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Kymper y las contradicciones del sujeto contemporáneo
Kymper de Miguel Gutierrez (Alfaguara, 2014)
Por Víctor Coral
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Miguel Gutiérrez (Piura, 1940) es uno de los mayores novelistas peruanos vivos. Lo refrendan obras como la elogiada “La violencia del tiempo”, “El mundo sin Xótchitl” y “Confesiones de Tamara Fiol”. “Kymper” viene a confirma este lugar preeminente dentro de la narrativa peruana.
La historia es relativamente sencilla: un hombre permanece en calidad de fugitivo luego de retornar a Lima tras un largo periodo de tiempo haciendo trabajo de campo (es antropólogo de profesión) en lo profundo de la selva peruana. Lo persiguen no solo las fuerzas del orden –estamos en los 90 y los 
atentados terroristas, las ejecuciones y las redadas policiales son cosa de todos los días—sino principalmente Sendero Luminoso, quien lo acusa de una supuesta delación; el aprista Comando Rodrigo Franco, por haber asesinado en su juventud a un militante del Apra, y su esposa, cuyo odio desproporcionado por haberla abandonado parece traducirse en un intento constante de eliminación física del objeto alguna vez amado.
En el plano discursivo (para seguir con la propuesta narratológica de Seymour Chatman) la historia está bien llevada por el narrador, normalmente omnisciente. Con naturalidad, fluidez y aplomo. Los numerosos pasajes en que se incurre en la reflexión ideológica o en la narración histórica no le confieren al texto ni pesadez ni afectación discursiva. Cuando el narrador cede la voz a los personajes, estos se expresan idiosincráticamente, con sus propios rasgos lingüísticos. Si bien la exploración de las posibilidades de la sintaxis narrativa no es un punto fuerte, el narrador se las arregla para mantener el interés del lector a lo largo de las más de quinientas páginas, con flasbacks que nos hacen saber del pasado de Kymper y de las razones de lo peligroso y complejo de su situación.
Kymper, el personaje, como la mayoría de nosotros, no está a la altura de las exigencias de la historia con mayúscula (Gutiérrez dixit). Tanto su discurso como su accionar resultan con frecuencia contradictorios. Tiene serios reparos ideológicos y morales con respecto a SL, pero es incapaz de rebelarse a la influencia que tienen los senderistas sobre él. Mantiene un respeto por los orígenes del aprismo, pero vive en zozobra por la posibilidad de que Rodrigo Franco lo asesine. Incluso en un plano más personal, constantemente el narrador nos hace saber que piensa hacer una cosa y termina haciendo lo contrario, como cuando accede a darle refugio prolongado a Maya, una joven y bella prostituta limeña.
Así, Kymper es en realidad una metáfora del sujeto contemporáneo, atrapado en el vaivén de los tentáculos del poder, de las podredumbres de la política, de la violencia familiar, de lo que llaman, resumiendo, los tiempos modernos. El carácter existencial y contradictorio de su vida refleja en buena medida la de todos los que vivimos en las grandes urbes de hoy: ignoramos si lo que hacemos es bueno o malo y, sobre todo, qué consecuencias nos traerán las decisiones que tomamos en cierto momento. Vivimos en la incertidumbre.
“Kymper” es una novela fácil de leer, pero difícil de aprehender y asimilar. Novela de madurez y con gran contenido ideológico, exige al lector apertura de ideas y conocimiento de la vida, atributos poco extendidos entre la crítica local. Acaso por ello, los pocos que se han ocupado del libro han derrapado en su apreciación, en mayor o menor medida. Ruiz Ortega la ha calificado como “novela de aventuras”. Calificativo injusto para una gran novela negra con carga político-existencial. Mucho peor es el caso del reseñita Javier Ágreda, quien ha dicho sobre “Kymper” que “literariamente el mayor logro de Gutiérrez es haber graficado, a través del temor y la desconfianza en que vive el protagonista, la experiencia de todos los peruanos de entonces”. Nosotros, como ya lo hemos explicitado arriba, creemos que la novela trasciende con mucha evidencia el mero testimonio de la zozobra y la paranoia ocasionadas por SL y su “guerra” durante los años noventa.
Resulta inútil y tal vez infantil establecer un ranking de los libros de Miguel Gutiérrez y ubicar dentro de este a “Kymper”. Baste decir, solo para resaltar la importancia de la novela, que si en “La violencia del tiempo” el escritor fue más ambicioso y proliferante, en “Kymper” lo encontramos más eficiente en cuanto al logro de sus objetivos narrativos, más preciso y atinado en el nivel expresivo. Además, el libro no solo es una novela negra con tintes políticos. Puede tomarse también como un gran recuento histórico del pensamiento radical y subversivo peruano (las críticas al aprismo y al senderismo abundan, tanto en la voz del protagonista como en la de los personajes secundarios) de las últimas décadas, aun cuando el lector no comparta los puntos de vista desde los cuales se elabora esta crítica.
Escrita con honestidad y arte, “Kymper” es una novela que todo peruano maduro y consciente del devenir histórico de nuestro país debe leer con actitud abierta y crítica. Esto es más de lo que se puede decir de muchas novelas publicadas en el Perú en las dos últimas décadas.
