Proyecto Patrimonio - 2010 | index | Vicente Huidobro | Autores |

 








Las últimas balas del poeta bandido

Por Marcelo Soto
(Los Angeles)
La Tercera Cultura, Sábado 30 de Septiembre de 2006

 


Los Angeles es violenta y ruidosa, pero en el Getty Center, cerca de las colinas de los ricos y famosos, reina la paz. Este complejo de edificios, que incluye un museo repleto de obras maestras, mira al Océano Pacífico desde lo alto de un cerro, igual que la casa de Vicente Huidobro en Cartagena, donde están enterrados sus restos.

La sección de Colecciones Especiales de la institución californiana alberga un tesoro que pocos chilenos conocen: el último legado del poeta fundador del creacionismo y una de las voces líricas más notables en lengua española del siglo XX. Ahí están sus papeles personales y gran parte de su correspondencia, además de originales tan valiosos como la primera versión mecanografiada de Altazor, con correcciones de su puño y letra, sin mencionar diversos textos inéditos.

Repartidos en cuatro cajas, los archivos dan cuenta de una vida exagerada, polémica e incomprendida. Ahí aparece el protagonista de historias disparatadas, creadas para acrecentar la fama, pero también el poeta radical. Pocos escritores chilenos se tomaron la poesía tan en serio como Huidobro.

Neruda, el hipócrita

Uno de los aspectos más llamativos de estos papeles apunta a su legendaria disputa con Pablo Neruda. La historia más difundida señala que el origen de la enemistad estuvo en las acusaciones de plagio divulgadas por Huidobro y que aluden a la semejanza entre el Poema 16 del parralino y unos versos de Rabindranath Tagore. Pero el poeta de Altazor niega estar detrás del ardid.

"Hay algo en tu carta que me entristece y es adivinar a través de tus palabras que tú crees que yo he hecho campaña contra el pobre Neruda", le escribe en 1935 al poeta español Juan Larrea. "Eso es falso e implica una inversión de roles. Fue él quien hizo campañas en mi contra. Créeme que me molesta hablar de estas estupideces. Pero solo porque tú sepas la verdad, lo hago. Me obligaras a contarte tanta mediocridad desde su origen. Lo haré sólo a grandes rasgos".

Huidobro acusa a Neruda de hipócrita y acomodaticio, pues se habría aprovechado de la fama de Federico García Lorca para alcanzar notoriedad en España y Argentina. "A comienzos de 1933, me encontré con Neruda... Hablamos de literatura española. El decía que los poetas españoles eran muy malos y que Garda Lorca era también muy mediocre... Estuve de acuerdo con Neruda. Nunca me he escondido para decir esto".

Unos párrafos más adelante Huidobro señala a "escritores comunistas o simpatizantes" como responsables de la denuncia de plagio contra Neruda. No es difícil advertir que se refiere a Pablo de Rokha y Volodia Teitelboim. "Te aseguro que yo no tomé parte en ninguna acusación contra él", insiste.

Lo que indigna a Huidobro es el doble estándar nerudiano, que en privado considera mediocre a García Lorca y en público lo llena de loas. "El pobre Neruda empezó a preparar su gran combina, empezó a formar la atmósfera. Iba diciendo en los círculos literarios que yo vivía atacando la literatura española y que desde mi llegada a América no hacía otra cosa que socavar a García Lorca. Cuando Lorca llegó a Buenos Aires, el pobre Neruda se le pegó como lapa, con toda la montada. El pequeño capitán formó una especie de complot de descontento contra mi persona".

Y no para ahí: "Acaso cometí un error al decir que con Rubén Darío se había sido siempre muy gentil, no así conmigo. De todo esto han hecho sustancia para lanzarme lo del bombo mutuo y que no doy si no me dan. En cambio nada dicen a Lorca y Neruda que se lanzan Odas y Cantos todas las semanas en revistas y periódicos".

"¡No soy poeta chileno!"

Heredero de una de las familias locales más ricas del siglo XIX, Huidobro tuvo una relación compleja y contradictoria con su origen. No es extraño que en sus cartas se combinen afirmaciones grandilocuentes con otras cargadas de resentimiento.

En una misiva enviada desde París el 6 de enero de 1917, cuando tenía 24 años, ya se evidencia su desprecio por el ambiente literario santiaguino. "He visto en un artículo de uno de los infusorios (nombre de microorganismos que daba a sus enemigos) de por allá que en la antología de poetas chilenos de Segura Castro se me coloca entre los de segunda categoría. Le ruego se presente en mi nombre a dicho señor y le prohiba la publicación de mis versos", le escribe a un destinatario no identificado. "¡No quiero salir en esa antología! ¡No soy poeta chileno!", advierte.

Agrega: "Para que Ud. se pasme de la falsedad hipócrita de este señor Segura, le contaré que cuando yo le dije, antes de venirme, que sabía que me colocaba en un lugar que no me correspondía, me dijo estas palabras: no haga caso a las habladurías, compañero, esas son cosas de Juan Guzmán... le aseguro que usted irá de los primeros entre los primeros; lo demás sería una injusticia que nosotros no podemos hacer".

Termina la correspondencia con una frase que deja a las claras aquella ambivalente sensación de creerse grande y a la vez poco apreciado. "Estoy convencido de que todos, hasta los más amigos, en el fondo sienten un agrado indecible de que me ataquen... ¡Es un gracioso pataleo de infusorios ante un gigante!".

No son las únicas revelaciones en los papeles del Getty Center. Hay cartas que muestran un lado desconocido de sus aventuras sentimentales, reflexiones y comentarios humorísticos que prefiguran los "chistes poético-políticos" de Nicanor Parra.

La biografía de Huidobro cuenta que, al nacer el autor, una bruja predijo que sería un gran hombre o un gran bandido. Quizá fue ambas cosas. Un gran poeta bandido.




 

Proyecto Patrimonio— Año 2010 
A Página Principal
| A Archivo Vicente Huidobro | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
Las últimas balas del poeta bandido.
Por Marcelo Soto.
(Los Angeles)
La Tercera Cultura, Sábado 30 de Septiembre de 2006