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  Patrimonio - 2006 | index | Willy 
    Gómez Migliaro | David Abanto  | Autores | 
 
 
 
 
  

    NADA 
COMO LOS CAMPOS
Poesía de Willy Gómez 
Migliaro 
Escenas de la mente en disturbios 
de palabras
David Abanto 
Aragón
 
 Acércate, 
puedes oír la música.
 Aquí hay una escena construida 
por la mente en un disturbio de palabras.
 
 Willy Gómez, "EL 
MANANTIAL"
 La lectura del segundo 
  poemario de Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968)  Nada como los campos (Hipocampo editores, 2003) nos ha producido una sensación de asombro, pero 
  asociada al disfrute continuo y la suspicacia que se engendra al encontrar un 
  discurso que pone en duda y cuestiona las imágenes y alocuciones "normativas" 
  de la poesía peruana de los últimos años prodigando ingenio 
  y ternura. Estamos ante un texto que se sitúa en el anhelo de construir campos de poesía, poemarios, que no son mera reunión de poemas, 
  sino libros cohesionados.
 campos de poesía, poemarios, que no son mera reunión de poemas, 
  sino libros cohesionados.
  
 
  Queremos dejar bien sentado el disfrute mayor 
  que la lectura del poemario Nada como los campos provoca al encontrarnos 
  ante un autor en todo el sentido de la palabra, un creador con capacidad organizadora 
  y vitalizadora, abocado a la gestación de un mundo expresivo marcadamente 
  propio, de una saludable irreverencia contra los hábitos reinantes en la 
  poesía -no solo peruana- actual, desde el aspecto formal hasta la exacerbación 
  del sentimentalismo más distante posible del "tono conversacional", 
  el "minimalismo" y el poema des-contextualizado o "deconstruido". 
  
  Siempre nos llamará a asombro cómo el poeta de Nada 
    como los campos se encierra en sí mismo e inquieto busca engarzar una 
  y otra vez en sus composiciones el lirismo con las estructuras narrativas (recuerdos, 
  secuencias de eventos) e intenta por momentos hasta con las estructuras "semi-dramáticas", 
  el lenguaje coloquial con referencias cultas, la fragmentación del texto 
  con la búsqueda de una sólida arquitectura del poemario. La palabra 
  y el texto poético como campos (del latín campus), ámbitos 
  insuperables, terrenos llanos por excelencia, lugares de labor y/o lucha sin parangón 
  (precisamente por ahí podemos rastrear una de las acepciones del título: Nada como los campos). 
  
  Abre el libro "MAR DE LOS CEREZOS", 
  especie de arte poética, es decir, programa operativo que se propone el 
  poeta, con técnicas tributarias de Jules Laforgue por la sutil mezcla de 
  ironía y emoción en su invitación a la vida, al asombro frente 
  a diversas escenas que se irán cimentando a lo largo de todos los textos 
  y el poemario en su conjunto con alusiones culturales en pos de hondura simbólica: 
  
    despierto, veo 
      el mar
una pequeña porción de alisado cristal
oh la natura 
      de un cielo que cae
y de nuevo las incineraciones de la realidad
nocivo 
      punto concéntrico,
pericia y crujido del asombro
hasta aquí 
      hastiado
    hasta aquí la celebración
  
  
logra 
  expresar el contraste entre la imaginación y la realidad en toda su trágica 
  intensidad, con la grandeza dramática de un mundo hueco:
  
    hay 
      una pérdida de tiempo en el Perú que asombra el intento de hablar 
      cuando fluyen
ríos junglas ahora porque todos los días son idénticos 
      y no hay capullos de flor
sobre los asfaltos sino cuartos de hotel para llorar 
      ciudades y
horror de árbol con los hombres que se avienen
rápido
mar/hechizo
& 
      poder de celebrar inmortalidades
con los bienamados
seres de la pérdida
y 
      es por eso el mar
seres de la pérdida
  
  
  Pero a pesar de todo lo grande, recordemos que ya una voz había tomado 
  la palabra para afirmar:
  
    La 
      tierra es el lugar adecuado para el amor 
 ............................ 
        .................... . Yo no sé de otro lugar mejor
  
  
Además:
  
    que 
      siembra fue el poema en sus intenciones
  
  
 Acotemos que el poemario nos pone en contacto con múltiples voces creando 
  por momentos -aunque la uniformidad de registros vocales no coadyuve con el efecto 
  buscado- una sensación de esquizofrenia solo controlada: 
  
    por 
      una eficacia que le es propia
al poema
    porque 
      en un poema de cualquier extensión, debe haber transiciones
entre 
        los pasajes de mayor y menor intensidad, para dar ritmo a la fluctuación 
        
emocional, imprescindible en la estructura musical del conjunto
    y 
      ahora dejo el alma mejor
    GEOGRAFÍA 
      / SIMPOSIO DEL TODO
  
