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¿Qué sería de este país sin Vicente Huidobro?

Nicanor Parra
Discurso/poema leído en el poblado de Lo Abarca, Cartagena, Chile, con motivo del Encuentro
Iberoamericano de Poesía realizado en homenaje al centenario del nacimiento de Vicente Huidobro
el 3 de septiembre de 1993.

 

 

 

El poeta más joven de Chile está
cumpliendo cien años en estos momentos.
Abran quincha, abran cancha,
a su salud, una caña de vino Santa Rita
para iniciar las festividades,
a ver si se nos ocurre algo que valga medianamente la pena
ante su tumba abierta de par en par. En serio
que me trague la tierra si miento.
Dicho sea de paso, le deseamos una larga vida, ¡salud!

Una sola pregunta
para poner las cosas en su punto:
¿Qué sería de este país sin Huidobro?
¿Qué sería de la poesía chilena sin este duende?
Desde luego no habría libertad de expresión.
Todos estaríamos escribiendo sonetos, odas elementales o gemidos.
¡Alabado sea el Santísimo!

Quiero dejar en claro que sin el maestro no hubiera sido posible el discípulo.

Prácticamente todo lo aprendí de Huidobro.
Gracias.
Incluidas algunas malas costumbres, esa es la verdad de las cosas.
Las fallas del discípulo no se explican sin las genialidades del maestro.
¿Qué diremos de él, o de ellos digamos mejor?
Porque Huidobros hay en cantidades
Tantos, como géneros literarios y más
Además de los personajes reales están los ficticios
y sobre todos ellos, uno solo, que nos sonríe desde
su paracaídas Altazor: un precursor del Teniente Bello, la simpatía personificada.

"No te sigas rompiendo la cabeza muchacho", le solía decir su señora madre
"Las poesías no las lee nadie
da lo mismo que sean buenas o malas".
"Reconozco que tengo más plata de la que se pueda gastar en Chile
Es por eso que me lo paso viajando
Talento poético nulo.
Mi único mérito consiste en saber reconocer los errores;
en esto sí que soy intransigente.
La poesía contemporánea comienza conmigo".
Nada de transacciones comerciales.
Sus opiniones no pecaron nunca de moderadas.
"Hasta estos momentos no ha habido ningún poeta propiamente tal en el mundo"
Incluso llegó a atreverse a enmendarle la plana al propio Homero
que no debió haber dicho jamás, según él,
"las nubes se alejan como un rebaño de ovejas",
sino lisa y llanamente
"las nubes se alejan balando"
Y parece que tenía razón.
¿Católico? Apostólico romano
¿Estudios? Teología.
¿Cumple con los diez mandamientos? Tarde, mal y nunca.
¿Comulga regularmente? Sí, pero sin pasar por esa lata de la confesión.
¿Casado o soltero?
Hago vida sexual con una monja.
¿Qué opina del Papa? Con el Papa ni a misa.
¿Qué laya de católico es usted?
Apostólico Romano.
Permita que me sonría.

¿Se creía la muerte en bicicleta?
No más que Nietzsche, bastante menos que Stürner en todo caso,
cuya plataforma de lucha ya no nos llama tanto la atención.
Recuperación del Yo, completa amoralidad y el club de los ególatras
Es un error muy grande tomar al mundo en serio.
Vale la pena recordar, eso sí,
Que no se queda nunca donde está.
Pronto se pronunció por una poesía estética de sí misma.
Hasta llegó a dárselas de comunista
Lo fue efectivamente: ver Elegía a la muerte de Lenin.
Inconmensurable, total.
También tuvo tiempo para girar en 180 grados
en el último tramo de su trayectoria,
convencido de que por ahí no iba la cosa
¿Lucidez y presencia de ánimo?
Palabras textuales:
"Quien haya estudiado a fondo el mundo actual
no puede dejar de hacerse comunista
Quien haya estudiado bien el Partido Comunista
no puede dejar de hacerse anarquista.
No ser idealista a los 20 años
es no tener corazón;
seguir siéndolo a los 40
es no tener cabeza."
Quiso decir, con humor y paciencia
Cambiaremos el curso de la historia
En la nomenclatura de Emerson.

