Carne, ojos, músculos, uñas, vientre, pelo, saliva, intestinos, orificios: materia corporal de
la que se nutre El hueso de la memoria, último libro de Verónica Zondek, escritora chilena nacida en Santiago en 1953. Ya había publicado Entrecielo y entrelínea (1984), La sombra tras el muro (1985) y Vagido(fragmento) (1987). Se trata, pues, de una empresa poética de abundante registro, cuyo más reciente hito es el libro que ahora comentamos.
El hueso de la memoria admite una lectura que lo clasificaría como la crónica de los años recientes pasada por el tamiz de la conciencia. La grabación aleatoria de hechos e imágenes es sometida al trabajo de producción simbólica de un hablante que se ve afectado por tal acontecer en estratos más profundos que la simple indignación o
la rabia que se transforma en grito.
Esta crónica —atravesada por otra, más íntima, de un diálogo amoroso que se imbrica constantemente con lo que la memoria va registrando— asume desde el cuerpo, desde sus orificios, desde sus humores, desde la materialidad en que se inscriben las huellas, señales y gestos del exterior, en un texto con el estilo seco, la sintaxis trabada, la transgresión de la norma gramatical que caracterizan la escritura de Verónica Zondek.
Esta escritura, con un cierto grado de hermetismo y con un gusto por la metáfora insólita que, en ocasiones la hace caer en innecesarios golpes de efecto, tiene su antecedente más cercano en la obra poética de Humberto Díaz-Casanueva, quien prologó La sombra tras el muro. Pero las preocupaciones existenciales de Díaz-Casanueva, sin desaparecer, encuentran en Verónica Zondek una mayor concreción, una referencia más nítida a la historia, al acontecimiento.
El hermetismo de El hueso de la memoria es, sin embargo, más aparente que real, puesto que se complace en revelar sus claves. No siempre, no a cada momento, pero ahí están, nombres, hechos, referencias, que reordenan la lectura y muestran rumbos para desentrañar el laberinto poético de Verónica Zondek.
Este libro es un paso más en una trayectoria poética que rebasa sus propios bordes, pero hacia adentro, que se cierra sobre sí misma, se retuerce, da, por así decirlo, otra vuelta de tuerca a su estilo seco y trabado, y en esa curvatura hacia adentro hace estallar el sentido, abriéndose hacia distintas significaciones, multiplicando las lecturas.
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dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com "El hueso de la memoria", de Verónica Zondek.
Último Reino. Buenos Aires, 1988. 198 págs.
Por R. P.
Publicado en APSI, N°301, 24 al 30 de abril de 1989