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POESIA MEXICO HOY
Escritos de Norte a Sur

Selección de autores: Adriano Rémura
Selección de poemas y texto: Víctor Hugo Díaz


 

 

.. .. .... .. .. 

Poesía Viva, Hecho en México. es una muestra subjetiva de la poesía actual mexicana, poetas nacidos entre 1953 y 1983, treinta años de partos y por lo tanto su desarrollo posterior, empezando a escribir, viviendo, publicando obra y ocupando la escena de sus décadas.

Lo que unifica a estos autores es por el contrario su diversidad y diferencia en cuanto al tono y lo temático, pero nunca perdiendo la intensidad, la fuerza, lo frágil, el aquí y ahora. Una especie de jauría transversal y oblicua, donde los años no importan sino la mirada compartida y crítica, tal vez muy, muy sola, pero coincidentes en su postura ante el poder y la institucionalidad, “Como ya se mencionó la antología no obedece a una generación, como se ha hecho regularmente, basada en la cronología de los días y años regulares”(Adriano Rémura, 42 barcos de Guerra), así como los candidatos  electorales, podríamos llamarlos independientes “escribir es un pretexto para no aplaudir” mostrando lo extraño y al mismo tiempo predecible, es decir ese diálogo Chile-México, entre dos hemisferios del mismo continente, sur y norte, donde no hay certeza sino sólo dudas (el futuro existe supongo).

Al parecer lo único que se tiene en poesía es lo mínimo, sólo lo que se puede llevar, el puño cerrado, ese bulto entre las ropas, el que nadie puede ver. Creo que aquí la palabra es el soporte donde nos comunicamos, pero la poesía va más allá del decir. Creo que en estos poetas la palabra es un pretexto de los ojos, la mirada que materializa la imagen, donde la palabra es sólido, es un movimiento estético donde la oficialidad no tiene cabida y la poesía viva dialoga entre sí.

En Adriana Tafoya las arrugas no cuentan, Viejos rituales para amar a un anciano, un extraño despliegue del deseo en el cuerpo de un viejo y su poder temporal. Mónica Suárez nos muestra eso tan visible y a la vez ocultado, esos “Cajones cerrados” donde guardamos lo nuestro, esa ropa interior que no mostramos a cualquiera, donde no se logra evadir el cuchillo de luz. Por su parte Ángel Carlos Sánchez deja de lado lo lírico y utiliza el verso como soporte para poetizar críticamente la actualidad que nos afecta y compartimos (Bitácora de realidades V). Bárbara Oaxaca nos habla desde ese lugar femenino y por lo tanto misterioso que es el Baño de mujeres, donde “desechan o cultivan el instinto de hacer nido/ depositan el miedo en el retrete” o esa propuesta para pervertir la sustancia de las cosas?

Víctor M Muñoz se enfrenta al lector con ironía y acidez, Satán en el Diván, tremendo,  estremecedor y a la vez satírico, poniendo el sentido y la fuerza de lo significado por encima de lo escrito. José Miguel Lecumberri se mueve más en la escritura, si bien es cierto su materia es la palabra, la desarticula en su función, experimenta, pero teniendo siempre como telón de fondo su reflexión existencial “puedes llamarme Nadie”, “las palabras son lo que no son las palabras”

Hugo Garduño, su hablante, se enfrenta al día a día, a un nuevo amanecer permanente que trae alguna sorpresa, la magia de lo impredecible, ese “otro cementerio que cada día despierta” donde “no descubren, no son, no se queman, viven para pasar” donde hay “sólo un sol monstruoso hecho de sol y polvo”. En Rocío García Rey, sale a escena el cuerpo y su lugar en la realidad, digamos el Avalúo Fiscal del Cuerpo “soy la mujer Rubens/ mi cuerpo fuera de época lo sé/ pero el deseo me obliga a salir”.

Marco Fonz con gran energía usa el ojo y describe, te pone en su lugar y descubre en lo cotidiano eso enigmático, real, maravilloso, el ser uno mismo y espantosamente finito “En qué pensaba cuando di ese paso al frente y dije: YO”

Esaú Corona nos muestra ese deambular, ese paso a paso, ese extrañamiento, ese ser un perfecto extraño entre otros extraños “pero anclo entre dos rumbos y mi cuerpo se desdobla”

Hortensia Carrasco asoma su cuerpo en la ventana, existe una distancia desde donde mirar y sentir el paso del tiempo, ver “sus rostros que se confunden/ con jirones de odio” un sol decapitado “como la tarde convertida/ en el último tajo de tal mutilación”

Andrés Cisneros de la Cruz, anticipa esa fosa común, está preparado prefiere esperar el amanecer “y tener siempre filoso el canto de un libro”, “un arma siempre bajo la almohada” frente “a la violenta oxidación de la cabeza” tomando la posición sólida del que espera algo “siempre es a mí a quien miran sedentario esos nómadas”. Quizá la posición del guerrero, ese sentido bélico que tiene la poesía, esa lucha simbólica contra lo que nos dijeron era lo real; contra ese espectáculo que reemplazó a la experiencia. Dos hemisferios de un mismo continente cultural: Escritos de Sur a Norte y Escritos de Norte a Sur.

Chile , Noviembre 2012

 

 

Adriana Tafoya

Viejos rituales para amar a un anciano

Desde mis cobijas de hombre solo,
 desde este papel, tiendo la mano.
. .. .. .. .. .. .. .. Rubén Bonifaz Nuño

Someter a un anciano a las delicadezas del amor
es un deleite   más que un reto.
Como la enjuta pasa    al pastel
el viejecillo en sus pliegues
es propenso
a un lóbulo redondo
a la perla en los labios:
a el aura de un pezón.

Las ansias del anciano se entregarán a ti,
no dudes de la vehemencia de estos vinos.

Algunos
se impregnan de tabaco
otros, de antiquísimo tono enciclopédico
o del humo plata del escape de los autos
entre su escaso cabello.
Y los más sensibles    de humedad.

Gustan aun de las camisolas a cuadros,
semejantes a sus cobijas, que
—en corto tiempo—
les envolverán
a manera de un sudario.

