
        
        La  otra mejilla
            No  hay mano / Juan Carlos Urtaza
            Coedición  VOX, Argentina – Calabaza del Diablo, Chile, Santiago-2012
            
            Por  Víctor Hugo Díaz
            SDP,  México –DF
            http://www.sdp.versodestierro.com/?p=832
         
         
        
          
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        “Escucho la voz
          la cuenta/
            la voz que todos quisieran oír
            Levántate”
        “siento unir mi rostro a cientos de rostros
          juntar mi mejilla a la mejilla de la lona”
        J C Urtaza, Knock Out (2009)
        … y Suena la Campana.
          
          Ahora suena nuevamente  porque después de Knock Out, Juan Carlos Urtaza (1982)  nos entrega   esta segunda vuelta No hay mano, su segundo libro de  poesía. Lo sube al Ring, ese donde se exponen o escenifican las diversas  propuestas poéticas chilenas  actuales.
actuales.
          
          En No hay mano, Urtaza se  mueve  y opera dentro de un registro que  simula o finge ser narrativo y hasta por momentos biográfico, pero que en la  profundidad de la apariencia se va articulando entre situaciones, lugares,  tensiones y densidades, bajo las cuales subyacen la experiencia poética y los  significados múltiples que se entretejen a lo largo y ancho de este libro.
          
          No hay mano desarrolla también un enigmático código o nomenclatura visual paralela al  texto, mediante la inserción de cuadros o marcos para fotografías impresos  sobre el papel, portarretratos vacios que sólo poseen pie de foto, lo escrito.  Imágenes que el lector solamente puede imaginar o buscar en el mercado persa o  los cachureos de la memoria. Intuyo que aquí Urtaza demuestra que las palabras  al servicio de la mirada, digo como lectura de lo real, no sólo son capaces de  construir y materializar la imagen, el signo, sino también reemplazarlos.
          
          Tal vez, de este modo,  establece su estética o se instala en la esquina del Cuadrilátero desde donde  enfrenta su escritura. Es decir, según lo que leo, aquí a diferencia de otros  intentos, lo escrito no es igual y lo mismo que se dice; sino que es una  plataforma, una rampa lanzadera móvil  iraquí, un despegue o inmersión que da espesor vital a la realidad, logrando  que los momentos y objetos seleccionados como materiales ligeros de  construcción; generen nuevos e intensos vectores y sentidos.
          
  No hay mano de Juan Carlos Urtaza es un libro que no se anda con rodeos rebuscados ni malabares  lingüísticos, por el contrario su hablante se visibiliza, se hace presente y  nos mira, o mejor dicho nos hace mirar, de frente. 
  
          Es cauto, pero potente  y trágico. Digamos que ante el experimentalismo “in-significante”, los excesos vacíos, los conceptos y las  estrategias cosméticas, pienso que aquí sí se pone la otra mejilla: su  notable ejecución poética.
        
           Poemas  de No  hay mano
                      *
           Las manos me las  regaló mi padre
  él las guardó para mí
            cuando perdió las  suyas
            yo no conozco del  mundo más que estas manos
            amanecen y se duermen  conmigo
            como avispa
            latiendo punzado
            con ellas he golpeado  zurdos y ebrios
            he tocado mujeres  piedras y llanuras
            con la suavidad de la  llama
            o de la espuma
          me gusta saber que  son mías
            cuando bailan en la  oscuridad y me encuentran
            sin perderse del todo
            siempre regresan
            ellas nunca sacan  cuenta de los días
            no cuantifican nada
            en sus dedos no hay  matemática ni estadística
          he perdido las uñas  escapando por murallas
            pero vuelven a brotar
            he perdido la piel  que cubre sus nudillos
            y aquí están todos
            cubiertos nuevamente
            como la lluvia cubre  los desiertos
            de flores amarillas
            que parece fuera el  color de la esperanza
            y la locura
          pero bien sé que un  día con estas mismas manos
            cargaré a mi padre
            como cargué a mi  abuelo cementerio arriba
            sé que son una  palabra que no deja
            que no quiere
            papel
            mariposa
            o cuncuna
            que te quisieron a ti
            hasta soltarte un día
            y
            yo que pensé
            que se quedarían  solas
            o contigo para  siempre
            pero
            no
            no hay mano
            no hay mano
            para eso
          *
            
            Ponte en guardia
            deja pasar sigue  avanza baila esquiva
          ponte en guardia
            eres un niño con  ideas nuevas
            por eso no juegan  contigo
            por eso si juegas juegas  al arco
            porque no sabes  patear la pelota
            porque no sabes o no  quieres
            aprender a patear un  penal
            tú sólo quieres  pelear
            y nadie quiere pelear  contigo
          porque sigues  escuchando a tus tíos ebrios
            debajo de la mesa
            porque sueñas que  subes y bajas del ring
            peinado como el mítico  Fernandito
            porque las peleas se  ganan
            tirando las manos
            saltando la cuerda
            atravesando la  población
            las canchas vacías
            el banco de los  adictos
            calle abajo o calle  arriba
          eso no lo saben los  niños a tu edad
            a tu edad nadie sabe  vendarse las manos
            saltar la cuerda
            ni hacer sombras  cuando la tarde cae
            pero es cierto
            no sabes patear un  penal
            porque no sabes o no  quieres aprender
            a patear un penal
            tú solo quieres  pelear
            y nadie quiere pelear contigo
          *
            
            Corro para alcanzar el que fui
            para no ver mi rostro destruido  en el espejo
            corro con el pulsar de un corazón  que me tropieza
            que me atraganta
            con el deseo de encontrar mis  viejas zapatillas blancas
            llenar los vacíos que dejaron los  ídolos
            con sus rostros indígenas y sus  narices mulatas
          corro para alcanzar al perro  Margarito
            que me lleva veinte años de  ventaja
            que corre con una comitiva tan  larga
            como la presidencial
            por los llanos de Tijuana
          corro para dejar dormir a mi  madre que sueña
            que me matan en la misma esquina  donde soñó
            un día con su padre vestido de  blanco
          corro
            en una noche que se extiende sin  luna ni aire
            que se vuelve plana y cuesta  arriba
            que nos va pisando los talones
          corro
            sigo esa luz de bengala que vi  cuando niño
            como un golpe que se junta  siempre con el corazón
          sigo el avión que un día vi  sobrevolar los edificios
            que todos vimos
            y que nadie se atrevió a seguir 
        
         
        J.C Urtaza 
          Santiago, Chile, 1982.
          Creció  viajando. En un internado de Arica aprendió a pelear a mano limpia y a plantar lechugas  en el desierto.
          Destacado  boxeador amateur.
          Un escritor  lento pero no indeciso. Ha recibido diversos reconocimientos literarios…. y el  dinero se lo ha gastado bebiendo con su amigos.
        Ha  publicado Konck Out (2009) y No hay mano (2012)