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Qué lindo leer,
Archivo digital de literatura infantil y juvenil chilena contemporánea
Entrevista a Marian Lutzky y Laura Lattanzi
Por Valeria Tentoni
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Acaba de lanzarse Qué lindo leer (quelindoleer.cl), un archivo digital de literatura infantil y juvenil contemporánea. Las argentinas Marian Lutzky —Profesora en Educación Diferencial, realizando un mágister en Promoción de la Literatura Infantil y Juvenil, que se desempeñara como coordinadora de la Biblioteca LibroAlegre y fuera una de las responsables del Festival de LIJ de Valparaíso— y Laura Lattanzi —Socióloga y doctoranda en Estética y Teoría del Arte—, son sus responsables, y con ellas conversamos al respecto.
http://quelindoleer.cl/
— ¿Cómo surgió el proyecto?
—Las dos somos amigas del barrio, nos conocimos en la escuela. En general en nuestro entorno no se leía mucho, pero a nosotras nos gustaba y comenzamos a leer lo que encontrábamos, y así nos íbamos recomendando películas y lecturas, desde la película “El Padrino” hasta “El asesinato como una de las bellas artes” de Thomas De Quincey. Íbamos a Delphos juntas, una librería de Munro, nuestro barrio en Buenos Aires, con un librero bien personaje y una mesa de saldos donde nos encantaba buscar grandes joyas por $2. Alquilábamos películas en VHS, intercambiábamos ideas, compartíamos. Así comenzó un ida y vuelta en torno a la lectura, el cine, la música. También tuvimos una revista entre amigas, gestábamos encuentros entre escritores. Después, por alguna razón, las dos llegamos a Chile, casi al mismo tiempo, y conocimos escritores, ilustradores fantásticos de los que poco se sabía y quisimos revertir esta situación. Así surge el proyecto. Con las ganas de construir entre amigas un proyecto que nos apasionara a las dos. Luego de algunas conversaciones creímos que lo mejor era la creación de este archivo web donde también se pueda conocer libros, comentarlos, recomendarlos, postearlos en redes sociales, etc. Así nace Qué lindo leer, un proyecto que gracias al financiamiento del Fondo del Libro del Consejo Nacional de Cultura en Chile en el 2016 se hace posible.
— ¿Es un proyecto cercano al Festival de LIJ de Valparaíso? ¿En qué se conectan?
ML: Realicé el Primer Festival de LIJ de Valparaíso junto con Gladys Gonzalez, un proyecto presentado por el Centro Chileno Nórdico de Literatura Infantil y financiado por el CNCA y ese año en una de las jornadas invitamos a muchas editoriales chilenas de LIJ, que participaron de una Feria y de una mesa de conversación. Surgieron muchas preguntas, se armó un diálogo interesante en torno al mercado, la producción y recepción de las obras. Participaron varias editoriales, por ejemplo, Amanuta, Recrea, Grafito, Gata Gorda, y otras que enviaron a sus productores de ventas. Nos percatamos de que hay una gran cantidad de ilustradores y escritores chilenos fantásticos de los que poco se sabe, y de los que poco saben los chicos. ¿Qué se lee entonces en las escuelas? ¿Qué escritores chilenos se leen allí? ¿Hay una actualización de obras en los Planes de Lectura?¿Qué editoriales están y cuáles no están en las bibliotecas CRA? ¿Y en las bibliotecas públicas? ¿De qué lugar obtienen las obras para leer los chicos? Todas esas preguntas fueron claves para este proyecto.
— ¿Por qué decidieron iniciar este archivo?
— Como decíamos, en los últimos años se va viendo un crecimiento de editoriales en todo el campo literario chileno, que traen además propuestas literarias diversas, se exploran nuevos temas, formatos, soportes. Sin embargo todo parece moverse en un ámbito más reducido, los escritores, los académicos, artistas y los amigos de estos últimos son los que suelen participar de estas ferias, comprar libros, pero la mayoría de gente no accede a ellos. O no leen, o leen best-sellers, lo que recomiendan en los diarios de mayor tirada... Así que nos pareció importante aportar a la promoción de una lectura diversificada y sobre todo en los más chicos. En definitiva se trata de difundir la LIJ chilena en donde en los últimos años han surgido autores e ilustradores de calidad, de los que poco saben los mediadores, jóvenes, niños e incluso las escuelas.
— Entre otros elementos notables, está el de la indicación de edad de lectura de cada libro, un tipo de información muy valiosa para docentes, padres y mediadores de lectura. ¿Qué piensan de esos criterios, cómo se establecen?