                        Pero, no nos entretengamos en esto.
Para llevarlo a la cama:
hay que acompañarle.
A la mayoría
le gusta ser desvestido con cuidado,
y que sus ropas se doblen —inmácula—
sobre el respaldo de un sillón.

No esperes erecciones, goza dedos.
No esperes dientes, mordisquea labios.
: (hay que tener precaución de no crujir la jaula de sus costillas).

Sobre el burro que tocó la flauta, desnuda sobre su lomo,
entra al jardín de los plateros
(al jardín de sus platas).
Naturalmente no eres una musa,
pero, a los menos frágiles, les agrada imaginar
que cabalgas sobre su costilludo cuerpo
aunque después se queden solos, como en un principio
en la oscuridad, con su flor entre los muslos
arrugándose a ciegas.

*

De forma distinta están aromados los viejos.
Su sabor es dulce y fuerte como los higos
y otras frutas secas.
(Pequeñitos pájaros sin plumas: súbelos al nido)
A ellos les gusta que las últimas canas les arranques
y los hagas sonrojar
—verse por medio segundo, lozanos—
dulces cascarones sobre las sábanas lisas
(haz memoria): nunca les desprendas los calcetines
(no hay que olvidarlo) y sobretodo
cuando les hagas el amor, acarícialos
con dedo experto
como si fuesen    taza de porcelana
con evidente grieta, aunque aún de borde dorado.

                                   Pero tampoco nos detengamos en esto.
Lo importante es que sufren
y eso los hace sensitivos     al amor.
            Puede que se vuelquen taciturnos
y sus pupilas no cintilen hacia afuera,
sino hacia dentro, como tratando de alumbrarse solos
hacia el fondo de sus callejones,
faro de ellos mismos
intentando (con sus pies en retroceso) ver
dónde se detuvieron de más,
dónde erraron el camino, dónde
un apretón de piernas los cegó un momento,
les obstruyó los pulmones, los trastornó
y los puso a pensar en otra cosa
que no fuera ellos.

(Al contener la respiración —la forma de respirar—
el aire cambia; los hechos: los actos).
Lo de la luz del faro es común cuando sucede;
sin embargo no pasa de ser la rojiza,
la ligera iluminación de la rosa
en la punta de un cigarro.

Si le cimbran las paredes de los sueños,
si esto ocurre, sólo recuéstalo
(que se estruje sobre la cama).
Retira sus lágrimas con el revés de una mano
cierra sus ojos,
y antes de apagar la luz,
bésalo.

 

 

 

Mónica Suárez

En cajones cerrados

Los secretos construyen laberintos oscuros:
se alimentan de frases nunca dichas,
beben el aroma de la inocencia.
Los secretos levantan cuartos y pasillos inesperados,
ocultan las ventanas,
se tragan la luz y la tiñen de sombra.
Los secretos nos abren cajones en el cuerpo:
cajones que cerramos para poder vestirnos
y salir a la calle sin que nadie lo sepa.

 

En la tela de esta noche

Un ángel oculto en la mirada juega.
Es tu fantasma ebrio del vino blanco
de la luna en el andén de las sombras:
tambaleante se recuesta en la punta del ojo,
lo oigo rasgar la tela de la noche
y mi sueño indefenso en la penumbra,
no logra evadir el cuchillo de luz
que lo desangra.

 

 

Ángel Carlos Sánchez

Bitácora de realidades V 

Soñé que había ciclones
inundando casas, campos, las ciudades
y que flotaban animales río abajo;
en las calles nadaban cocodrilos
mientras la gente tiritaba
en azoteas y en árboles, llorando.
Soñé también un bombardeo
desde aviones y tanques, desde barcos
que a miles de kilómetros mostraban
su poder tenebroso, imperturbable,
luciendo sin pudor una bandera
de estrellas sobre barras blancas, rojas.
Traté de frenar la pesadilla
pero a continuación surgió ante mí
un campo devastado por matanzas
y niños lentamente agonizando
de un hambre ósea, ilógica, siniestra.
Soñé a continuación con un banquete
donde hombres y mujeres bien vestidos
se mentían mutuamente mientras urdían
cómo obtener más oro, cómo quedarse
con las últimas tierras comunales.
Soñé que la selva era talada
y sus habitantes no podían defenderse
contra gigantescos buldóceres,
contra los empresarios compradores de las leyes
y se morían también de enfermedades
fulminantes y extrañas, quizá nuevas.
Apareció en mi sueño brevemente
la guerra de baja intensidad
que los paramilitares y el ejército
hacían en un lugar llamado Chiapas.
Soñé que estaba en un país
donde la gente sólo hablaba repitiendo
lo que veía en la tele tarde a tarde
a pesar de saber que le mentían.
Soñé que el mundo estaba calentándose,
que los polos se estaban derritiendo,
y que algunos arrecifes habitados
comenzaban a ahogarse lentamente.
Ya no quería soñar pero seguía:
ante mis ojos ocurrían fraudes,
asesinatos día a día más violentos,
represión en las fábricas, minas, migración
de la gente que buscaba una salida
hacia otra realidad, dejando pueblos solos
como espejismos viejos que los días
tal vez terminarán borrando.
No sé cómo evadir la pesadilla,
el sueño se ha alargado tanto ya
que dudo llegue por sí misma la vigilia.
Trataré de tomar un sucedáneo:
tal vez pueda despertar
oyendo una canción de moda
o viendo una película filmada
en un lugar que me recuerda a Hollywood.
Afortunadamente sé
que se trata nada más
de un sueño.

 

 

 

Bárbara Oaxaca

Baño de mujeres

En el baño de mujeres
se dan cita las diosas que dan vida
y las que se rehúsan
las subversivas de la tradición
las habitantes día y noche de los templos
las diosas que habitan otras diosas
aquellas que aceptaron
la metáfora de una flor como su imagen
las navegantes de su ruta lunar
en la mar enrojecida
las que guardan en su bolso de mano
el vértice del cosmos
entre rizadores y peinetas
y juntas inundan de ritual
ese baño de mujeres
completan esa mitad con la otra en el espejo
y entero el universo así (por un instante)
entornan la mirada hacia el futuro
trazan con bilé su ruta colectiva
desechan o cultivan el instinto de hacer nido
depositan el miedo en el retrete
o lo hacen dios y hombre y se fecundan con él.
Humo de cigarrillo
es el incienso femenino.

