¡tan plena voy como tierra inundada!
Mistral
Las luces prendidas solo espantan robos
alguien cruza a lo lejos
será un fantasma, otro despachado
tan solo una función pasajera
como regalos y algarabías
en balcones y ventanas de otro tiempo
No es triste llegar a una casa que amas
demorarse en abrir la puerta, regar cuando nadie
pensaría hacerlo, poner música fuerte
apagar las luces que por resguardo
tú también habrías dejado encendidas
sacarte algo de ropa, toda la ropa
y desnudo volver al patio, seguir el riego, dejar
que penetre en ti la euforia, gritar con ella
y ser de nuevo el niño de hace medio siglo
en esta misma ciudad apretada entre mar y cerros
Regar desnudo a medianoche en navidad
con el viento que corre y la música
en la que podría ser considerada tu casa
de adobillo y paredes de libro
con la lluvia cayéndote encima
ser de pronto tú mismo el aspersor
del que proviene el divino riego
mojarte junto a las hierbas
ser el boldo y la ruda, el chilco y la tierra misma
y junto al naranjo que persiste
ser ya el río en tus pies
no hay quien te mire ni pueda verte
el barro en tus piernas toma altura
te deslizas como es tu anhelo
por la vida desde hace un tiempo
dejándote llevar por el barro que propicias
y te caes de culo y eres agua charco y ríes
y te revuelves y te excitas y nada espanta
tu fiesta y esas balizas rojas que colorean
de pronto el inmenso pino
han de ser el espíritu navideño, te dices
que está en ti como tú en la tierra