de sus hijas. Huye a Buenos Aires con el poeta Vicente Huidobro, publica cinco libros -cuatro de prosa poética y uno de cuentos-, recibe aplausos de los círculos intelectuales, coquetea con la vanguardia europea, es adicta a los somníferos y al opio, intenta matarse dos veces sin éxito y a la tercera, el 24 de diciembre de 1921, en París, lo consigue. Diez líneas de existencia y un correlato preciso en las páginas que dejó escritas. No sólo en los libros publicados, sino especialmente en sus diarios, donde fue registrando desde muy temprano sus experiencias vitales y los primeros balbuceos en la poesía. Dado el carácter confesional de sus textos, el diálogo entre vida y literatura resulta evidente".

 

Gustavo Balmaceda Valdés, el marido
Del prólogo de "Diarios íntimos"

"Pero la leyenda de la escritora es también, necesariamente, la historia de Gustavo Balmaceda Valdés, su marido. Niño de familia aristocrática, nacido en 1885, huérfano temprano de madre, denostado por su padre, incomprendido por su madrastra. Sobrino de un presidente suicida  (José Manuel Balmaceda), con-sanguíneo de diputados, políticos, diplomáticos. Alto, ojos azules, buena facha. jovencito rebelde, internado en colegio de curas, visto por su familia como un inepto incapaz de conseguir algo más que un empleo administrativo. Cazador de zorros, fanático de la ópera, lector tardío. Marido obsesionado con el qué dirán, celoso, impulsivo. Autor y protagonista de una novela en clave (Desde lo alto): Mariano Echagüe, casado con Ester Krause, en su martirológica  ficción. Cosas así escribe Gustavo-Mariano sobre Teresa-Ester en Desde lo alto: "En aquella alma desconcertada, pervertida por lecturas absorbidas sin disciplina y a destajo, se había producido una aridez muy poco femenina, un ateísmo de esos desoladores y aplastantes". Y pronto, frente al embarazo de su mujer, dispara: "Pero lo más triste era que hasta los instintos maternos aparecían en Ester como atrofiados. Jamás la vio Mariano preocupada de los menesteres propios de su estado. El ajuar del hijo, esa cosa que absorbe todas las facultades de la futura madre, no logró sustraerla a sus lecturas ni a sus distracciones sociales. ¡Cómo habría gozado él si al volver por la tarde hubiese encontrado a su esposa, como entre espumas, en medio de esa lencería delicada". Y tal como la señora Montt castigaba a su hija al verla leyendo, Balmaceda le prohíbe a Teresa Wilms ciertas lecturas.

 

 


"Mamá tonta, mamá mala"
De "Diarios íntimos"


Escrito por Teresa Wilms Montt el miércoles 12 de enero de 1916

"Me dijiste que era un gato
el que estaba en tu ventana,
pues, jamás he visto yo
gato negro con sotana".

"Mi hijita Chita, mi rubiecita catita, me cantaba estos versos. Cuando me veía triste, de mal humor, me preguntaba con su vocecita seria de "niña grande": -¿Quiere que le cante, Theresita? -Sí, amor, sí, cante a su mamá tonta, a su mamá mala que no sabe apreciar el tesoro de su hijita -y entonaba, llena de coqueterías, la cancioncita del gato y se reía feliz de verme reír y ya contenta. Para siempre perdida esa dicha que es la única verdadera. Qué honda pena. Si me voy después de mi divorcio, no puedo quedarme cerca de mis chicas sin verlas. La Ley no me las da y no me permite ningún derecho sobre ellas. Verlas como visita y nada más. ¡Qué horror! Si, huiré lejos, lejos donde no puedan alcanzarme".


 

 

 

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Por Juan Carlos Ramírez
Publicado en Suplemento KU, Diario Austral de Temuco. 7 de Junio de 2015