Ático, poesía de Úrsula Starke. Cuarto Propio, Santiago, 2007, 66 páginas
El ático de la perversión
Por Francisca Lange Valdés
Revista de Libros, El Mercurio. Domingo 23 de Diciembre 2007
Atico es el segundo libro de Úrsula Starke (1983), una autora que ha dado que hablar
entre sus pares etarios. Con la distancia de siete años —Obertura se publicó en 2000— es apreciable la evolución de esta joven poeta, en cuanto a su escritura y al posicionamiento del sujeto poético en ésta.
En Ático nos enfrentamos a un sujeto desgarrado ante su instalación en el mundo: hábil y engañadoramente frágil, éste compone un recorrido en que el extrañamiento del amor, la perceptibilidad frente a la naturaleza y la conciencia plena de los otros —vivos y muertos— establecen un periplo donde la destrucción es un objeto parcial del relato, inscrito en el verso libre. Y digo parcial porque es la pausada
relación del sujeto con la escritura lo que logra establecer un equilibrio precario entre el tema —la muerte, la pérdida, lo macabro— y la escritura misma: "Tengo el cuerpo vencido, abierto al matarife, al crepúsculo/ de la coherencia mi sentido alucina con deformidades y torsiones, el maquiavélico soporte de este cerebro hinchado/ en medicinas inaugura una ceremonia de mis desiertos, como/ pecadora impune de mis ilusiones transitorias, que no son/ ni nunca fueron como los sacerdotes me susurraban (...). Escondida en la abulia que marca el peregrinaje de mis adyacentes, estimo que he fracasado en el escrupuloso intento de amar".
Un sujeto desgarrado, pero consciente. Una escritura abierta, extremadamente sincera en sus recovecos lingüísticos donde el miedo y la sobrevivencia —ideas que cruzan el libro— se tejen de manera sutil, altamente elaborada en la simulación de una conciencia abierta al público, pero entrecruzada por acertijos verbales y dispositivos donde lo perverso se huele como una potente atmósfera sostenida en una particular dulzura que contienen la desaparición y la presencia de la hablante.