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Huidobro en familia, junto a su mujer Manuela Portales


La pasión según Huidobro

Por Marcelo Soto (Los Angeles)
La Tercera Cultura, sábado 7 de octubre de 2006.


En los papeles inéditos del poeta que alberga el Getty Center de California, está el registro del romance extramarital que remeció a la sociedad santiaguina y provocó una herida mortal en el autor de Altazor y Cagliostro.

Jorge Teillier solía decir que el verdadero artista, antes que escribir versos, debía vivir poéticamente. Varias décadas antes, Vicente Huidobro llevó el axioma a la práctica. No fue un poeta popular ni reconocido -aunque escribió numerosos libros, algunos de ellos extraordinarios-, pero quizá su mayor obra haya sido su propia existencia. La vida de Huidobro fue una novela y una comedia, un drama y un panfleto.

En los papeles que se conservan en el Getty Center de Los Angeles aparece uno de sus capítulos más legendarios. Una aventura que empezó y terminó con escándalo, y que inspiró libros como Altazor y El Diario de Ana Mir: el auge y fin de su amor por Ximena Amunátegui, romance que provocó un terremoto en las familias chilenas acaudaladas y que causó en el poeta una herida mortal, uno de esos golpes del que nadie se recupera.

"Dime que me quieres, engáñame, miénteme, pero dime que aún me quieres. De lo contrario me voy a Chile y te mato y después me mato", le escribe Huidobro en 1927, desde Nueva York. Ximena responde: "Quisiera hoy sentir las sensaciones grandiosas, terribles y violentas de tu amor. Ahogarme, sumergirme, embriagarme en él".

El asunto había empezado cuando ella era casi una adolescente y él un poeta con pinta de revolucionario cosmopolita. A Huidobro, que ansiaba ser famoso, le gustaba que sus movimientos tuvieran eco en la prensa y probablemente habría sido un gran publicista si no fuera porque Santiago le quedaba chico. En 1926, La Nación publicó un poema suyo titulado Pasión y Muerte, donde confiesa su amor prohibido por una mujer, "acaso la más triste, sin duda la más bella". Ella tiene poco más de 16.

Huidobro, que estaba casado y tenía hijos con Manuela Portales Bello -descendiente del asesinado ministro y del autor del Código Civil-, tuvo que huir para calmar los ánimos. La enamorada se apellidaba Amunátegui y estaba emparentada con la familia del propio poeta. Vicente se va primero a París y luego a Nueva York. En ambas ciudades la prensa le adjudica romances con figuras de la farándula.

"En la colonia chilena inventaron una serie de amores míos, todos falsos y calumniosos. Me veían en alguna parte con alguien y ya eran amores", dice Huidobro, a quien siempre tildaron de Don Juan, aunque él lo negara. En otra carta, sin embargo, reconoce que "todo lo que he hecho son actos de un desesperado, de un loco, y tú tienes la culpa, tú eres la única causa... Soy capaz de cualquier cosa por tratar de olvidarte".

Confiesa haber coqueteado con otras sustancias, entre ellas la morfina. "¡Oh! delirio mío. Es algo horrible, es un sufrimiento inimaginable, yo que toda la vida he detestado las drogas, he tomado drogas, he pasado semanas sin comer".


La fuga

El final del mensaje, fechado en 1927, es desesperado: "¿Por qué no fue posible, Dios mío, por qué estamos separados?". Huidobro entonces toma una decisión. Ximena estará con él, pese a todo. Y planea una huida, un secuestro. Vuelve clandestinamente a Chile, la recoge en auto y se van a Mendoza por la cordillera. Los hermanos de ella amenazan con matarlo. Su padre nunca lo perdonará. Perderá a sus hijos. Será un paria.

Los dos llegan a París y los amigos del escritor quedan embelesados. Varios se enamoran de Ximena. Pero la felicidad es aparente. En el fondo no se entienden. Parece que el amor fue un invento creacionista, como reconoce después Huidobro.

De regreso en Chile, cena todas las noches con su madre. Ximena es casi un adorno y no extraña que encuentre refugio en el aprendiz de poeta Godofredo Iommi. Para Huidobro será una traición imperdonable. Lanza acusaciones terribles contra ambos.

"Todo Cartagena habla horrores de ella. En una tienda le dijeron a uno de mis empleados: 'Así que la patrona les resultó puta'. Quiero que oigas hablar a otras gentes de Cartagena... 'Ese tal Godo dejó la pieza fétida'".

Pero más grave resulta otra acusación. Según Huidobro, Iommi le robó sus ideas sobre poesía, que después utilizaría para fundar la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso. El fin de un amor no suele ser elegante.

 


 

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