—Clasificar es un trabajo muy difícil porque siempre tiene algo de aleatorio, de excluyente. La verdad es que nosotras pensamos que un libro de calidad puede ser leído en distintas capas y a distintas edades entonces le pondríamos: 0 a 99. Sin embargo sabemos que para un profesor o docente, un padre, o incluso un niño esto no ayuda, no orienta, y esta página quiere ser un facilitador. Entonces decidimos categorizar. Investigamos, leímos, conocimos distintas formas de hacerlo entre las editoriales y optamos por la que nos parecía mejor. Lo mismo ocurre en las temáticas. Son generales, orientativas, y lo bueno es que se puede buscar por etiqueta también. Sucede mucho que por ejemplo, un niño esta metido con los zombies y quiere buscar un libro cuyo personaje sea un zombie entonces, hay una lupa para buscar por palabras clave.
— ¿Qué entienden por literatura infantil? ¿Qué por juvenil?
— Primero no hay que ignorar que la literatura infantil es literatura y por lo tanto hay que considerarla como tal, como una práctica artística. En este sentido es interesante notar que aún faltan críticos de obras infantiles o juveniles que la posicionen como tal, sin subestimarla, porque al hacerlo también subestimamos la infancia, a los niños. Quien escribe, ilustra o lee literatura espera encontrar o crear una obra que le despierte, le estimule, le provoque, le cuestione. Un buen libro nunca termina de leerse. Esto corre tanto para la literatura “adulta” como para la “infantil”. También hay libros que son fascinantes tanto para el adulto como para el niño pequeño por su temática, los guiños al mundo adulto, su trabajo estético o sus ilustraciones. Pero sí hay un gran diferencia en tanto el pequeño lector, destinatario final que, lamentablemente, no siempre elige qué leer, lo hace el adulto padre, madre, tutor, docente, e incluso la misma editorial quien tiene un rol importantísimo en lo que se lee mediante lo que se publica. Entonces en la literatura infantil existe la importante labor de los mediadores, que a veces pueden ser muy buenos e inspiran, motivan y le abren mundos a los niños, pero a veces no....
— ¿Y la literatura juvenil?
— La literatura juvenil también es difícil de definir o catalogar pero podríamos arriesgarnos a decir que son obras que no necesariamente están escritas para los jóvenes pero perciben esa pasión y desenfreno tan característica de la adolescencia.
— Próximamente tendrá un correlato de revista, ¿qué podemos esperar de eso? ¿Qué habrá allí?
— Como contamos antes, nosotras también teníamos una revista y a través de ella compartimos lecturas y aventuras en torno al libro y la literatura. Dialogamos con escritores y gente que nos abrió un mundo, ese en el que ahora estamos. Queremos provocar en los niños y jóvenes ese impulso creador, esa motivación, a través de la producción colaborativa de una revista. La idea es que ellos mismos sean los creadores y lectores de una revista hecha con ellos y para ellos. Vamos a hacer talleres con los niños/as y jóvenes en los que se trabajará en conjunto con autores e ilustradores, para que puedan crear sus propias obras, hacer lecturas críticas, hasta vídeos. Hay una revista muy buena de Valparaíso, “Calcetín con papa”, que busca escribir para leer. Nos gustaría poder lograr algo así, por eso todo el material que salga de los talleres será editado en formato de revista web.
— ¿Cómo encuentran el panorama de editoriales y autores de LIJ en Chile?
— Hay muchas editoriales, sin embargo es complicado mantener proyectos de alto costo estético. Hablar del mercado del libro da para largo. Tanto en el mundo adulto como el infantil y juvenil, donde se edita una cantidad increíble de libros, son tiradas desorbitantes. Pero descubrimos que hay muchas editoriales pequeñas con libros cuidados, autores e ilustradores finos, con una sensibilidad particular que andan dando vueltas por algunas librerías, contadas y que difícilmente llegan a las bibliotecas. El mundo editorial infantil y juvenil ha crecido muchísimo, las editoriales de a poco se han ido arriesgando un poco más en cuanto al formato, temáticas, discursos, aunque aún hay un largo camino por recorrer. Aún faltan espacios para las editoriales pequeñas en las escuelas o las bibliotecas y los buenos autores que aún no se conocen, aún las grandes editoriales tienen algunas trabas para tomar ese riesgo.
— ¿Qué misión creen que cumple la lectura en la infancia, si alguna?
— La literatura juega un enorme aporte en el desarrollo personal, emocional y cognitivo de todos, de los niños, los jóvenes, los adultos. No cumple sólo un rol importante en la formación académica, no es importante porque me “enseña”, porque me permite “leer veinticinco palabras por minuto”, sino que más bien creemos su rol es esencial en el desarrollo de la imaginación, la creatividad. Los libros “abren mundos”, nos estimulan de múltiples maneras, a sentir, pensar y proyectar otras posibilidades. Y finalmente la literatura no tiene tampoco que cumplir una función, a veces eso se confunde fácilmente con la condición de normalización. Ser lector es ejercitar miradas, observar, percibir lo que está fuera de las identidades estándar. Finalmente ser lector es también un modo de vida que te permite compartir, conversar, abrirse y armar mundos, y qué mejor que estimular eso en la infancia, juventud y adolescencia.