 

Lilith insurrecta

Es lo mejor.
¿Quién soy yo, dulcísimo
para pervertir la sustancia de las cosas?
¿Quién en sus cabales
trastocaría el pulso planetario
la molécula
el ordenado espasmo del ventrículo
las voces del taller?
Abrir puertas
desafiar a lo que nombra
nombrarlo
marchar contra natura.
¿Habría de ser yo
simple mortal
hija común de los elementos?
No soy
ni mi oscuro dios agazapado.

Así está bien.
¿Para qué importunar al demonio
que me ha sido concedido?
¿Para qué subvertir
el rumbo de los vientos
las caudas pluviales
la correcta sucesión del cielo y de la tierra?
¿Qué suerte de Lilith insurrecta
escupiría palabras sucias a mi oído?

¿Qué es eso de llamar a rebelión
al cauteloso sustrato?
La recóndita materia
la negritud así nomás que ostentas
llamar a conjuro la locura
la caligrafía de tus pasos
su trayectoria de aire verde
el azahar de tu advenimiento
tu osadía
fluvial.

 

Víctor M Muñoz

Miss biblia
                                             Quien no conoce a dios, a cualquier barbón se le hinca
                       . .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .    Sabiduría chilanga

Cohabitaba con una drogadicta:
ella tenía la mente en las alturas,
línea directa con dios y un celular que le dejó el diablo.

Para leer la biblia         fumaba mariguana
como alfombra mágica, el humo la hacía volar
sobre versículos
que disparaban su fiebre.
Al regresar, ya era Eva, Jezabel, la de Saba,
.. .. .. .. ..Magdalena, o Salomé:
siete mujeres diferentes y una locura verdadera:
concurso de Miss Biblia,
sobre la alfombra roja del Apocalipsis.

Cada noche antes del sexo
teníamos que hacer una mímica diferente:
adquirir una oferta de manzanas,
apuñalar algún tirano, subirse al camello
cubierto de joyas, abrazarnos a la cruz,
espiar a la vecina duchándose, bailar
            igual que un melón en la charola.
Luego vino el día
            de esperarla en vano.
Ella y todo su harén
se fueron con un rastafari barbado
semejante al rey David
(desde entonces lloro con Las Mañanitas).

                        Nunca supe
cuál de todas ellas era la que posaba
su mejilla sobre mi pecho
y temblando
                        se le iba la voz
            diciéndome:
            eres mi pista de aterrizaje
            eres mi pista de aterrizaje
            eres mi pista de aterrizaje.

 

Satanás en el diván

Yo hice
que la madre y el hijo
fornicaran analmente
                                               y a su alrededor
                                   puse a travesear
                        a grandes ratas negras.

Envié a padre e hija
para copular embriagados
            en una carretera oscura
                                   y solitarias
                        tras de ellos
las almas de los malditos
aullaban de lujuria
                        me presenté ante
            el drogadicto encallecido,
con mi sombrero y mi abrigo negros
y todavía oigo entrechocar sus dientes.

Hice brotar arbustos de mariguana
                                   en los solares
de los pobres
de espíritu desesperados

repartí cocaína roja
le di a probar mi pene a una niñita.

Deambulo por las casas de los neuróticos
            apago la fe del esclavizado

cuido las espaldas de los asesinos
            llevo carne fresca a los sádicos
me hago sodomizar y sodomizo
                        a las señoras ricachonas
                          les empapo las manos
                          con sangre de aborto.

Soy la estrella pestilente
de los sueños del psicópata

     la inmunodeficiencia es mi última sarna.

Desde el principio de los tiempos
                        he perdido
a legiones innúmeras
                                   pero todavía lloro
                        lágrimas de turbia orina
cuando alguien me ignora.

 

 

 

José Miguel Lecumberri

Un globo violeta [no-poemas para un manicomio desierto]

. .. .. . . . .. . .. . . . .. .. . . .. . . . .. . . . .. .. .. . .. “Stultum est timere quod vitare non potes”
. .. .. . . . .. . .. . . . .. .. . . .. . . . .. . . . .. .. .. . .. Publio Siro
I.

luz en-ojo del azar se despoja mentira, quejosa amalgama mis huesos, hechiza marioneta el poema, funda su anfiteatro salón de juegos para las mentiras del loco→la luz, dividida en sangre ideó este lóbrego cielo, rapiña convertida tesoro [vacío] mi ruina está marioneta, ángel que mis sueños crudos alimentan en mañanas tan huecas: qué sol se muere de explicarnos tanto cadáver y un sapo, como una máscara ya silueta de tediosa ansiedad (esta sagrada víbora anida rosas al cráneo insurrecto), me chupa sangre el coño ya marchito verso, oscuro laberinto idea que esférica matriz hiende pasos a mi ser←soy, menos que nadie laberinto donde una sombra que llama hombre la idea.

 

 

Dead Man

Yo soy Nadie, el poema destruido por el peso de las palabras que no contiene,
la lluvia de luz que se diluye en la sangre dulcificada por el peyote,
mi nombre es Nadie y tu ausencia poco a poco ha tomado el lugar de mi cuerpo,
ahí donde el vacío se va pareciendo a la sonrisa triste de la princesa
o al silencio que el coyote recita en un prolongado aullido,
mi nombre es Nadie, el abismo deseado por los ángeles;

el bosque enrarecido por la promesa del invierno, despertando sus esqueletos de papel
hurgando en la comisura del viento los murmullos de las ramas desnudas,
el frotamiento de unos senos contra la ciega visión de la noche,

puedes llamarme Nadie,
el que renta su sombra al diablo,
el que se enmascara con su propia calavera para exagerar la muerte
o sepultar la vida bajo lágrimas de fuego y flores de plomo.

