La palabra, por ser objeto de uso cotidiano, debe a veces retorcerse para encontrar la forma en que vuelva a cargarse de significado. De ahí nace su condición de «artificio», que no es más que la posibilidad renovada de volver a ver. Poesía es la palabra extrañada de su hábitat natural para hacerla decir. La palabra poética tensa una realidad no cuestionada. Es conflicto y deseo. Hay una voluntad en la palabra poética que nace de una pasión por conocer más, ver más, sentir más. Es vivir al filo de... siempre cerca del abismo. Es por eso que la escritura poética produce en su proceso un estado de exaltación de los sentidos a la cual se le da forma después, cuando la distancia permite la estructuración estética. Ese momento único y vivo es lo que debería quedar plasmado en el poema, de manera que el posible lector pueda acceder a ese momento mágico en que los sentidos primero, y luego la razón, perciben magníficamente. El poema, pulveriza las verdades absolutas que pretenden normarnos, y nos adentra en el caos, humus frenético de las pulsaciones del hombre. Vivencia del límite entre nombrar-ver el mundo y descubrir la latencia de lo innombrable. Experiencia del lenguaje que se acerca a la conciencia y al deseo.
Escribir es desnudar, exponer; estar desnuda, expuesta. Viva. Escribo para atrapar el eco de las cosas perdidas, aminoradas, invisibles. Percibo así, desde el asombro.
Poesía es la creación de un mundo donde las múltiples voces dialogan entre sí hasta fisurar lo obvio para así abrir el camino del decir significativo. Es un alba del decir en la página en blanco para acontecer el propio crepúsculo. Un eco que se diluye para concentrarse lejos de la anécdota que lo acontece. Ser voz para vestirse y sobrevivir. Memoria de una cadena sin fin de luchas y encuentros que busca y encuentra decir el silencio verboso de miedo que nos hace humanos. Rondo, rodeo acezante el conocimiento perceptivo hasta penetrar la médula. La palabra poética es la huella imaginaria que nos une con un antes y nos ubica respecto a un después latente. El verbo poético es posibilidad, acción y meditación. Conciencia y observación. Testimonio. Ser. Soy, en la medida que escribo.
(En Veinticinco años de poesía chilena (1970–1995), compil. de Lila Calderón, Teresa Calderón,
Tomás Harris. Santiago de Chile: FCE 1996)
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Verónica Zondek