Proyecto Patrimonio - 2024 | index | Alejandra González Celis |
Valentina Osses | Autores |












La enfermedad despedaza cualquier impostura
Presentación de "La enfermedad del dolor" de Alejandra González (Pez espiral, 2022, 108 páginas)

Por Valentina Osses
Publicado en WD40, N°6, Valparaíso, invierno 2023

Tweet .. .. .. .. ..

Para esta reedición o “neo-réplica” de la poeta Alejandra Sofía González Celis, sugerí un roce escritural alejado de la prisión de las entelequias. En veinte años —entre El temple y Pez Espiral—, con “su enfermedad del dolor” me vuelvo a empapar en las poéticas citológicas de Ale González sin disecciones categoriales, porque ya olfateamos ese mareo tras la vulgarización de sus experiencias desde nemotecnias teoréticas/epocales/generacionales o incluso identitarias que alguna vez —siendo más jóvenes—, nos parecieron a más de algunxs, una promesa de cobijo. Ella, hace sus propias operaciones estéticas y de capitulación/reconfiguración de mundo con: bastón, sus dedicatorias, tres numeraciones y glosario final.

Ya argüía que el relieve del nodo confesional de la escritura es tanto o más como vetarse en el propio revés de nuestra densidad del soma, el pulso de volver a existir cual cuerpo singularizado, cuando quitamos las palabras grotescas con las que el saber biomédico te injuria. En “Enfermedad de la tristeza”:

Nada más terrible que el silencio

Déjame gritar hasta arrancarme las partes
y no tener que sentir nada nuevo

Tengo la garganta convertida en un ojo
que llora todo el día

Generar hendiduras deseantes para fluorescer como esencia lingüística que sistematice una oralidad de lo constitutivo, a tal punto que requiera su propio catálogo/registro/diccionario/libro(s).

Asimetría: La división en dos partes nos deja una parte tibia, amarilla y redonda, y otra negra y acerada./ No es posible conseguir más frío. Cojera determinante.

Del lenguaje a la escritura, hay una evolución biológica e histórica. El lenguaje es la expresión más directa y completa de la experiencia social del grupo (memoria humana, en el caso de la Ale, más bien familiar), así tiende comunidad extensiva a nosotrxs. La poesía es entonces su otro elemento procesual de recreación/resignificación de sus onomatopeyas/rasgaduras volviendo la analogía al restablecimiento de su propia homeostasis. Para Malinowski, Genealogía es igual al mito, para la Ale, un hospital no es un lugar “declarable”.

Mesa de disección: Todo es de acero inoxidable. El piso y las paredes del cuarto están cubiertas de baldosas blancas. La mesa es en realidad una camilla sin ninguna cubierta protectora. Solo la estructura gélida y gris que refleja en forma de espejo el rostro del disectador. Sobre ella, la carne abierta se muestra en el umbral crónico de la muerte, mantenido por la baja temperatura de la habitación que impedirá la putrefacción. La sangre vaciada se dirigirá por canales laterales que la recogerán para una próxima examinación (si es que esta fuese necesaria).

La escritura distingue entre pasado y futuro, y tiene efectos sociales, como en sus diferentes manifestaciones, distintos rendimientos: reifican, registran, reparan y sustentan inicios como un antónimo al retrato de la réplica infinita. Un quiebre epistémico a la objetivación, a la aparente distancia del recurso de la neutralidad de la medicina. Para Alejandra, hay un continuum, es la vida, es la cinta de Moebius, hay algo en lo que accedemos que solo le pertenece a ella. Nos desliza esa fugacidad desde el rendimiento performativo de su poesía.

Oídos: Hay dos caracoles pegados a mis sienes. Por ninguno de ellos se puede oír el mar.

De esta manera, la escritura que hoy no acusa nada es un producto manufacturado que destruye la memoria (es un mero objeto). Walter Ong, ya hacía la analogía con las calculadoras como destructoras del pensamiento. Se trata de una escritura pasiva que no recibe respuestas, como de la computadora: tecnologiza la palabra, y una vez tecnologizada no puede criticarse de manera efectiva. Alejandra, en su permanente consistencia, atiende distintas y complejas escenificaciones/panoramas sociales sin apariencias ni neutralidades, para su integración de pulsos posteriores como correspondencias a una disidente a la categoría filosófica de: “homo dolens”, donde la enfermedad despedaza cualquier impostura.

