EL  DEVORAMIENTO INTERIOR*        
      Willy Gómez Migliaro
       
       
        
          
            Amó el fuego de una palabra  hermosa
              El Perú en sus manos manantiales
              Después 
              Le dolieron los senos de tanta  pateadura 
              Ardió el agua yodada en su piel 
              Sonó en sus oídos la excitación  de hombres que tenían miedo como ella
              Era inocente según los partes  que llegaron a Lima
              Todo se paga en este mundo –le  dijeron 
              Y vio arder su pueblo miserable 
              Su cuerpo fue el mapa de los  asesinos 
              En bolsas la envolvieron
              Pudo ver a través de ellas la  entrada a un frigorífico
              Pensó en la niña que iba a la  escuela temprano 
              Y en los huaynos que cantó
              Recordó la cabeza de Pedro
              Los brazos de Juan 
              Las piernas de Alberto 
              Los testículos de Mamani
              Todos rotos en una fosa 
              Antes hubiera querido el fuego  de esa palabra hermosa
              Para caer sobre cielos de  felicidad 
              Y el alférez no la violente
              Por su capitán que agonizó 
              Y que lo atendieron en la  comisaría de San Juan
              Sola con la seguridad nacional
              Todos volvieron a meter mano  contra ella 
              Y supo que bailar con ellos era  la opción
              Amó la justicia y la ignorancia  de sus propios restos
              Mientras en la radio escuchó el  nombre del Perú
              Estaba viva 
              Hasta que los procesos de paz  desenredaron horrores 
              Luego se juntó a un hombre  oscuro e insensato
              Lo amó 
              Pero él no pudo acariciar  ansiedades de una mujer enferma  
              Limpió las márgenes de su cuerpo
              Pero no pudo alcanzarla  
              Ella llamaba montaña todos los  derrumbamientos
              Y un día  
              Sin vergüenza que otro gran  camino pobre
              Cambió su nombre 
              Y sin hogar volteó páginas de  amor y odio
              Amó un disparo de encierros  verdaderos 
              Que le permitieron ver la  creación
              Volvió a nacer en un peluquería de  su barrió día y noche 
              De unos huesos instantáneos 
              Hizo de su vida un  comportamiento histérico
              Una relación más dolorosa con la  muerte
              Fundó oscuros campos 
              Mientras esperaba la noche de un  verdugo
              Se volvió cobarde
              No pudo con esas alas privadas y  espirituales 
              De otro cuerpo golpeado tantas  veces
              Organizó su última cena
              Y el picaporte detrás de la puerta 
              Sonó despacito  
             
             
          
          
        *El autor agradece al cantante  del grupo Delpueblo y Delbarrio Piero Bustos por la
   recuperación de este poema extraviado en el  Centro de Lima en los años 90.