A todo eso que es visible.
  
                      a lo que sucede entre dos espejos, frente a frente,
  
                      mirándose
                     
                      MATERIALES LIGEROS 
                    Las pisadas de los que huyen
                      se pueden escuchar durante la sequía 
                    son el crepitar de flores
                      y pastos muertos del año anterior
                      donde cada paso dice algo 
                    historias inconclusas que suceden
                      entre Estaciones del Metro
                      o construcciones de material ligero
                      que los puertos y el aburrimiento
                      de no sentir miedo
                      se llevarán 
                    odios amados que se cocinan por horas, un día a la vez
                      a fuego lento durante años
                      en este vertedero de puertas abiertas;
                      pero clausurado a los que piensan escapar. 
                    Islas que nunca han visto el agua
                      apenas calles pavimentadas
                      y explosiones extranjeras fabricadas
                                   
                      para reunir a los amigos
                      pero solo a los que puedan recopilar extremidades
                      armar el rompecabezas
                      y después sepultarlo. 
                    Cuando al lado solo hay dinero falso
                      y la respuesta es: no me acuerdo
                      no sé lo que hice ayer
                      era el último Teléfono Público de monedas
                      solo
                    en el Centro Comercial
                    mientras nadie llegaba
                      por el camino bloqueado
                    huérfano de pies. 
                    Los barrenderos saben rastrear el peso y tiempo
                      que dejan los desperdicios sobre tierras depiladas
                      también leen el silencio que cometen las hojas secas
                      junto a árboles desnudos exhibiéndose en público
                                                       
                      una tarde sin viento. 
                    Pero no importa, todos han vuelto, nadie huía
                      ya crecieron los pastos
                      levantaron nuevos techos
                      regresó la lluvia. 
                     
                     
                    HELADOS 
                    Los dedos nunca andan solos
                      Escapan desde el otro lado de la ciudad
                      manchas de sangre y semáforos en rojo
                      conduciendo un carro de Supermercado
                                            
                      lleno de ganancias
                      a exceso de velocidad. 
                    Como el trabajador del frigorífico
                      que abre temprano el negocio
                                          
                      antes de los disparos
                      a la hora en que se decide dejar la infancia
                                                        
                      y envejecer
                      para ser adolescente por décadas
                      empuñando un arma casi falsa
                      mientras lo único sembrado
                      ya comenzó a reproducirse. 
                    Un buen golpe madura bajo el sol
                      primero se arrojan las redes
                      para ver si amanece
                                                     
                      los anzuelos, después
                      -el que mira a todos lados y sus llaves
                                                                                 son la carnada- 
                    Pero la luna siempre es quien dice la verdad
                      justo antes de eyacular en su cara
                      bajo amenaza de no contárselo a nadie
                      Escombros que sirven de pantalla
                      a una casa de seguridad en Ciudad de México
                      donde alguien se lava el culo
                                           
                      ensuciado por nadie. 
                    Ahora parece que todos los pájaros
                      con un mensaje atado a la pata
                      perdieron su dirección para repartirse el botín
                      La colilla de cigarro que siempre
                      quiso provocar un incendio
                      antes de apagarse. 
                    Hoy es el día más caluroso
                      y los Helados seguirán vendiéndose en las calles
                     Pero el dinero, por fin, se derretirá en otras bocas.
                     
                     
                    OBJETOS CULPABLES
                      
                      Lo primero sería sentarse
                      a deletrear la palabra DESIERTO 
                    al lado izquierdo de un crimen recién cometido. 
                    Porque la culpa será siempre de los objetos
                      objetos sospechosos en la escena
                      armas, sobrenombre. 
                    Al parecer, quedaban deudas pendientes:
                      un lago que se evaporó en sólo una noche de lluvia
                      o el deseo de Feliz Cumpleaños
                      que nunca, nunca se cumple 
                    donde la sangre se esparce y fluye
                      por las imperfecciones
                      por la geografía mal terminada del suelo de cemento
                      barricadas levantadas con materiales ligeros 
                    prueba suficiente de un trabajo mal hecho
                      pero que al menos sirvió
                      para dejar escrito su último mensaje. 
                    Así es la suerte, sólo para algunos:
                      el primer recluta muerto en una guerra
                      o el último, segundos antes de la rendición incondicional
                      cuando la intemperie, el agua o la tierra seca no importan 
                    tampoco el vidrio polarizado antibalas CNI
                      que al final alguien bota de su casa
                      para obtener la clave de la caja de seguridad
                      donde se guardan los recuerdos que nunca serán 
                    donde se esconde ese vello púbico
                      depilado tantas veces, hecho de tiempo sintético
                      de ese que se vende en todas las ferreterías
                      en oferta, hasta agotar el stock. 
                    Igual a estar desnudo en posición fetal
                      en medio de las piedras o de la vegetación y la brisa 
                    extrañando lo bello y tóxico
                                         
                      de las aguas contaminadas
                      el sudor del sol         su brillo dorado
                      el precio en oro de todo lo que no se tiene 
                    dorado seco en la piel                    todo el día
                      esperando el brillo de una limosna. 
                    “Viajero, si escapas de esta cárcel
                                                                        y vas a Esparta
                      diles a todos que nos rendimos, que fuimos culpables
                      que nos apuñalamos tras las rejas
                      en cumplimiento de su Ley”
                     
                     
                    LOS LÁPICES NO SABEN ESCRIBIR 
                    No saben mentir
                      menos cuando están lejos de su casa
                      su periferia  y los vertederos vivos 
                    cárceles concesionadas
                      o las terribles consecuencias
                      que pueden dejar el rocío, el cambio de Estación
                      y lo rico que es
                      saludar en invierno a los extraños.
                    El martillo sólo sabe de clavos
                      pero escucha entre golpe y golpe la vibración y el ruido
                      que hacen los muebles que se mueven en el piso de arriba. 
                    Los lápices tampoco saben leer
                      nacieron con síndrome de abstinencia
                                                          
                      ya de fábrica
                      en medio de una fotografía digital
                      la familia retocada en sepia, suplantando a lo que no fue
                      con la misma mirada
                      a que huele el combustible de alto octanaje 
                    una voz inflamable que se deja ver
                      pero que no se oye 
                    tan sólida como el vacío
                      que prefirió quedarse en esa habitación
                      ya remodelada hace tantos años 
                    donde las cajas de cartón todavía están ahí
                      embalando objetos y evidencias 
                    el Estado Físico de la Materia
                      de esos recuerdos, una mañana
                                    
                      donde todo se hizo tarde. 
                    El que nunca supo a qué especie pertenecía
                      cuáles insectos
                           
                      la hierba
                                            
                      esos desperdicios
                      y los arbustos a la orilla del camino.