Si nada extraordinario sucede la llama del quinqué se apaga
La memoria personal y familiar, al igual que el agua, son esenciales en nuestras vidas y también moran en nuestro interior; a la vez, se dice que la memoria del agua reside en sus partículas, las cuales poseen propiedades curativas. Asimismo, es un conocimiento popular que los ríos buscan su cauce, al igual que el mar y los lagos, que preservan el pasado humano y cultural de los pueblos.
En “Malagua”, publicado en 2024 por la editorial Lector Disléxico del editor nicaragüense Carlos M. Castro, el agua simboliza el peso de las historias personales dentro de un contexto más amplio. Es un viaje por la memoria y la microhistoria de quienes invocan tanto a sus muertos como a los vivos.
Ismael Romero nos invita a explorar en los versos de “Malagua” temas antiguos y contemporáneos, donde el espíritu humano merodea en la vida como en la muerte, en los sueños recordados por el autor. Utiliza la historia familiar de las zonas veracruzanas como un cauce para comprender la microhistoria humana, esa que a menudo nos negamos a sentir y contar.
Aquí espiamos a los muertos
los cuartos huelen a monte
cuando llegan en sus cajas de roble
vestidos de blanco
libres de sal
peinados como en domingo
El libro blanco con detalles color café posee 78 páginas, con una ilustración en portada de la artista visual Lili Luna, llamada “El Navegante”. Presenta una sólida estructura de 27 poemas, separados por letras que van de la “a” hasta la “i”, en donde aparecen personajes humanos, animales de tierra, cielo y mar, y objetos de la naturaleza en el tránsito del tiempo.
Como un atento observador de la cruda realidad latinoamericana y mundial —no solo mexicana o centroamericana— y de sus recuerdos vistos cuando niño en la isla, donde las niñas a los 12 son mujeres y a los 30 casi unas ancianas, que escuchan boleros viejos, más antiguos que un señor de la zona, donde los danzones suenan a medias en discos rayados.
El mismo autor explica en un apartado final llamado “Making of” que el libro fue inspirado en “Los boleros de Agustín Lara, Daniel Santos, Toña la Negra, las mujeres de pies descalzos y llenos de tierra que bailaban cumbias y danzones; Francisco Hernández, Kavafis, Sabines, Reynoso, El Gaviero de Mutis, Henry de Toulouse, Toledo y otros tantos, dando vueltas en el mismo reloj de arena una y otra vez”.
Aprendí que al pescador más negro y viejo de la isla lo apodaban magia blanca que era capaz de remar a contracorriente de los días que fue el mejor en el buceo a pulmón abierto…
No es solo tarea de la novela o la crónica revelar el valor de quienes sostienen a los pueblos; también es responsabilidad del poeta actual. Por tradición, el poeta fue un develador en verso del pasado, testigo de su presente y una voz del futuro, una alerta en algunos casos. Por ello, “Malagua” logra, a través de la fuerza de sus versos, hablar sobre el impacto de la historia personal, una pequeña patria que no es más que el barrio, la calle o el borde de una isla en la que desarrolló la infancia y la juventud en una narrativa mayor.
“Malagua”, de Ismael Romero, es un espacio donde se percibe el aliento de la existencia y la memoria de los lugares y momentos en el caudal de sus versos. Este libro transmite la presencia del ser como comunicador que observa y escribe la vida —la historia— sabiendo que el futuro es un ancla olvidada que se oxida.
Poemas del libro "Malagua"
a.
De viejas manos
tatuadas con espinas
de peces imposibles
aprendí a remendar atarrayas
carcomidas como los días
por la sal
a tejer hamacas para no soñar
a ras de suelo
a no temblar como las casas de palma
ante los truenos:
aprendí a remar antes de saber leer a lanzar piedras a las nubes y a recoger olas al pie de los mangles
Aprendí que la vida
te patea la boca
antes de poder nombrarla
que los cocuyos son estrellas
a tiro de mano
que las pandorgas tiñen de color al viento
y que los actos más grandes de magia
suceden antes de los trece
Aprendí que los sueños tenían en común
lo redondo de un balón
que para hacer porterías bastaban
dos ramas secas de café a los costados
y que el límite vertical lo marcaba el vuelo de las libélulas
que por las tardes había que arrebatarle
el campo de juego a las vacas
al pantano o a la lluvia
que el festejo de un gol
empezaba en nuestros ojos
y se extendía en una escandalera
de pericos que explotaba en los guayabos
que los perros con toda su flaqueza
nos acompañaban en la carrera
por las arenas calientes
a ladrido abierto
Aprendí
que en estas orillas no hay días de la semana
y el tiempo es una verdad que se disuelve
en el agua
y el agua
desde que nacemos
es una soga atada al cuello
Aprendí que a nuestra edad
tampoco dios
sabía leer
b.