Yo soy Nadie y el gélido beso del dragón me ha despertado el sueño
mientras el agua seca del olvido se bebió mi nombre;
el infierno utiliza tu inmaculada belleza como irresistible carnada
como el rastro de sangre que se convierte en el poema de la herida,
viajas con Nadie, la noche es el cuervo que le arrancó los ojos al amor,
inserto en tu cuerpo como el salmón en la violenta contracorriente,
transitando por ciertos órganos como una deliciosa enfermedad,
yo soy Nadie, el último y eterno latido de tu corazón.

Caronte me conduce por tus venas hasta el puente de espejos turbios,
sus palabras son nada y contienen la verdad como un cáliz vacío,
—me llamo Nadie—, le dije, y él respondió con la semilla de cristal en los sueños…

 

 

Hugo Garduño

Aquí abre sus turbios ojos el día

Se adelgaza
la telaraña de la noche
la ceniza negra se va alejando.
Aparece el blanco sucio
de un despertar helado.

Aquí abre sus turbios ojos el día
            en una sábana decrépita.
                       
Muerto que revive.
                                  
Despacio despiertan
                        los andrajos dormidos.

Surge a la luz la atmósfera
            del color amarillento de colchones
                                   con excrecencias viejas
                                   de mil cópulas y orines.
                        Y el vaho de su gemir y aliento.

Se yergue sobre el cartón
            que indolente cobija
            a los siempre hambrientos;
                                                de desgracia ebria y loca.

Sobre el final de la vida
de los abandonados que se consuelan
                        apenas con un mendrugo.
Y otro ha sido su pan fétido y de hiel
                                   que les ofrendó el destino.

Sobre los cadáveres de niños
            amamantados desde siempre
            con el agua de las alcantarillas.
                        Arrullados con la estridencia
            de la miseria humana.

Los locos lloran lágrimas
            de mundos imposibles.
                        Cada mañana amanecen
                        destrozados y vueltos ira;
                        contra el mundo real: estercolero.

Pinta la ruleta
el fondo del precipicio
con su número maldito
al que nadie apuesta.
  Y unos pocos sin querer lo ganan.
Aquí abre sus turbios ojos el día.
                                   Da luz lánguida
                                   al final del mundo
                        que es el otro cementerio
                                   que cada día despierta.

 

 

La estación del desierto

En la estación del desierto nada se canta
únicamente la alfombra de polvo ardiente late.
Las manos partidas de cuero calcinado, recuerdan, se queman,
ya no se sacuden del aliento ardiente, aguardan,
y ante el incendio total de la tarde el dolor comprimido se maravilla,
deja de desangrar sus doradas sales: ahora aturdido mira.
Pasan ágiles pasos de garzas que se vuelven salamandras impasibles,
no descubren, no son, no se queman, viven para pasar.
En la lejanía dejada atrás no hay claridad,
sólo un sol monstruoso hecho de sol y polvo,
aquí entendido, y también, en locura y orgasmo,
aturdidor total, mole más que mundo proyectado.
Mirada al azul  profundo para no derretirse ni pedir nada,
secas profundas escamas cubren la piel y la vida inaudita aquí
cubre la mirada y todo toque, cómplices del aturdimiento para continuar.
Las desmayadas, secas ramas, son ancianas suspicaces, sí,
una resignación, la calma, el horno estacionado no cambiará.
En la estación del  desierto nada hay bajo la tierra,
y el horizonte es una pantalla, nebuloso espejismo, grata locura.
El imán de fuego te atrapa, y pega la piel al suelo. Un lento morir,
eso que nunca acaba es el desaparecer como papel.
Los dedos se volverán espinas, los ojos de sol: dementes,
beduino ermitaño con el sol ya pariente, con una cactácea casado.
Mar como dijeron, pies en playa, náufrago semiahogado,
Las olas de arena ardiente, bellas olas para aniquilar otra vida,
aquí oxigeno no es, suave soplo, arde despacio, mata.
Siempre hay certeza de otros mundos, mundos que se extraviaron.
La estación dorada, es soberbia y serena, sólo es, sólo arde.
Infinita y seca, espejismo aturdimiento, lento mata.

 


Rocío García Rey

Los héroes son analfabetas

Junto al desastre
junto al camino que conduce a la ciudad
amanece el exilio
exilio de piedras y de musgo
exilio de tacto y de sonido.
Junto al desastre de la ciudad
nadie sabe leer las señas del olvido
ni los signos de la noche
nadie puede descifrar la luz verde
para cruzar la frontera del espejo fragmento.
“Los héroes son analfabetas”
pues tienden su deseo en el asfalto mudo
sin leer que detrás de la ripia soledad
está la noche abriendo la puerta de los sentidos.
Las heroínas de la ciudad son olvidadas
y vaciadas son sus bolsas
en que cargan los collares de lluvia y viento.
“Los héroes son analfabetas”
Los héroes de la ciudad cargan a cuestas
las señas del silencio
hasta volverse una masa anónima e informe
mientras en una estación de metro
aquella que pudo ser la noche
se pierde decorando su rostro
con los colores del drama
carmín trasnochado
y un color que sofoca el fuego
de cada andén y cada vida.

 

 

Rubens

Me olvidé de la poesía
para llegar a tu cuerpo
me olvidé de mi nombre
sólo mi cuerpo de mujer Rubens
los sentidos no me alcanzan
pero me refugio toda yo en tu mundo
que apenas he mirado
no me importa ya ser una Rubens trasnochada
fuera de época mi piel
pero yo me olvido de los siglos
porque el tiempo está en tu nombre
fuego líquido recorriendo por primera vez mis piernas
pero yo me olvido de mi historia
para fundar el otro tiempo
con tu saliva y tu noche.
Mírame recorrer tus playas con la dulzura de la anémona
soy la mujer Rubens que ha dejado
de convocar al deseo
es el calor que recién aparece
es tu nombre leído a través de la añoranza
soy la mujer Rubens
mi cuerpo fuera de época lo sé
pero el deseo me obliga a salir
del cuadro y a fundar
la plasticidad de los sentidos.

