Proyecto Patrimonio - 2018 | index | Autores |











Los libros fantasma

Por Víctor Barrera Enderle
Publicado en La Panera N°3. Marzo de 2010


.. .. .. .. ..

La reciente muerte del escritor norteamericano J. D. Salinger (1919-2010) fue sólo la culminación de otra muerte, de larga data, que venía gestándose desde los lejanos días en que el autor decidió apartarse de la vida pública y dejar de publicar.  La muerte física llegó mucho después de la muerte del escritor. Salinger hizo de su posterior condición de incógnito una obra particular. Sin duda siguió escribiendo en la oscuridad, pero esos textos (hasta que no aparezcan publicados) no existen, son sólo posibilidad. Libros fantasma que, por ahora, se expresan más en el silencio, en lo no dicho. Y son estas obras invisibles las que llaman ahora mi atención.

En ellas pesa el nombre del autor, aunque estén vacías, ocultas o todavía por escribir. Se reescriben infinitamente a base de especulaciones. La expectativa es, por supuesto, deudora de una obra real que la precede y justifica. Generalmente se trata de  libros tangibles que muy pronto alcanzan la fama y el reconocimiento. La fama, lo ha dicho Borges en alguna parte, puede ser también una forma de incomprensión, y tal vez la peor. Los escritores que han experimentado este fenómeno lo saben muy bien. El asunto se agrava cuando el reconocimiento desmedido llega pronto, con la primera o segunda publicación. ¿Qué sigue después? tal vez el temor desorbitado a defraudar las expectativas. Ante tal panorama, algunos optan por el silencio. Salinger no fue el único.

En la literatura latinoamericana tenemos el caso célebre de Juan Rulfo (contemporáneo, por cierto, de Salinger), y aunque él no abandonó la vida pública, el silencio literario los emparienta. Rulfo despachó prontamente, a mediados del siglo pasado, dos libros geniales: “El llano en llamas” (1953) y “Pedro Páramo” (1955). Un volumen de relatos y una novela. Después, nada, salvo una trepidante popularidad basada en cada uno de los libros que no escribía. Salinger, por esos mismos días, publicó su obra más emblemática: “El guardián entre el centeno” (1951). Una lectura cruzada entre estos textos nos daría, pienso yo, algunas pistas sobre el fenómeno de los libros fantasmas que estos autores siguieron “escribiendo” en su silencio literario. La disparidad esconde la condición que la provoca. Partamos de las voces narrativas. Tomemos algunos de los personajes narradores de los cuentos del Rulfo y a Holden Caulfield, el protagonista de la novela de Salinger. Un adolescente norteamericano, por un lado, y por el otro un puñado de campesinos desterrados, locos y posesos del interior mexicano. Voces que hablan desde una condición marginal o automarginal.

Ni Rulfo ni Salinger intentan imitar o reproducir la condición “iletrada” de sus protagonistas, sino que articulan esa oralidad (la del chico que detesta la escuela y el mundo de los adultos, la de los campesinos que no saben leer ni escribir y rechazan, por ello, la demagogia de la historia oficial) para reinventar sus relatos y destruir el oropel de las convenciones. La fuerza de esas voces es tal que, una vez que los narradores terminan sus historias, los autores reales quedan en silencio, temerosos de no volver a encontrarlas.  Y era difícil que el desenlace fuera otro: esos textos son ya una renuncia del mundo, un repudio al automatismo y a la claudicación de la libertad individual. La rebeldía, para sobrevivir, precisa el rechazo a la tregua, al pacto. Alguna vez, Rulfo dijo que los cuentos que escribía se los relataba un viejo tío, y que cuando éste murió la fuente se secó. La anécdota apenas ilustra la dimensión de la tragedia. Para un escritor, encontrar su voz literaria puede ser una aventura que dure toda la vida, sin garantía de éxito. Pero encontrarla al inicio de la jornada y luego perderla puede ser devastador.

Los libros fantasma se “escriben” para mantener vivos los libros publicados, para insuflarles la resurrección perpetua que dan las nuevas lecturas… Cada obra que no publicó Salinger hizo más famoso a “El Guardián entre el centeno”; los más de treinta años de expectación, aguardando la próxima novela o el nuevo cuento de Rulfo, sólo hicieron imprescindibles a “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”. En ocasiones, el silencio es iluminador y elocuente.



 

 

Proyecto Patrimonio Año 2018
A Página Principal
| A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
Los libros fantasma
Por Víctor Barrera Enderle
Publicado en La Panera N°3. Marzo de 2010