Aprendí de hermanos
que nunca regresaron de la pesca
de historias de ahogados
que vagaban por las noches
cantando boleros de Agustín Lara
con cerveza en mano
Aprendí de hembras con ropajes blancos
que rezaban a medianoche
con los pechos y caderas rasgadas
por la pasión de algún demonio
que la mujer más querida en la isla
era una niña que aún no cumplía los quince
y ya conocía el amor de casi todos
aprendí su historia
que un atardecer su madre la amarró
a una palmera
y murmurándole una canción de cuna
le dijo adiós
mientras avanzaba a contra ola
para atarse
suavemente el agua al cuello
c.
Aprendimos
que aquí el café se bebe caliente
porque en boca te deja un sabor a niebla
que nace a ras de ola de río
a roca hecha polvo por quien acaricia un recuerdo
a días de espesa lluvia que se queda colgada
de los árboles
a varada canoa en esa línea del horizonte
a terroso fruto que se unta en las grietas de la lengua
sin azúcar
porque te sabe a cansancio de remar
a contracorriente de la muerte
a mar que se ha tragado la luna
a lágrima seca
a silla desierta alrededor de la mesa
a murmullo de lechuzas que repiten un nombre
a moho que ahoga los rostros de las fotografías en gris
a pan remojado
y a infancia
Amargo
como el sabor del beso inmaduro
como la mano que hurga con prisa
la vela que se enciende por ambos lados
la piel oscura que transpira humo
la madrugada que se abre como entrepierna
para dejar fluir la hora de la pleamar
Negro
como el sinfín de días que atraviesa por los ojos
de quien espera un milagro
PRIMER BARCO . . . . . . . . . . . . . . . . a mi madre
Mi primer barco
fue una carta por ambos lados mal escrita
En la popa contaba a mi padre
que ya sabía bucear
que tenía un par de aletas de ranas color turquesa
que estar bajo agua
es como nadar en el vientre de mi madre
que sentía sus palabras
como la espuma que se hace nada
al atravesar la resaca
En la proa
escribía a mi madre
daba gracias por los nueve meses
pegado a su corazón
por elegir las orillas del mar para vivir
por su coraje y sus ojos inundados
en temporada de lluvias
por los ríos de nubes con sus andantes faunas
y el café negro de todos los días
Daba gracias por mis hermanos
y su paciencia
también por lo dulce de sus manos
si nuestros ojos se desbordaban en sal
por mostrarnos que el abracadabra
está en la lengua
aun cuando se vive con el agua al cuello
Aprendí
de sus labios
mi nombre
___________________________________
Ismael Romero, poeta nacido en Veracruz, estudió Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. Su trabajo literario ha sido publicado en distintas revistas y antologías, entre las que destacan Al Sur de la Palabra X (Antología poética San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 2016); Cola de Tigre (Luz Vesania, 2017) y Biombo de Movimiento de poesía mexicana (Cisnegro, CDMX), entre otras. Su libro Malagua fue publicado este 2024 por la editorial Lector Disléxico.
__________________________________
Víctor Munita Fritis. Nació en Copiapó, Chile, y reside en México. Estudió Edu. en Historia y Geografía, y guion. Sus libros incluyen: “México, paisaje de Copiapó”, “La Patria Asignada” y “Libro de Asistencia”, publicado por la UANL. Fue coordinador de publicaciones en la Editorial U. de Atacama (2017-2019) y es miembro de la Soc. de Escritores de Chile. Ha representado a Chile en ferias internacionales como Guadalajara y Lima. Recibió la Beca de Creación Literaria de Chile en 2018 y reconocido por “Zapatitos con Sangre” en 2017, además de obtener beca para talleres en novela breve por la Secretaría de Cultura de Jalisco y la Medalla Pedro León Gallo al Mérito Cultural de Atacama-Chile en 2022.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Apuntes del libro "Malagua" de Ismael Romero
Editorial Lector Disléxico, 2024, 80 páginas
Por Víctor Munita Fritis