 

 

Marco Fonz

Primer y único paso
. . . .. . .. . . . .. .. . . .. . . . .. . . . .. .. .. . .Para Iván Oñate

Te habla un muchacho de sombra desde los confines de la muerte diurna:

La vida, la vida:
          Fruto herido que se come a solas.

Fruto-Tiempo con la marca inconfundible del polvo dorado.

Semejantes lunas respiran la luz del sol y los internos reconocen su encierro.
Tanta cosa ha pasado desde el último respiro que ya le han salido canas a
la paciencia y se le han caído dientes a la eternidad.
Masticamos chimuelos la risa que viene de atrás de un salón repleto de dudas.
¿Quién era el más inteligente, la más bonita, el tonto, el gordo, el pobre,
    el feo y el guapo? ¿Quién no existía para después decir: Presente?

El más nuevo jardín fue destruido ayer por botas invisibles.
Hemos visto con desesperación que la música no salva a nadie.
Hemos mordido el dulce de la agonía en la condenada vida frente al muro.
Y sabemos que el muro no se está construyendo porque ya estaba ahí cuando llegamos.

En qué pensaba cuando di un paso al frente y dije: YO.

Así por más metafísica que exista en un chocolate
no podré endulzar mi boca con el profundo velo del cacao mental y sabio.

¿Cómo entonces retocar el accidente de las casualidades?
¿Cómo creerle al destino si nos llega cuando no estamos ahí?

De ese fruto que por semillas y mordido se presenta: Hablo.

Así a lo lejos podría parecer un buen cachorro
                                                                       pero así a lo lejos me muestra los dientes
y entonces hago de su ausencia mi adoración.

Alguna vez oí decir a la muerte: Pasamos más tiempo muertos que vivos.

 

Nadie está listo para reclamar nada
El aburrimiento ha plantado su nido en mis calcetines
ya no puedo caminar con ellos
              esto es muy serio, no hay nada de qué reír  
y menos reír de esto: CALCETINES TIESOS DE TEDIO.
Veo el techo, hay límites hasta para la mirada.
Veo la puerta, desde hace tiempo no puedo atravesar ninguna
y el edificio tiembla cada vez que Corea hace una prueba nuclear.

Admiro a los surtidores de veneno.
Nunca tendré una trastienda en la poesía y aún así espero que algo explote
          frente a mí.
Algo hay que hacer para que hierva la sangre.
Algo que mueva al hoyo de su sitio.
Algo que corte de un tajo la última realidad.
El aburrimiento ha hecho de mí su figura preferida:
Haz como humano, me dice.
Haz como poeta y sonríe, me dice.
Haz como si fueras serio, formal y trabajador —Carcajada—CARCAJADA
Y AHÍ VOY DE COLORES— LLENO LOS CAPRICHOS DEL ABURRIMIENTO.

Nada tengo que decir a mi favor:
 sólo que hay una luna que serán dos
 y viviremos al fin de la página.

 

 

Esaú Corona

3 (CASA)

Podría decir sí
a los rumores humanos
a los rumores morales
a los rumores divinos

o podría pastar en el silencio del mundo
macerar en mi boca su materia

pero anclo en dos rumbos y mi cuerpo se desdobla:

tengo mi barco
y mi antibarco

Sería mejor saltar a ese mar que me asecha
arder en su hoguera infinita
mas
¿Para qué estos pies entonces
esta columna que me yergue
estas manos que abiertas empuñan puntos suspensivos?

Todo termina en un dolor que sabe a sangre
a intersticios
a ciudades quemadas
PUTA SEMILLA      ¡!
tu fruto máximo es un grito
ahogado en esta casa sin ventanas.

¿En dónde sostendré mi cabeza
en dónde guardaré mi lengua
y mis manos
que empuñan puntos suspensivos?
.
.
.
Yo sé hacer nudos
sé encender una lámpara
sé colocarme en una silla

pero
no sé lamer mis heridas
NO SÉ MORDER AL INTRUSO

erguido he de pastar en el silencio.

 

5

TÚ siempre habías querido
embestir
armado con fusil
un cine
un banco
 un centro comercial

Y sólo la idea de mí sin ti
te amarró el paso.

Yo también soy tú cárcel
tu cordura
tu línea recta
tu recetario insabio.

Yo fui quien te indujo a alinear tus ideas
sobre una hoja en blanco
de izquierda a derecha
en orden descendente
con principio medio y fin…
CON
SE
CU
TI
VA
MENTE

 

 

Hortensia Carrasco

IV
Coloco mi cuerpo en la ventana
si pudiera roer alguno de mis huesos
para reconocer el animal
            que me habita.
Miro a la calle
busco en el calzado de tanta gente
las poliomelíticas pisadas
que me arrojaron a este encierro.
El paso de la muchedumbre
            es inconveniente
sus rostros se confunden
            con jirones de odio.
Sacudo mis pestañas
            y un bosquejo de sombras
tiembla sobre postes y ladrillos.
Quisiera desprender de un parque
el andar de unos niños que lloran
y correr hacia tumultos
hacia bullicios
que hace mucho no me abruman.
Es tan gangoso el sonar de la tarde
tartamudean ramas de un árbol
que se inclina ante la lluvia.
Empiezo a cansarme de los ruidos
que se alían con toda el agua
            de mi cuerpo
cada líquido tiene su cauce y su causa.
 
El día insiste en ser extraño
como escalera molestada
por un golpe impertinente de zapatos
como el destrozo
            que queda en una red
después de un asalto de gaviotas.
La misma ventana sostiene mis brazos
en una casa lejos un abrazo se deforma
y se forman alrededor de mis ojos
los trazos decadentes del paisaje.

 

V

Me encierro como un pájaro
que guarda sus plumas
para el día en que la jaula
            rompa sus huesos.
Pájaro entumido
que pierde el horizonte
y llama con canto húmedo
            al árbol extrañado.
Me encierro como los ancianos
que temen asomarse a la calle
y los descubra el frío
o la violenta precipitación del cielo.
Me encierro como aquellos
que ahuyentan la oscuridad
con veladoras que les consumen
            la lengua.
Me encierro como un  niño temeroso
que huye de la furia de su padre
y después la madre encuentra
transformado en una historia
            de fantasmas.
Me encierro como el sol
decapitado por la noche
o como la tarde convertida
en el último tajo de tal mutilación.
 