Un cobarde que huye para adelante, eso fue Vicente Huidobro.
Cumple con lo que se espera de él
Héroe en todo el sentido de la palabra
Se le tildó, ¿de qué no se le tildó?
De noctámbulo, de payaso, de pije, de rastacueros.
Todos los epítetos imaginables
incluido el más ofensivo de todos:
Hay que borrarlo como sea del mapa,
léase, hay que cagar a Huidobro.
No sé, estamos en Chile, faltan palabras en el diccionario.
Claro que él sabía defenderse.
Pobre del quiltro o del perro de raza que le saliera a ladrar al camino
(ver La guerrilla literaria de nuestra compatriota Faride Zerán).

Una vez le enrostraron que su abuelo, el Marqués de Casa Real, se había hecho rico durante la Colonia comerciando en esclavos
"Prefiero descender de mi abuelo que trajo esclavos", dijo, "a descender como ustedes de los esclavos que trajo mi abuelo".

"Yo no veo cómo un aristócrata puede escribir poesías",
declaró públicamente alguien, una vez, a lo que Huidobro retrucó
"Yo no veo que para escribir poesía
se tenga que ser hijo de ferroviario".

Las historietas, falsas o verdaderas
se multiplican a más no poder.
En todas ellas sale victorioso
"Se me tilda de ególatra"
habría dicho una vez,
"porque me defiendo como gato de espaldas".
En mi sagrado derecho que estoy.
Que me choreen el reloj, perfecto,
mi billetera, la corbata de seda natural.
Sé que les hace falta
¡Pero que me respeten los calzoncillos!

Cierta vez tuvo la ocurrencia de disfrazarse de mendigo
y se puso a pedir limosna en la puerta de la Catedral.
Pronto se le acercó el sacerdote mayor en persona, agitando en el aire una moneda de plata que Huidobro rechaza dignamente, con una frase lapidaria que se hará célebre
"¡Retírate, ególatra!"

El director de un diario le sugirió una vez que se pusiera un seudónimo
como los otros grandes de Chile
si se creía realmente alguien.
"No tengo nada que ocultar", exclamó.
"Que se cambien de nombre los sospechosos
Yo desciendo directamente de El Cid".

Ni dadaísta, ni surrealista, ni futurista, ni mundonovista,
ni masoquista, ni social revisionista
¡Creacionista, mujer por Dios!
El poeta es un pequeño Dios, un pequeño Demonio es la misma cosa
Conste que yo no tengo nada contra ti.
Eres una viejita encantadora, pero déjame hacer mis propios ríos
mis propios árboles, mis propios volcanes,
tal como tú pariste los tuyos.
Tengo tanto derecho como tú, soy tu hijo, tu nieto, lo reconozco,
pero ya llegué a mi mayoría de edad.
Chao, lo siento mucho, te quiero mucho: madre Naturaleza, abuelita Naturaleza, no te enojes conmigo.

Está a la vista que se sobregiraba
¿Verdad?, ¿ímpetu juvenil? O algo por el estilo.
Se creía la muerte en bicicleta, qué lástima
Happy birtdhay, anyway

Pausa comercial, no se retiren, volveremos a estar con ustedes en un abrir y cerrar de ojos.

Al horitañia de la montazonte
la violondrina y el goloncelo
se descolgaban esta mañana de la lunala
Se acerca a todo galope
Ya viene viene la golondrina
ya viene viene la golonsina
ya viene la golondrina
ya viene la goloncima
Ya viene la golonchina
Ya viene la golonprima
Ya viene la golonrima
Ya viene la golonrisa, etc., etc.
Adiós. Hay que decir adiós
A Dios
Hay que decir a Dios
Entonces el huracán destruido por la luz de la lengua
se reparte en arpegios circulares.

