Todas las mujeres: una antología de Ricardo González Vigil
Víctor Coral
Chaclacayo, setiembre del 2010
Bajo el humilde título de Poetas peruanas de antología (Mascaypacha Editores), hace exactamente un año el reputado crítico literario y poeta peruano Ricardo González Vigil publicó un voluminoso libro (663 pp) donde compila de manera generosa y con parámetros muy definidos a lo más representativo de la producción poética escrita por mujeres en el Perú, desde la Colonia hasta la llamada generación del 2000.
El volumen tiene tantos logros que tomaría demasiado espacio reparar en cada uno de ellos y desarrollarlos. Algunos de los más interesantes radican en haber considerado poesía quechua y aguaruna anónima de la época del Virreinato, y, por otro lado, haber mantenido la división por “generaciones” de nuestra poesía, hecho que si bien ha sido harto cuestionado anteriormente (y con razón), resulta bastante didáctico y permite hacer diferenciaciones importantes.
La inclusión de Santa Rosa de Lima y de Esther Allison, por otra parte, nos dice mucho de la voluntad de apertura del antologador, que no solo hace caso de las grandes líneas temáticas de la poesía de mujeres en el Perú (el cuerpo, las relaciones de pareja, el amor, los desencuentros amorosos…) sino que incluye vertientes místicas y de búsqueda de relación con la divinidad, lo que añade consistencia y amplitud a su trabajo.
Sin duda, en la generación del cincuenta las más interesantes resultan ahora las propuestas de Cecilia Bustamante y de la sorprendente Nelly Fonseca, quienes destacan nítidamente entre sus congéneres. Las elegidas en la siguiente generación, en cambio, acaso constituyen el punto de mayor discusión, por lo exiguo de lo mostrado –apenas tres poetas-; pero en la generación del setenta el volumen recupera su nivel de excelencia con la inclusión de la notable Enriqueta Beleván (Poemas de la bella pájara hornera), y de la tempranamente desaparecida Águeda Castañeda, entre otras voces interesantes.
La generación del ochenta presenta una amplia selección de creadoras que incluye a propuestas tan importantes y disímiles como las de Patricia Alba (O un cuchillo esperándome), Carmen Ollé (Noches de Adrenalina), Rossella Di Paolo (Tablillas de San Lázaro) y Ana Varela Tafur, una voz amazónica que el lector no debería descuidar.
Otilia Navarrete, Marita Troiano y Roxana Crisólogo constituyen los pilares en los cuales se funda la poesía hecha por mujeres en los noventa, robles a partir de los cuales van a destacar con luz propia, y voz única, Montserrat Álvarez, Victoria Guerrero y Ana María García. Podría decir que falta alguna voz, pero su condición de inédita la excluye de la antología según los parámetros expuestos por RGV en la introducción.
Finalmente, en el 2000 encontramos a casi la totalidad de nombres interesantes que se pudieran convocar con un ánimo totalizador. Desde Ana María Falconí hasta Romy Sordómez (Présago), pasando por Luisa Fernando Lindo (Postpop), Andrea Cabel (a mi juicio de las mejores de las últimas dos décadas), y la siempre interesante Micaela Chirif.
Si tuviera que resumir en dos conceptos el esfuerzo intelectual de Ricardo González Vigil en este trabajo verdaderamente importante para la poesía peruana hecha por mujeres, y para la poesía peruana en general, son estos: rigurosidad y amplitud de criterio. Algo paradójicamente tan necesario y tan raro en tiempos donde las antologías se hacen al calor de las reuniones de amigos, los conciliábulos de Messenger o Facebook, o siguiendo los intereses personales y de pequeños y cerrados grupos. Lejos de todo ello, Poetas peruanas de antología es un gran aporte, de alcance hispanoamericano.