 

 

Andrés Cisneros de la Cruz

Cántica para enfrentar la noche

Hay que tener un arma siempre bajo la almohada
—nunca sabes en qué momento llega la muerte.
Limpiar el cuarto y estar listo
para ajustar cuentas por la mañana.

No hay que confiarse al azar de las moscas
a la selección natural del insecto.
Hay que ejercer la arriesgada práctica,
el riguroso vuelco de vivir
seis veces diez, seis veces diez, seis veces la noche,
clavar profundo la uña,
el rotomartillo para demoler la piedra,
fragmentar el cuarzo del cráneo,
el Lumen (1 cd.sr = 1 lx·m2) de la fosa común
para descender así por el fango
en la arena decantada del agua bruta
—licor para clarear el aire frío del jardín:
la psique, la palabra antropomórfica
que nos conduce al umbral de la materia.

. . . .. . .. . . . .. .. . . .. . . . .. . . . .. .. .. . .(Estribillo mutado)
. . . .. . .. . . . .. .. . . .. . .Hay que tener un arma siempre bajo la almohada.

Estereorradiar,
acceder a la raíz (a la fuente isotrópica)
a la violenta oxidación de la cabeza,
del cabello cenizo
tornado follaje rojo.
Llevar agua que sofoque el incendio
ir empapados hasta el tope
de pensamientos agua, con cubetas desbordándose
de palabras que domestiquen la lumbre
para hacerla seguir el Vals nocturno
de los que deleitan su carne al margen del día,
y ven cómo se alumbra la noche con el discurso de los astros.
Ellos, desbaratan el rompecabezas del destino para los Otros.

Qué destino,
qué maldita palabra solar
intentará preñarnos.

No es el agua o la muerte.
Tampoco el tiempo; no hay sombra confiable,
mejor hay que estar preparado, y tener siempre filoso
el canto de un libro, cubierto de níquel o cristal,
transformarlo en un foso, una cisterna
y mantenerse presto para jalar del gatillo,
alerta para expulsar un océano
por el cilindro de la mente.

. . . .. . .. . . . .. .. . . .. . . . .. . . . .. .. .. . .(A manera de coro o atmósfera)
. . . .. . .. . . . . . . . .. . .. . . . .. .Hay que tener un arma siempre bajo la almohada.

Sobre todo, recuérdenlo
traerla con forma de mar o de botella,
bazuca o cuchillo para el desagravio;
pero hay que tenerla siempre, cristalina, oculta bajo la almohada. 

 

Ejercicio para demostrar de diversas formas la inexistencia de la locura

. . . .. . .. . . . .. .. . . .. . . . .. . . . .. .. .. . .Uno no se ilumina imaginando figuras de luz,
. . . .. . .. . . . .. .. . . .. . . . .. . . . .. .. .. . .sino haciendo consciente la sombra.
. . . .. . .. . . . .. .. . . .. . . . .. . . . .. . .. . . . .. .. . . .. . . . .. . . . .. .. . .. . . ..Carl Gustav Jung
I

E infinitos son los ojos que delinean la esfera.
Sus párpados dan noche a la mirada, y la mirada apariencia de noche a las cosas.
Soy más o menos loco, pensó Pessoa,
y el cuajo envolvió al iris, y se abrió la puerta ¾hacia el paisaje del miedo.
¿Alcanzar a percibir lo anterior es dejar de lado
esta calle con piedras cuadradas?:
flechas que avanzan arriba-abajo. Roturas en el pavimento.
De qué admirable criptografía nació este vicio
de vivir en ciudades, de medir la vida en metros cuadros,
meterla en cubos de diez por diez, en la coladera que ahí enfrente
está succionante: extractor de pensamientos que todo lo convierte en polvo.

Así,
el hombre que (¿duerme? en la barra) estira su brazo
y me enrolla el puño, me saluda
y un caracol forman nuestras manos (lapulehuali ¾dijo)
es un gesto de igualdad trata de explicarme
¿y es igualdad lo que me enseña?

entonces:
es mandala
om dice
      om naciente

Estoy ante el ventanal para ver lo que vive en penumbras antes del amanecer.
Aunque resulta, siempre es a mí a quien miran sedentario esos nómadas
que caminan hacia la muerte.

Pero al final ellos entran y cogen asiento, trabajan.
Luego se toman un descanso. Y salgo a caminar —hacia el domicilio.
Al mismo punto del que ahora parto. Y trabajosamente aprendo
a entender que un día no retornaré a este lugar.

Ese mundo (no luz/ no tiempo/ no materia)
que vemos cuando dormimos, es la Casa eterna de nuestro reposo.
Lo demás continúa infinito su camino.

 

 

* * *

 

 

Adriana Tafoya
Poeta y Editora. Ciudad de México.1974. Libros publicados: Animales Seniles (2005), Enroque de flanco indistinto (2006), Sangrías (2008), El matamoscas de Lesbia y otros poemas maliciosos (Ediciones Pasto Verde, 2009 y segunda edición Bitácora 2010) y Diálogos con la maldad de un hombre bueno (Editorial Ultramarina Cartonera, España, 2010). Obtuvo el segundo lugar en el Concurso Nacional de Poesía El Laberinto (2004), el primer lugar en el I Slam de poesía organizado por la Alianza Francesa (2007) y el tercer lugar en el Certamen Relámpago Internacional de Poesía Bernardo Ruiz (2008). Fue conferencista en el Festival Internacional de Ajedrez 2006, organizadora de los Miércoles Itinerantes de Poesía (07/08/10) y creadora del Torneo de Poesía Adversario en el cuadriláterO (07/08/09/10). Ha sido incluida en diversas antologías poéticas, entre ellas el Anuario de poesía 2007 (FCE, 2008) y Paisajes Interiores, anuario de poesía 2010 XVIII Encuentro Internacional de mujeres poetas en el País de las Nubes. Es compiladora de 40 Barcos de Guerra, Antología de Poesía (Coedición de 42 Editoriales Independientes, 2009). También ha colaborado en suplementos y revistas de México, Argentina, Nicaragua y España. Es editora de la revista y editorial VersodestierrO, y consejo editorial de Metáfora, hoja de poesía