30 de septiembre 2022, en el café junto a la librería Acentto, Viña del Mar.




 

Selección de poemas de La enfermedad del dolor

Los habitantes de la cuevas de catéter

Nosotros
los niños enfermos
seguíamos jugando
en las esquinas de las salas comunes

unos amontonados en sillas de ruedas

otros sujetos a una cama donde descansaban
nuestras cabezas condenadas a cascos respiradores
de astronautas abandonados en atmósferas extrañas

o atornillados
a balanzas que mantenían nuestras columnas en su lugar

A la mayoría de nosotros le habían nacido alas de aviones
que obligaban a nuestros brazos
a ser amigos de sueros y calmantes

Cada vez que volvíamos de ser abiertos
seguíamos jugando
y entre mareos posteriores al sueño anestésico
nos contábamos del tiempo
anterior a la morfina
y a las cicatrices
de nuestras casas con sábanas dibujadas
de nuestro propio televisor
de las peleas con hermanos sanos y ausentes
que no dejarían entrar

No llorábamos por las heridas
ni por las enfermeras
ni por el constante perforar de pieles
no acostumbradas a ser cuevas de catéter

ni por la comida que ingeríamos sin molestar

o la continua carencia de padres

Llorábamos por las noches
por el niño nuevo de la cama de al lado que lloraba
que se iría en uno o dos días

que nos recordaba la obligación del llorar.

 

Tengo mi mitad en el juego del dolor

Sola

estoy sacando mis brazos taladrados fuera de esta cama
en una búsqueda ridícula por sabor de sol

Los tubos fluorescentes no han parado de sonar
y se mimetizan
con los murmullos del resto de las camas
rodeadas de familias
que han vuelto a quejarse
por este infierno de aire falso
que derrite los chocolates
entibia los lápices de cera
y las revistas

Uno a uno los dedos de mis manos juegan a tocarse
otra vez
rozándose en una baile sin destino

Nadie preguntará por mí
a la hora de visita

 

Mentira: aseo quirúrgico

Gente atrevida
bañando sus paredes con pedazos de cuerpito de niño

recién asesinado

No se es capaz de comprender ni una gota de pánico
Mejor quedarse callada cerrar los ojos de forma tan apretada
que se empiece a dudar que todo lo vivido
no sea solo un sueño

Que en realidad no hay niños recién asesinados
que siempre estuvieron muertos
que nunca fueron niños
y en vez de paredes eran rejas

No
no es cierto
No me estoy muriendo

 

El juego de hoy

Los niños golpean sus espaldas entre ellos
hombro con hombro
mantienen un equilibrio absurdo

No hay rostros
ni manos

no sienten el frío de las baldosas
en sus pies endurecidos por el roce de las sábanas

Solo el intento automático de encajar sus vértebras
por donde se amarran
los camisones eternamente abiertos
que nos han entregado

se lastiman

No importa el tono del dolor
ni la duración de este juego
nada más podría interesarles

 

 

Estafilococos: la infección

Una vez que las luces han sido apagadas
descubro pequeños hijos por mi cuenta

caen de mi rodilla
que se ha abierto en un útero de hueso y titanio

unos se quedan a vivir en los apósitos

otros se duermen encima de mi piel limpia
y terminan estando vivos un tiempo
que parece siempre

Es entonces cuando parte este camuflaje
y alguna gente

comienza a tratarme como madre

 

 


 

 

 


Durante la presentación:
Valentina Osses, Alejandra González y Priscilla Cajales,
Viña del Mar. Viernes 30 de septiembre 2022

 

. .








Proyecto Patrimonio Año 2024
A Página Principal
 | A Archivo Alejandra González Celis  | A Archivo Valentina Osses  | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
La enfermedad despedaza cualquier impostura
Presentación de "La enfermedad del dolor" de Alejandra González
(Pez espiral, 2022, 108 páginas)
Por Valentina Osses
Publicado en WD40, N°6, Valparaíso, invierno 2023