Aparece la luna seguida de algunas gaviotas
y sobre el camino un caballo
que se va agrandando a medida que se aleja.
Darse prisa, darse prisa.
Están prontas las semillas
esperando una orden para florecer
Paciencia, ya luego crecerán
y se irán por los senderos de las savias, con su escalera personal.
Un momento de descanso, antes del viaje al cielo del árbol.
El árbol tiene miedo de alejarse demasiado
Tiene miedo y vuelve los ojos angustiados.
La noche lo hace temblar
La noche y su licantropía.
La noche que afila sus garras en el viento
y aguza a los oídos de la selva.
Tiene miedo, digo, tiene miedo el árbol de alejarse de la tierra.
No hay tiempo que perder.
Los iceberg que flotan en los ojos de los muertos, conocen su camino.
Ciego sería el que llorara las tinieblas del féretro sin límites,
las esperanzas abolidas, los tormentos cambiados en inscripción de cementerios.
Aquí yace Carlota, ojos marítimos, se le rompió un satélite.
Aquí yace Matías, en su corazón dos escualos se batían.
Aquí yace Marcelo, mar y cielo en el mismo violoncello.
Aquí yace Susana, cansada de pelear contra el olvido.
Aquí yace Teresa, esa es la tierra que araron sus ojos hoy ocupada con su cuerpo.
Aquí yace Angélica, en el puente de sus brazos.
Aquí yace Rosario, ríos de rosas hasta el infinito.
Aquí yace Raimundo, raíces del mundo son sus venas.
Aquí yace Clarisa, clara risa enclaustrada en la luz.
Aquí yace Alejandro, antro alejado ala adentro.
Aquí yace Gabriela, rotos los diques, suben en las savias hasta el sueño, esperando resurrección.
Aquí yace Altazor, azor fulminado por la altura.
Aquí yace Vicente, antipoeta y mago.

Desde el litoral central, en vivo y en directo para toda la Región Metropolitana.

No son pocos los críticos que lo sitúan por encima de todo.
Para muchos el autor de Altazor es el poeta más grande del Nuevo Mundo.
Las opiniones están divididas, dirán ustedes, ese lugar le corresponde a Pablo de Rokha, a Vallejo, para no mencionar a los nerudianos, que fueron siempre los más poderosos.
¿Y la Mistral?
Insondable misterio.
El modernismo sigue en el poder,
a pesar de que ya se desintegró como manera de pensar el mundo,
lo que ya dice el hombre de la calle.
Los demás me parecen excelentes, pero no me enloquecen no, en absoluto.

¡Chi, chi, chi, le, le, le! ¡Vi—cen—te Hui—do—bro!

Desautorizados por anacrónicos
Los que vieron en él un petimetre de la plaza Vendóme.
Puestos en su lugar quienes lo estigmatizaron de vendepatria, de sobrador y piola, de canchero,
de narciso, de pije, de picaflor.
Hay que tomarlo en serio, no queda otra,
por escasa que sea la confianza que inspira,
según el solitario crítico dominical.
Hoy por hoy no prevalece ninguna duda,
hasta los bolcheviques se matriculan con él.

Desfile de estudiantes en la Alameda, septiembre de 1925.
¡Se siente, se siente, Huidobro Presidente!

Personaje difícil de encasillar el Huidobro.
Recuerda a ese caballo que se agranda a medida que se aleja
No respeta la ley de la perspectiva
¿Cómo se explica, señor Alcalde, que no se le haya erigido una estatua?
Aunque él se reía de las estatuas.
Una calle, un museo, cualquier cosa.
Hasta cuándo vamos a seguir ninguneándolo.
¿Por qué no se reeditan sus obras completas?
Ediciones populares no hay.
¿Cómo se explica señor presidente de la Sociedad de Escritores de Chile
que no le den el Premio Nacional
so pretexto de que está muerto?
Ojalá los amigos sepultureros estuvieran tan vivos como él.
¡Qué vergüenza más grande! Ni Nacional, ni Nobel, ni siquiera Municipal.
Y todavía hay gente que cree en los premios.
Otra imagen de lo que representa Huidobro la da ese árbol que tenía miedo
de distanciarse mucho de la tierra,
pánico de separarse mucho de la tierra.
Le dolían las hojas y las raíces.
Odiaba a los pájaros que venían a cantar en sus ramas.

Los lectores escépticos que se resistan a ver en él un profeta en su tierra
podrían darse el lujo de volver a leer Altazor, canto primero, versículos del 469 al 489.
Veinte líneas que bastan para muestra.