Mónica Suárez
Ciudad de México, 1965. Ha publicado el poemario Instrucciones para buscar en la niebla, Verso Destierro, 2011. Es egresada de la Escuela de Escritores de la SOGEM (Sociedad General de Escritores de México) en 1998. Ha participado en diversos Talleres y Cursos de Poesía y Creación literaria, así como también ha impartido Talleres de Poesía, de Redacción y de Creación Literaria de manera independiente. Desde 2004 pertenece al Taller de Poesía Cartago. Su poesía ha sido publicada en revistas y periódicos nacionales e internacionales. Desde 2005 participa en diversos Encuentros de Escritores y Poetas. Ha obtenido los premios: Segundo Lugar en el IX Concurso de Cuento y Poesía del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM (1984). Segundo Lugar en el Concurso de Poesía de Xochimilco y Tercer Lugar en el Concurso de Cuento de Xochimilco, 2004. Primer Lugar en Poesía y Primer Lugar en Cuento en el Concurso interno de la Revista Club-La Pluma del Ganso 2006. Ha sido incluida en las antologías “100 Poetas del Mundo”, Zamora, Michoacán. México. 2006. “Senderos de Dido”, del Taller de Cartago, editado por la UNAM. 2007. “Mujeres Poetas de México (1940-1965)”, 2008. Editorial Atemporia, México. “La mujer rota”. Antología Poética, homenaje a Simone de Beauvoir en el centenario de su natalicio, por Literalia Editores, 2008. “Antología Poesía y Vino –clásicos y contemporáneos-“, por Victoria Romero Silva. Benett Producctions S.A de C.V. León, Guanajuato. México. 2009. “40 Barcos de Guerra (Antología de Poesía y sus Editoriales)”, por Edición Independiente. México. 2009.

Ángel Carlos Sánchez
Nació en Acapulco, Gro., en 1967. Básicamente poeta que ha incursionado también en la narrativa y en la pintura. Entre sus poemarios publicados están Muriendo de amor por esa perra (Antinomia, 1999), Huecos necesarios (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000), Luz ultraviolenta (2001), Caminar el miedo (Casa vieja, 2001), El paisaje humano (La trucha güevona, 2006) y Sueños de bajo presupuesto (La trucha y la tarántula, 2009). De narrativa tiene tres libros editados: Hidrofilia (Antinomia, 1997), Emboscada (Casa vieja, 2001) y 101 (Siento uno), publicado por Editorial Ábrara en 2005. Textos suyos han sido traducidos al francés y al inglés. Ha sido también, entre otras cosas, corrector de estilo, editor y coordinador de talleres de poesía. Como artista plástico ha realizado algunas exposiciones individuales y ha participado en varias colectivas.

Bárbara Oaxaca
Ciudad de México, 1972. Estudió Canto en la Escuela Nacional de Música, de la UNAM. En 1999 gana el primer lugar del Primer Concurso de Narrativa lanzado por la Universidad Obrera de México. Ha tomado talleres de creación y apreciación poética con el poeta Oscar Wong y en el año de 2004 se integra al Club de la Pluma del Ganso. En 2008 se integra al taller de poesía del poeta uruguayo Saúl Ibargoyen. Poemas suyos han aparecido en las revistas literarias Cuiria, Alterarte, Pluma del Ganso, Verso Destierro y Tinta Seca.  Ha sido publicada en los diarios La Prensa y El Financiero, e incluida en las antologías de poesía Mas vale sollozar afilando la navaja, de ediciones Cuiria-Fridaura, en Musa de  musas. Poesía de mujeres desde la Ciudad de México, de ediciones Literal, Los mejores poemas mexicanos 2006, de editorial Joaquín Mortiz, con selección y prólogo de Elsa Cross y Mario Bojórquez, y 40 Barcos de Guerra, Antología de Poesía y sus editoriales, edición independiente. En 2001 grabó su primer material sonoro Niño Bonito, siendo parte del dueto de blues Agua Revuelta en los estudios Subteraudio Digital, donde participa como voz solista y en la letra de algunas de las canciones que lo integran. En 2008 participa como cantante en la banda sonora del documental Hasta el Final, del director Rubén Montiel, exhibido en el festival de cortometraje Docs DF. En el ámbito musical, además de su formación académica, ha sido integrante del Taller de Blues  del compositor José Cruz. Ha recibido influencias de la Nueva Canción Latinoamericana, del Movimiento Rupestre de los años 80, del Jazz y de la Música Popular Mexicana, siempre comprometiendo su quehacer artístico con las más sentidas causas de la sociedad mexicana.

Víctor M Muñoz
Hidalgo, 1953. Poeta, editor, crítico literario y compositor. Ha publicado el poemario Infierno blanco, Editorial Verso Destierro, 2010, y el disco de poesía y música Azul, con apoyo de Radio Chapingo. Dueño de un temperamento poético extraño, ha sido promotor cultural desde hace 35 años. Participó en el taller de Leticia Herrera y realizó estudios de sociología en la UNAM. Fue incluido en la antología 24 años, 24 poetas, del Chopo, 2005, 40 Barcos de Guerra, 2009, y La poesía del encuentro (asamblea de lenguas en el bicentenario), Editorial Floricanto/Ateneo Republicano de las Hespérides, 2011, entre otras. Obra suya se encuentra publicada en periódicos y revistas de toda la República. Editó tres periódicos de análisis: Barricada, La llamada, Acción Colectiva y actualmente es editor de Metáfora hoja de poesía (1986-1992: primera época. A partir de 2003, segunda época). Coeditó el libro Canción de cuna en el infierno, de María Rivera Valdez (VO/Metáfora, 2006) y Ópera de la tempestad, de Andrés Cisneros de la Cruz (VO/Metáfora, 2011). Es colaborador de RING Semanario Deportivo de Poesía, y de la revista Verso Destierro.