  
 Las voces 
  que nos cantan imágenes/símbolos parecen que lo han visto todo y 
  todo lo han experimentado, dando una sensación de totalidad de los campos 
  humanos ("porque este campo es interconectado para decir todo" GEOGRAFÍA 
  / SIMPOSIO DEL TODO p.22), pero con plena conciencia del descalabro y corrupción 
  que instala la Modernidad. Conciencia, por cierto, que no anula el sentimentalismo 
  sino que lo reafirma.
 Un sentimentalismo que no oculta las fibras 
  más nobles y tiernas, sintiendo compasión por la naturaleza que 
  la civilización pulveriza, reviviendo en nuestros tiempos el más 
  radical ideal platónico-cortés-romántico, lleno de timidez, 
  candor e ilusión sublimadora, pero con coraje para explorar en pos del locus amenus ("ese mundo se forma de soledad, también, en la 
  utopía de un paraíso" p. 56) y la dona angelicata (entre 
  el amor-pasión-Eros: de la Mujer Negra de "PENÍNSULA DE LA 
  POESÍA NEGRA" y la comunión-ágape-cáritas: de 
  la Beatrice Migliaro de "CAPRICHOS DE LA SRA. BEATRICE MIGLIARO") perfectos 
  reunidos en la Poesía. 
  
  Como en los casos de Novalis y Eguren, 
  el Pessoa de las cartas de amor a Ofelia (su heterónimo Álvaro de 
  Campos sostuvo que "todas las cartas de amor son ridículas") 
  y -más cerca de su designio creador- Ezra Pound y T. S. Eliot, Willy Gómez 
  se aferra a la óptica humanizadora, eligiéndola deliberadamente 
  contra las perspectivas envilecedoras y deshumanizadoras. Hasta las más 
  triviales referencias se nutren del sentimiento más liberador de la censura 
  a las que el canon y la civilización imponen. 
  
    porque 
      se es hermoso 
para conocer la piel del mar de los cerezos
aunque tengas 
      el vientre de las rosas
para conocer la vida
tesoro mío
  
  
 Y, por cierto, acusa una matriz pastoril no solo desde el título que recoge 
  la referencia al campo (contrapuesto a la urbe) con una vasta y prestigiosa tradición 
  que lo reconoce como tópico: el de lugar de descanso y retiro "del 
  mundanal ruido"; sino, lo fundamental, al asumir la poesía misma como 
  un juego en el sentido de recreación (nueva creación: re-crear, 
  volver a crear): juega con las palabras, palabras como campos de celebración, 
  campos de liberación (danza/ entonces/ celebra/ celebra amada mía/ 
  nuestro carnaval funesto detrás del muro que se detiene/ si no son las 
  palabras/ las únicas prisiones de la superficie adonde salgo desnudo, altamente/ 
  semiótico", p. 17) palabras asumidas en su vital naturaleza ("No 
  purifico la palabra ni el nacimiento de la/ materia después del juego iniciado 
  cuando un equipo toma la punta,/ no purifico también al dios de esta historia./ 
  Estas palabras fijadas tienen su negocio/ en la producción/ del jardín 
  del poema", p. 29); un juego de un lector informado en literatura, filosofía 
  e historia, consciente del descalabro ("esta devastación de implacables 
  firmamentos", dice en "EL MANANTIAL") de lo que se ha dado en llamar 
  postmodernidad.
  
  A modo de invitación a profundizar en el sentido 
  pleno de la aventura creadora de Nada como los campos en pos de la construcción 
  de un nuevo campus, brindemos una aproximación a algunas líneas 
  fundamentales de su lenguaje y realidad encargados de cuestionar las pautas del 
  verso, la imagen, la temática y… la realidad misma, no solo a nivel de 
  la intimidad personal (dinamitando tabúes, censuras y prejuicios contra 
  el ser humano), sino también a nivel de la estructura social (ahí 
  su noción de poesía y una especie de religiosidad de la poesía 
  y los poemas como campos absolutos de liberación). 
  
 
  Nada como 
    los campos presenta cada una de sus composiciones a los lectores como una 
  vigorosa imagen de voluntad que se refracta y colorea en el prisma de la memoria 
  del poeta. Desde luego que esa sola cualidad no basta, pero es el eje en torno 
  al cual se puede hallar una estructura que suponga el equilibrio de distintas 
  cualidades que se encuentran en el poemario sin que ninguna predomine sobre las 
  restantes.
  
