CARTAGENA, 3. -20 autos avanzando lentamente junto a la playa de Cartagena, acompañaron el sencillo funeral del poeta Vicente Huidobro hoy a las cinco y media de la tarde. Encabezaba el cortejo, que en media hora recorrió la legua de distancia que hay entre el fundo del poeta y el cementerio, la auto-carroza del pueblo, llevando en su interior una sobria urna de caoba barnizada de negro. Sólo sesenta personas formaron el funeral porque "quiero para mí —pidió siempre Huidobro— un sepelio sencillo y que solo me acompañen mis amigos íntimos". Junto a la puerta del Cementerio, tomaron la urna, Iván, hijo del poeta, de 13 años de edad, vestido con un traje de color gris descubierto y llevando en su brazo derecho una franja de luto; Luis Vargas Rosas, Director del Museo Nacional de Bellas Artes; Carlos Soto, profesor y Carlos Valdés, compositor.
La urna fue colocada en un nicho de cemento, provisoriamente, porque Huidobro pidió "morir y descansar junto a los árboles que me vieron crecer y que yo, también, vi crecer y que fueron los compañeros de toda mi vida ".
A las cinco y media, el funeral inició su viaje hacia el Cementerio. La casa está en lo alto de Cartagena, en el fundo de Huidobro. Avanzó lentamente por un camino zig-zagueante, junto al mar. En uno de los autos iba el dirigente falangista y amigo del poeta, Hugo Montes; en otro la pintora Henriette Petit.
En su casa hasta los últimos instantes, le acompañó su bella esposa doña Raquel Señoret, vestida de riguroso luto. "Siento por mi esposo adoración y cariño, dijo.
En los próximos días, los restos del poeta serán trasladados a un pequeño y hermoso parque, en el interior del fundo, donde el pidió que le enterrasen. Estará rodeado de sauces, jacarandás, acacios y flores.
"Anda a verme mañana a Cartagena, porque después, ya no me verás”, le dijo Huidobro a Carlos Valdés el lunes 15 de diciembre a las nueve de la noche. El poeta salía de la vermouth del Teatro Bandera. Había visto la película "Feria de Quimeras". Hace cuatro meses, su hija a quien cariñosamente llamaba Manolita, se encontró en calle Miraflores con una mujer que diciéndose adivina se ofreció para predecirle su destino: "Sufrirá la pérdida de un pariente", le dijo. Carlos Valdés nos dice que en los últimos días antes de agravarse, y antes de sufrir su primer derrame cerebral, Huidobro, entre sus amigos íntimos recordó sus poemas. Habló del que él tituló "Express", y recitó: Una corona yo me haría, de todas las ciudades recorridas... Londres... Madrid... París... Roma... Nápoles... Zurich... Silban en los llanos locomotoras cubiertas de algas".
Luego recordó su poema "Fatiga": "Marcho día y noche
como un parque desolado... Caigo de mi alma.
Y me rompo en pedazos de alma sobre el invierno;
caigo del viento sobre la luz;
caigo de la paloma sobre el viento.
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el poeta Vicente Huidobro
Por Enviado Especial
Publicado en La Nación, domingo 4 de enero de 1948
