Los  dedos nunca andan solos 
                  Escapan  desde el otro lado de la ciudad 
                  manchas  de sangre y semáforos en rojo 
                  conduciendo  un carro de Supermercado 
                                                               lleno de ganancias        
                  a  exceso de velocidad. 
                Como  el trabajador del frigorífico 
                  que  abre temprano el negocio 
                                                             antes de los disparos 
                  a  la hora en que se decide dejar la infancia 
                                                                           y envejecer 
                  para  ser adolescente por décadas 
                  empuñando  un arma casi falsa 
                  mientras  lo único sembrado 
                  ya  comenzó a reproducirse. 
                Un  buen golpe madura bajo el sol 
                  primero  se arrojan las redes 
                  para  ver si amanece 
                                                           los anzuelos, después 
                  -el que mira a todos lados y sus llaves 
                                                                              son la carnada- 
                Pero  la luna siempre es quien dice la verdad 
                  justo  antes de eyacular en su cara 
                  bajo  amenaza de no contárselo a nadie 
                  Escombros  que sirven de pantalla 
                  a  una casa de seguridad en Ciudad de México 
                  donde  alguien se lava el culo 
                                                              ensuciado por nadie. 
                Ahora  parece que todos los pájaros 
                  con  un mensaje atado a la pata 
                  perdieron  su dirección para repartirse el botín 
                  La  colilla de cigarro que siempre 
                  quiso  provocar un incendio 
                  antes  de apagarse. 
                Hoy  es el día más caluroso         
                  y  los Helados seguirán vendiéndose en las calles 
                Pero  el dinero, por fin, se derretirá en otras bocas.