  Una atenta lectura, nos atrevemos a afirmar, muestra que no 
  todas sus composiciones pertenecen a un mismo y único nivel de realidad 
  o campus de exploración. Distinguimos por lo menos dos niveles: 
  uno con calificación de mítico por estar fuera del plano de lo real-objetivo 
  o histórico y otro que no llegamos a formular claramente pero que se distingue 
  por no pertenecer al ámbito de lo mítico ni de lo real-objetivo 
  o histórico. Sin embargo esta distinción nos debe preservar contra 
  la fácil tentación de caracterizar un grupo de textos como míticos 
  contrapuestos a los históricos (en una especie de re-actualización 
  de la oposición entre poesía pura y poesía comprometida, 
  etc., a la postre nociva por el esfuerzo de desencarnarse de la primera y el descuido 
  estético de la segunda), cómo distinguir, pues, un nivel u otro 
  en composiciones como: "MAR DE LOS CEREZOS", "HANNIBAL & REY", 
  "ASCENSOR", "ORILLA", etc., precisamente lo que inquieta de 
  estas composiciones es que las fronteras entre ambos niveles se disuelven de un 
  modo tal que nos encontramos frente a un nuevo campo mezcla de uno y otro plano. 
  Composiciones donde los mitos personales se funden con los de la tradición 
  (lo puramente vulgar de los días presentes y lo mitológico: el resultado 
  nos brinda una belleza nueva y extraña) en escenas construidas por la mente 
  en un disturbio de palabras. 
  
    diáspora,
campo 
      de flores
del que produce en los caminos
la muerte
de extrañas 
      construcciones
porque
en ninguna parte fue necesario
hablar para conocer 
      la palabra
antes de empezar a morir
    "NUMEROSA 
      FÁBRICA DEL RESTO" (1) 
  
  
 En una especie de composición trabada y sólida y a la vez amplia 
  y sin fronteras como los campos (campus en el sentido de terreno extenso 
  fuera de poblado, pero laborable).
  
    Porque 
      para un modelo de papel
el mensaje del mundo se pasea en poemas
que son 
      su propia casa.
  
  
Y más 
  adelante:
  
    La palabra, 
      ahora sé, revela sus tardes infernales
y los nombres de su sexo
cuando 
      son profundamente amarillos los tigres de la imaginación
que bañan 
      su cuerpo
y son profundamente celestiales los trabajos del buen dios
perfeccionando 
      la materia y
revelando su lenguaje desaparecido. 
     "Mancha" composición de "NIEBLA INMORTAL"
  
  
 En estos campos el poeta asume la creación como una exploración 
  estética que por momentos vislumbra una exploración cognitiva mostrando 
  la potencialidad de la imagen poética para avizorar la sabiduría 
  de modo más pleno que la a veces chata racionalidad filosófica o 
  científica. El poeta es plenamente consciente de que:
  
     
        La vida no acaba en un poema
     "Fábrica" composición de "NIEBLA INMORTAL"
  
  
 
  Todo texto-campo de Nada como los campos mezcla ambos niveles. La primera 
  parte del libro constituye la de la invención de campos en los cuales se 
  buscan nuevos tipos y visiones a través de recuerdos de sensaciones, cuerpos, 
  rostros, ríos, mares, cielos, sueños, acontecimientos, lugares, 
  ciudades, campos, etc. en juegos múltiples de imágenes como fusión 
  y mixtión de los elementos mitológicos y cotidianos. En vez de recrear 
  una vez más, según los modelos del género, los tipos, los 
  mitos, extratemporales y extraterrenos, Gómez nos propone otra doble forma 
  de creación: por un lado la invención de nuevos tipos y la mezcla 
  de lo mitológico con lo cotidiano. Su resultado podrá ser captado 
  por los lectores contemporáneos en la medida que se atrevan a explorar 
  y a buscar en estos campos un reflejo personalísimo del mundo que viven 
  todos los días.
  
 
  En Nada como los campos, Willy Gómez 
  Migliaro, en la senda del Pound de los Cantos, nos expone una suma de intentos 
  por crear una leyenda urbana de la tribu moderna. Una especie de fundación 
  del Monte dei Paschi (un "Monte de Piedad") con verdades sustentadas 
  en la abundancia de la Naturaleza apelando al sentido de compromiso y responsabilidad 
  de las personas que integran la comunidad. Precisamente no es casual que la segunda 
  parte del libro nos conduzca al encuentro de los tipos por excelencia (madre-padre) 
  en una especie de Campos Elíseos, es decir, Campus por excelencia 
  (un lugar delicioso donde iban a parar las almas virtuosas), como son las composiciones 
  que forman la sección "construcciones de un solo lenguaje": "CAPRICHOS 
  DE LA SRA. BEATRICE MIGLIARO" y "A-ME PADRE", moradas humanizadas 
  por seres humanos dignos de tal nombre, realizados en concordancia con la naturaleza 
  toda. Triunfo apoteósico de la vida, vida que transfigura el gran campo 
  del universo en una morada armoniosa, humanizada por seres humanos dignos de tal 
  nombre, realizados en concordancia con la naturaleza toda.
  
 
  Nada como 
    los campos: el libro-mundo-campus como parte de él los poemas-campus y dentro de ellos los seres humanos -y su potencial intacto- como otros campos, 
  y la palabra poética, al centro de todo, como el campo mayor donde el amor 
  y la poesía renuevan su alianza inmemorial para lidiar con las fuerzas 
  deshumanizadoras en invitación a la búsqueda de la liberación 
  anhelada.