La intención ecológica de Huidobro no debiera seguir pasándose por alto

Después de mi muerte, un día, el mundo será pequeño a la gente
plantarán continentes sobre los mares, se harán islas en el cielo.
Habrá un gran puente de metal en torno a la tierra
como los anillos construidos en Saturno.
Habrá grandes ciudades, como un país: gigantescas ciudades del porvenir
en donde el hombre-hormiga será una cifra un número que se mueve y baila.
Un poco de amor a veces como un arpa que hace olvidar la vida
sandías y tomates y repollos
parques públicos plantados de árboles frutales
No hay carne que comer, el planeta es estrecho
Las máquinas mataron el último animal.
Árboles frutales en todos los caminos.
Aprovechable, sólo lo aprovechable.
¡Ah la hermosa vida que preparan las fábricas, la horrible indiferencia de los astros sonrientes refugios de la música que huye de las manos de los últimos ciegos!

En resumen, en síntesis, en muchas palabras.
Poeta, antipoeta y mago o insecto perfecto.
Lo que oyen, señoras y señeres, y lo demás sería lo de menos.
Una sola pregunta al autor de Adiós Poeta:
¿Cuándo piensa escribir, Buenos días antipoeta?
Ya estaría bueno, la paciencia también tiene su límite.

¿Antipoeta Vicente Huidobro? No.
Yo tenía entendido que el inventor de la antipoesía era otro.
Me desayuno con esa noticia que me parece bien escandalosa
para decírselo con palabras suaves.
Está a la vista que El Mercurio miente.
No le crean a Parra ni a Valente.

Bromas aparte, basta mirar los títulos de sus escritos múltiples en francés
para ver los puntos que calza.
Se le moteja de extranjerizante
por el delito de haber sido bilingüe,
como todo burgués que se respete no más.
Lo terrible del caso es que resultó ser el más chileno de todos.
Algo que no debiera sorprender a nadie
por la sencilla razón de que escribe prácticamente como se habla.
A pesar de su propia teoría, que no podría ser más vanguardista, en todo el sentido de la palabra
piedras preciosas, ni regaladas.
Imposible proeza mayor.

Estoy pensando en sus mejores poemas,
sus famosos últimos poemas,
y también en su texto autobiográfico
que solamente puede compararse con la segunda carta del vidente
léase Vicente.

Prosa acerca del porvenir de la poesía.
Lo que yo digo es que hay que hacerse vidente.
El poeta se hace vidente Vicente, vigente, por un total y sistemático
descuajeringamiento de todos los sentidos.

Mi opinión personal: uno de los pocos poetas chilenos que se puede leer de corrido.
Lo que sucede con la gran mayoría de los literatos.
Es una vieja, vieja historia según la fonética del maestro Isaías.
Hay que leer de atrás para adelante, de lo contrario no sucede nada.

Su Monumento al mar ha envejecido gracias a los buenos oficios del consumismo.
No tanto como las Églogas de Garcilaso, por suerte.
Puras corrientes aguas cristalinas.
El mar de Cartagena aún se sigue estrellando
contra los arrecifes de la costa,
contaminado, pero mar al fin.
En fin,
él fue quien puso la primera piedra
como también la antepenúltima
de ese edificio llamado poesía chilena nueva
cuando Neftalí Reyes aún no se había cambiado de nombre.
Eran los días de la Primera Guerra Mundial.
Y eran las noches de la Segunda Guerra Mundial.

Él bajó de su torre de marfil, él dijo nones
a toda forma de totalitarismo
que lo diga el teléfono de Hitler
Una sola pregunta:
¿Qué hora es?
Pasaron esos tiempos, hoy estamos de vuelta de todos los archipiélagos.
O de casi todos, el respetable público dirá
aprendida la lección de Huidobro.
Los centenarios cuando no dan vida, matan.
Sin amedrentamientos, quiero creer que ese es su mensaje.

Paz sobre la constelación cantante de las aguas
entrechocadas como los hombros de la multitud
Paz en el mar a las olas de buena voluntad
Paz sobre la lápida de los naufragios
paz sobre los tambores del orgullo
y de las pupilas tenebrosas.
Y si yo soy el productor de las olas.
Paz también sobre mí.


"Los abajo firmantes, nos comprometemos bajo palabra de honor a reunirnos cada cien años, a partir de hoy, 3 de septiembre de 1993, estemos donde estemos, alrededor de esta tumba magnética de la que brota el mar a borbotones".


 

 

 

 

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¿Qué sería de este país sin Vicente Huidobro?.
Nicanor Parra