José Miguel Lecumberri
(Ciudad de México, 1982) estudió derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha publicado los libros Reflejos de la locura, El jardín de las nueces, Moncloe Piscis, Delirium videns, Alter Satan, Corrupción de la gema de la cordura y recientemente Álgebra de la melancolía. A decir de Carlos López, “en la poesía de José Miguel Lecumberri el oxímoron, la aporía, la yuxtaposición son sólo recursos que marcan el ritmo, la música, el fraseo de la metáfora precisa, contundente. La esencia de sus cantos —duros, sin concesiones—, sin embargo, se halla en la riqueza de imágenes, en los destellos que van directo a la inteligencia del lector, para provocar la implosión de los sentidos. El poeta es concreto; sus poemas son desgarramiento, entraña, sangre. El jardín de las nueces es la voz profunda de un poeta que deja la vida en cada poema. Su poética resplandece con luz propia, rebelde; es una bocanada de aire fresco en en el fragor de la lucha cotidiana, pero, también, flor negra en la plancha gris, epitafio de todas las escatologías. Poesía necesaria, poesía para todos los tiempos”.

Hugo Garduño
Nació en la Ciudad de México, en 1968. Prosista y ensayista. Ganó mención honorífica en el Concurso Nacional de Poesía El Laberinto (2005). Ha sido incluido en las antologías poéticas 24 años, 24 poetas del Tianguis Cultural del Chopo (2004), Descifrar el laberinto (El Laberinto, Verso Destierro, 2005), y en la antología de poesía y sus editoriales 40 Barcos de Guerra (2009). También ha publicado en diversas revistas de poesía, como Metáfora: hoja de poesía, Naufragio, Volante de Pasajeros, Una Theta, Bitácora (Centro Cultural España y Faro de Oriente), Encuentos Cercanos, Hétera, Deriva, Poetas en movimiento 2011 y VersodestierrO. Su primer libro es Luz parda (2007), editorial VersodestierrO, colección Las Cenizas del Quemado (ya agotado). Ha participado en algunos encuentros nacionales.

Rocío García Rey
Nació en la Ciudad de México en 1971. Es licenciada en Estudios Latinoamericanos y cursa actualmente  el tercer semestre de la maestría en la misma especialidad. Escribe cuento y poesía y algunos de sus trabajos han sido publicados en las revistas Fem, Sinápsis, Verso Destierro y el periódico de la FFyL. Se dedica a la docencia e imparte talleres de literatura y escritura. Su primer libro es La otra mujer zurda.

Marco Fonz
Ciudad de México, 1965. Tiene estudios de filosofía en la UNAM. Es egresado de la SOGEM.  Fue becario en el Centro chiapaneco de escritores. En el 2002 obtuvo el premio de poesía Rodolfo Figueroa. Tiene publicados 20 poemarios. Sus poemas han sido traducidos al stotsil, italiano, inglés, portugués, catalán. Y han sido antologados en el FCE, México, Italia, España, E.U.A., Perú, Ecuador.

Esaú Corona
Ciudad de México, 1983. Poeta y creador escénico. Es autor del poemario Versus el Mar, publicado por la editorial Verso Destierro. Fue ganador del segundo lugar del Torneo de Poesía 2008, Adversario en el cuadrilátero. Fragmentos de su poemario El cuerpo y El tigre, aparecen en la antología Moebius, Poetas nacidos en los 80`s, publicada en el 2010. Ha difundido su poesía también de manera oral, participando en diferentes lecturas en voz alta, encuentros y festivales poéticos. Como creador escénico ha trabajado con compañías como Teatro Sin Paredes, Gitanos Teatro, Arte en Acción,  Punto de Resonancia, entre otras. Su trabajo en el teatro consiste principalmente en la dirección de escena y el diseño escenográfico. Actualmente dirige el Taller de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Hortensia Carrasco
Nació en Acatlán, Puebla en 1971. Estudió periodismo en la UNAM. En 1999, obtuvo el Premio Interamericano de Poesía Navachiste Jóvenes Creadores con el poemario Jaulas Ocultas. En 2010 ganó el primer lugar en el Torneo de Poesía Adversario en el cuadrilátero, organizado por la editorial Versodestierro. Sus poemas aparecen en antologías como La mujer rota, de ediciones Literalia, Musademusas, proyecto Literal, Pájaro de Agua, de editorial Praxis, Canto de sirenas, de editorial Cascada de Palabras. Ha publicado los libros Jaulas Ocultas, Ciudad como seca Hierba, Poemas del encierro y La Habitante.

Andrés Cisneros de la Cruz
Ciudad de México, 1979. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM y Comunicación Social en la UAM. Tiene cuatro poemarios publicados: Vitrina de últimas cenas (2007), No hay letras para escribir tu epitafio, Como la nieve que dejan los muertos (2009 y segunda edición, 2010) y Ópera de la tempestad (Metáfora/VO, 2011). Segundo lugar en el Certamen Internacional Relámpago de Poesía Bernardo Ruiz, 2008, mención honorífica en el Concurso Nacional de Poesía El Laberinto, 2004, y en el Concurso Nacional de Poesía Jaime Sabines, 1999. Y segundo lugar en Premio Nacional de Poesía Temática Tinta Nueva 2011. Incluido en las antologías 24 años, 24 poetas, Descifrar el laberinto (2005), La Mujer Rota (2008), Del silencio hacia la luz (2008), Antología del II Recital Chilango Andaluz (2008 y 2009), en el Anuario de Poesía 2007 (FCE, 2008), y Hacedores de Palabras (2009). Es creador del Torneo de Poesía (Adversario en el cuadriláterO) y de los Miércoles Itinerantes de Poesía. Ha impartido talleres de poesía en el IPN y fue secretario de redacción en los periódicos El Universal y El Independiente. Actualmente es editor de la revista y editorial Versodestierro. También es coeditor de 40 Barcos de Guerra.



 

 


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