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La Arremetida de “La Carpa del Diablo”, de Walter Contreras

Por Jorge E. Retamal Hidalgo
www.a89.cl



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Cuando las luces de la ciudad ya están bien encendidas, los callejones bien apagados y mis ojos saturados, cojo el libro Relatos de la carpa del diablo y me pongo a escuchar. No existe otra posibilidad para la existencia de un libro que su propia irrupción antes de nacer. Sintonizo las páginas y una desagradable voz desinteresada del carraspeo llena el espacio, las letras arrastradas al sifón de la ironía, la portada en negro condena a la oscuridad mis ojos cerrados y me dedico a escuchar a Walter Contreras, a escucharme en sus relatos.

A los editores se les harán pocos los doscientos cincuenta ejemplares publicados, seguramente no alcanzarán a llegar a las librerías, los lectores se agolparán en las puertas de la editorial Filacteria exigiendo su ejemplar –y espero que así sea-. Pues un libro del Diablo recién nacido no corre el riesgo de nacer incognito, siguiendo la suerte de otros títulos hermanos como el Diccionario del Diablo de Ambrose Bierce del 1911, que después de sus cien años goza de buena salud. Relatos de la carpa del diablo es un libro que se merece sea proscrito, prohibido y excomulgado, junto al autor y sus editores, como se lo merecen los buenos libros.

La irrupción de los Relatos de la carpa del diablo nace una y otra vez en la historia, tan lejos de los propósitos de sus autores, como una fuerza fantasmal que se inaugura siempre de nuevo, un fantasma que transita por los deseos de los seres más inquietos de toda época. Una vez tocados por estas aspiraciones, que perviven por los siglos, nos mueven a soñar, Rolando Ramos destaca en el Prólogo: “No existe poder más sublime y redentor que experimentar la voluntad de realizar aquellos sueños y fantasías que por años dieron vuelta y se revolcaron en el túnel de nuestro mundo interior; cualesquiera que sean estos anhelos hay que dejarlos fluir y que cobren vida y cumplan su destino”. Y lo hizo en Chile a mediados del siglo XIX en forma de periódico llamado La linterna del Diablo (1867). Se cobijaron en sus sombras ilustres, oscuras e irónicas mentes que despellejaron el buen gusto y la elegancia decimonónica con un aparato crítico destructor, donde la nobleza heroica de la ratio nacional republicana quedó ridiculizada emergiendo la barricada del ethos más irreverente de la experiencia creadora.

De la misma manera, Relatos de la carpa del diablo nos puso en contacto con nuestros propios deseos de dejarnos tentar para saber quiénes somos mientras paseamos en la oscuridad, en nuestra propia oscuridad: un amor desafortunado, la grosera palabra adornando el verso, la rebelión del fracaso, el vicio desahogante, la libertad desafortunada, y tantos otros rasgos de ese acto de rebeldía del ethos -como pura reflexión de la experiencia- contra la ratio -como la unidad de medida del buen comportamiento- que se manifiesta en sus líneas: “Algunos vinimos a escribir mil historias: sin héroes, ni villanos, ni valientes, ni cobardes. Vinimos a llenar de melodías el cancionero de una vida que ataca de sorpresa y nos invita a cabalgarla, con la hidalguía de los que dejamos de temer al bullicio de las hienas”. Renunciar al buen comportamiento de la palabra y embaucarse en las malas costumbres  de la “Ironía, sarcasmo, denuncia, confrontación, literatura, y lo mejor de todo contingencia filosa y deslenguada” (Ramos). En el libro, al igual que en el programa radial, la palabra tomó su lugar preponderante de revertir y develar, mientras que en la radio “la música (es) un buen vino de reserva que potenciaba el sabor y aumentaba el deseo de probar más”. Ese “deseo de probar más” no es propio de la digna poesía ni la métrica académica, es pura rabieta callejera, la experiencia de una búsqueda valerosa de sí. El ethos desatado en la experiencia destructiva, el sino de la palabra.  

Por eso digo que este libro ha irrumpido varias veces con distintos títulos, formatos, escritores y editores. Walter Contreras -como antes lo hizo Antonio Smith de Irisarri en La linterna del diablo (1867) con sus ilustraciones descollantes- lo escuchamos en la Carpa del diablo los miércoles por la noche hasta que el reloj marca las 00:00, a través de la señal de Radio Futuro. Han sido diez años en que la palabra filosa ha seducido las almas engañosas y escandalizado a los puritanos de la poesía. Este es un libro que nace celebrando el decenio del programa radial.

Relatos de la carpa del diablo de Walter Contreras puede definirse como una escritura cáustica e incisiva en la plena reflexión de la experiencia, donde es posible pensar que el autor ha plagiado mi vida, lo que hace de este libro una lectura para un lector tan particular, íntimo y desmarcado, así mismo cada ejemplar lleva el nombre su merecido lector.

Relatos de la carpa del diablo de Walter Contreras. Ediciones Filacteria, año 2016. Número de páginas 100. No apto para lectores exitosos.


 

 

 

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