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CARTA DE AJUSTE AL INDIVIDUALISMO PATRIO
SOBRE LIBRO POEMAS DE ESTADO DE VÍCTOR MUNITA
Por René Silva Catalán
Poeta y editor
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La primera lectura del poemario, me permite apreciar algunas virtudes en fondo y forma de un libro distinto a otros publicados por el autor. Dividido en cinco secciones o capítulos -congregados en el mismo libro-, lo podría definir como un hablante en primera persona denso, reflexivo y afable, no escrito desde el yo interior Víctor Munita, sino como una interpretación del actual ciudadano chileno, el gañan amansado, habitando en sus celulares, asientos de liebres y colectivos, app de smartphone o en sus pantalones azules de línea de producción. Poemas de Estado surge de su autobiografía, semejante a la “gran mayoría” de nuestra larga y angosta república en crisis de pánico, pero por sobre todo enferma de individualismo.
Narrativo y descriptivo, me trae a la memoria los gloriosos años ochenta; el humo a neumáticos en las barricadas, el tufo a parafina del amanecer en dictadura, el toque de queda instaurado para el encierro y aburrimiento de satisfacer nuestros genitales, una juventud dividida en el punk y thrash, que se echaba a los bolsillos pudores y tabú. Hacia allá me introduce la primera parte del libro, me recuerda e inmortaliza el Cine Santiago de mi todavía provinciano San Bernardo (hoy una tienda de zapatillas), donde llegábamos en masa metaleros y taquillas, a disfrutar los combos de a una luca por tres películas triple X, en fin, biografías juveniles que con el tiempo y el cambio de siglo, se relacionan idénticamente a la juventud de hoy.
En los aspectos formales, Munita opta por un verso breve, áspero y cortantemente virulento e irreverente, una soltura en la palabra y engañosamente frívola, nos transporta a ese empuje lector a descubrir la presencia constante como recurso en su construcción retórica en la repetición y metáforas, -un lugar común bien trabajado- es una forma que habilita a la aproximación a cada poema, ahondar en las raíces reveladoras de cada fragmento, recorrer desde disímiles terrenos la realidad contemporánea chilena, textos que abordan los espacios de la memoria, vuelvo al ejemplo del principio, el erotismo prosaico del cine italiano y la cotidianeidad de un ciudadano cualquiera, hoy dialogando con las redes sociales, más que con el propio ser interior.
Vivencias, temas, lugares o historias, tratan de socorrer a descubrir el viaje interior en cada poema, repito integradas en las cinco partes del libro, que retratan fascinaciones mundanas y poéticas, la fantasiosa sexualidad de la infancia, la conflictiva realidad de la periferia, los choques de culturas indígenas como modernas y europeizadas del chileno, sucesos como el de Franco Ferrada Román, el loquito que salta a la jaula de los leones del zoológico metropolitano, se creía Jesús, entre otros acontecimientos retrata este libro. Poemas de estado, nos lleva a la ambigüedad entre los estados de ánimo, la crisis de un estado ambivalente o simplemente a reflexionar sobre el estado de la existencia. Pero también otra y muy evidente, donde Víctor nos ejemplifica un importante trabajo de lenguaje y compás creativo en la sintaxis, satisfaciendo de impavidez y nos estimula a reír y a la sátira social de una patria mal vecina, nuestro Chile actual.
Víctor, demuestra oficio en el manejo de la retórica, recuerdo, es maestro de ceremonia en la universidad donde trabaja. Lo indica su lenguaje espontáneo, ni comunicador ni indescriptible (en este libro, se aleja de cualquier tentación esteticista), sus influencias poéticas en este libro pasan por Raymond Carver, Frank O'hara, por sobre todo Billy Collins y Adam Zagajewski.
Las claves de su experiencia personal laten en cada poema, su sencillez escritural el día a día en cada uno de los textos, algunos que surgen como el post de fcbk, una anotación suelta en una servilleta; de alguna forma, utiliza imágenes afortunadas nos llevan a la evocación e insisto en su primera parte, en esos cines de películas con matinée de patadas y linchacos a lo Bruce Lee, con butacas enfermas de alergias, ronchas y estornudos, recordar a esas Lauras (personaje en el libro), desnudas y embetunadas de crema pielarmina. Pero debe quedar claro, el libro es mucho más, desnuda el “trastocado patriotismo o patrimonio cultural”, de los comienzos de los noventa, ese elitismo artístico oficial, ejemplo Patricia Rivadeneira, desarropada en una piscina, botón de muestra del ridículo destape cultural de las artes visuales en aquella época, burdas performance que no es tema analizar, pero el libro las revive, Poemas de Estado es una meditación a través del lenguaje, conduce a lo doméstico del ciudadano común, a nuestros muertos enterrados en nuestro extinto acento cantadito, del machismo que no invita a sus amantes embarazadas al asado familiar, de los de Rokha y Mistrales perdidos en la línea de la pobreza, textos que juran no llevarse nada a la tumba.
La rabia, la pasión, la euforia o la desilusión contenidas en la palabra, acá son un viaje interior desde la mirada parcial del autor, su concreta existencia en su patria Copiapó, universalizada en Poemas de Estado. Con eficacia, con belleza en los momentos altos del libro, transforma Munita su realidad sensible en afirmación del mundo que lo rodea, construye un caos emocional y reflexivo, donde gana coherencia y deslinda las claves que cada lector descubrirá, dependiendo de su estado de ánimo, al camino imposible al que nos convoca el título del libro.
Octubre de 2016