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        Poemas hechizos
          Hechiza, poemas anticipados, de Víctor Hugo Díaz
        Por Gabriela Cantú Westendarp(*)
            http://revistalevadura.mx/ 
         
        
          
          
        
          
        
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          Los que leemos poesía sabemos que somos pocos pero que en esos pocos hay consistencia, quiero decir que hay un interés genuino y práctica lectora constante del género. Tener a nuestro alcance las novedades de poesía resulta cada vez más asequible gracias a los medios digitales, otra cosa es tener al alcance de nuestras manos el libro impreso. Objeto que algunos de nosotros seguimos valorando de manera muy intensa. A saber que en algunos casos las ediciones en este género son de un tiraje muy reducido e inconseguible. Tal es el caso de un plaquette que recibí a través de nuestro Correo Aéreo Mexicano hace unas semanas: Hechiza Poemas anticipados, del poeta chileno Víctor Hugo Díaz, publicado gracias al programa “Fronteras sin límite 2015, Poesía de Chile en Perú y Bolivia”, al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile y a Verso destierro, editorial mexicana independiente. Se trata de una edición artesanal con un tiraje numerado de tan solo doscientos ejemplares. Así este libro se vuelve un objeto “hechizo” en el sentido de que es un artefacto hecho a mano tal como la hechura de poesía y no un producto fabricado de manera industrial. Lo que es hecho a mano como la poesía, tiene ciertas imperfecciones o mejor dicho ciertas peculiaridades que le dan al objeto el grado de irrepetible.
          El libro de Díaz abre con un poema que nos habla de una casa en el árbol, o en otras palabras, de aquel cuya vivienda se encuentra en el parque. De alguna forma la voz poética nos coloca en el lugar de ese ser que nunca duerme tranquilo porque está expuesto todo el tiempo a la intemperie:
          
            Al silencio, le gusta venir a sentarse
                Permanecer despierto
              y escuchar lo que habita en las pesadillas
              que se acumulan noche a noche
              cabeza sobre cabeza
              en las almohadas rígidas
              de las bancas del Parque  p.5
          
          La ciudad es el parque y el parque es la ciudad y somos todos nosotros como cuerpo social, como cuerpo humano que está envuelto en un estado de pobreza no solo literal sino espiritual también.
          
            Dermis que cicatriza a la velocidad de los árboles
                en este “Parque con ventanas”
              donde la voz del francotirador me habla
                                                                   me apunta
                                                                         pero no a mí.
              Es solo otra violenta emboscada de alas
              Aplauso de palomas pobres que estallan en vuelo  p.8
          
          El poeta canta un mundo que necesita una nueva hechura, quizás un nuevo orden. De ahí el verso: “Ante las murallas tose y respira la catástrofe.” Porque el poeta lo sabe desde tiempo anticipado: urge que brote la compasión:
          
            Sólo una dosis pequeña para cuando la cosa no va
                y no se provoca generosidad en una Población
              donde se anda perdido p. 12
          
          Y tal parece que, de acuerdo a la voz poética, no escuchamos “el disparo” ni vemos “el cuerpo en la calle tirado sin zapatos” que el Parque-Casa-Mundo nos arroja. Somos los hijos de una pareja que se tapa los ojos “con la mano/pero con los dedos entreabiertos” es decir que finge no ver. Y por eso, para llamarnos a nosotros los ciegos, los objetos cobran vida como si fueran posesos de una energía vital.
          
            En la esquina que forma la muralla
                del edificio recién construido
              y la fachada de la vieja botillería
              hay una silla de Ruedas.
              Cada noche se queda
            hasta cuando las piernas dejan de pasar
              Como arma Hechiza descargada apuntando  p.15
          
          Tal vez la realidad de la que somos parte esté en franca decadencia tal como canta el poeta. Me parece que estos poemas son un lamento que la voz necesitaba “excretar.”
          
            Muerte de juguete
            A veces te imagino
                bajo un frío sol de invierno
              mientras recuerdas todo esto que pasó
              hace tantos años.
              Sabes, al crecer la ropa se ajusta
              a la deformación de nuestros cuerpos
            Como el conteiner de basura
                afuera del asilo de ancianos
              que cada cinco días
              espera su viaje al vertedero
              que se acostumbró a secretos olvidados
              a desperdicios en bolsas negras valiosas que no pasan de moda
              cuando dormir es tiempo útil y estar despierto               perderlo.
            De haberla visto pensarías que es un juguete
                un juguete que los aleja
              que no invita a jugar a sus enemigos
              El arma Hechiza de un superhéroe
              con el poder del rayo y el trueno.
            ¿Pero y si soy yo el que recuerda
                esto que pasó hace tantos años
              imaginado por ti?
            Yo el tesoro, el cofre con riqueza
                                         y el cráneo infantil destrozado
              que se encuentra al final del arcoíris
                                                                 Lacrimógeno
              humeante entre hogueras de Protesta
            al final del arcoíris donde vino a impactar
                esta bala anónima
            El disparo al aire que me eligió
                bajo este frío sol de invierno  p.22
          
          Los poemas “hechizos” en este plaquette en efecto, como mencioné al principio, son irrepetibles. El poeta lleva el material poético a la otra orilla, o lo que es lo mismo a la zona de transformación, para ofrecernos lo que Rilke define como “lo que podemos soportar de lo terrible”: la belleza. Enhorabuena por mi estimado amigo Víctor Hugo a quien (no solo por su nombre sino por su talento) no le quedaba otro oficio que ejercer.
           
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          (*) Poeta y promotora cultural. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 2012 y Mención Honorífica en el Premio Regional Carmen Alardín 2011. Recibió la beca del Centro de Escritores de Nuevo León en 2006. Ha sido miembro del Consejo Editorial de la sección cultural del periódico EL NORTE del Grupo Reforma. Tiene cinco libros publicados, "Material peligroso" (Hiperión, UANL, 2015) "Naturaleza muerta" (UANL, 2011) "El filo de la playa" (Mantis editores 2007) "El efecto" (CONARTE, 2006) y "Poemas del árbol" (UANL, 2009). Fue co-fundadora de la revista de arte y literatura Otra orilla. Su obra se ha publicado en antologías, periódicos y revistas de Estado Unidos, Inglaterra, Colombia, Argentina, Ecuador y Cuba.