NADA
COMO LOS CAMPOS
Poesía de Willy Gómez
Migliaro
Escenas de la mente en disturbios
de palabras
David Abanto
Aragón
Acércate,
puedes oír la música.
Aquí hay una escena construida
por la mente en un disturbio de palabras.
Willy Gómez, "EL
MANANTIAL"
La lectura del segundo
poemario de Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) Nada como los campos
(Hipocampo editores, 2003) nos ha producido una sensación de asombro, pero
asociada al disfrute continuo y la suspicacia que se engendra al encontrar un
discurso que pone en duda y cuestiona las imágenes y alocuciones "normativas"
de la poesía peruana de los últimos años prodigando ingenio
y ternura. Estamos ante un texto que se sitúa en el anhelo de construir
campos de poesía, poemarios, que no son mera reunión de poemas,
sino libros cohesionados.
Queremos dejar bien sentado el disfrute mayor
que la lectura del poemario Nada como los campos provoca al encontrarnos
ante un autor en todo el sentido de la palabra, un creador con capacidad organizadora
y vitalizadora, abocado a la gestación de un mundo expresivo marcadamente
propio, de una saludable irreverencia contra los hábitos reinantes en la
poesía -no solo peruana- actual, desde el aspecto formal hasta la exacerbación
del sentimentalismo más distante posible del "tono conversacional",
el "minimalismo" y el poema des-contextualizado o "deconstruido".
Siempre nos llamará a asombro cómo el poeta de Nada
como los campos se encierra en sí mismo e inquieto busca engarzar una
y otra vez en sus composiciones el lirismo con las estructuras narrativas (recuerdos,
secuencias de eventos) e intenta por momentos hasta con las estructuras "semi-dramáticas",
el lenguaje coloquial con referencias cultas, la fragmentación del texto
con la búsqueda de una sólida arquitectura del poemario. La palabra
y el texto poético como campos (del latín campus), ámbitos
insuperables, terrenos llanos por excelencia, lugares de labor y/o lucha sin parangón
(precisamente por ahí podemos rastrear una de las acepciones del título:
Nada como los campos).
Abre el libro "MAR DE LOS CEREZOS",
especie de arte poética, es decir, programa operativo que se propone el
poeta, con técnicas tributarias de Jules Laforgue por la sutil mezcla de
ironía y emoción en su invitación a la vida, al asombro frente
a diversas escenas que se irán cimentando a lo largo de todos los textos
y el poemario en su conjunto con alusiones culturales en pos de hondura simbólica:
despierto, veo
el mar
una pequeña porción de alisado cristal
oh la natura
de un cielo que cae
y de nuevo las incineraciones de la realidad
nocivo
punto concéntrico,
pericia y crujido del asombro
hasta aquí
hastiado
hasta aquí la celebración
logra
expresar el contraste entre la imaginación y la realidad en toda su trágica
intensidad, con la grandeza dramática de un mundo hueco:
hay
una pérdida de tiempo en el Perú que asombra el intento de hablar
cuando fluyen
ríos junglas ahora porque todos los días son idénticos
y no hay capullos de flor
sobre los asfaltos sino cuartos de hotel para llorar
ciudades y
horror de árbol con los hombres que se avienen
rápido
mar/hechizo
&
poder de celebrar inmortalidades
con los bienamados
seres de la pérdida
y
es por eso el mar
seres de la pérdida
Pero a pesar de todo lo grande, recordemos que ya una voz había tomado
la palabra para afirmar:
La
tierra es el lugar adecuado para el amor
............................
.................... . Yo no sé de otro lugar mejor
Además:
que
siembra fue el poema en sus intenciones
Acotemos que el poemario nos pone en contacto con múltiples voces creando
por momentos -aunque la uniformidad de registros vocales no coadyuve con el efecto
buscado- una sensación de esquizofrenia solo controlada:
por
una eficacia que le es propia
al poema
porque
en un poema de cualquier extensión, debe haber transiciones
entre
los pasajes de mayor y menor intensidad, para dar ritmo a la fluctuación
emocional, imprescindible en la estructura musical del conjunto
y
ahora dejo el alma mejor
GEOGRAFÍA
/ SIMPOSIO DEL TODO
Las voces
que nos cantan imágenes/símbolos parecen que lo han visto todo y
todo lo han experimentado, dando una sensación de totalidad de los campos
humanos ("porque este campo es interconectado para decir todo" GEOGRAFÍA
/ SIMPOSIO DEL TODO p.22), pero con plena conciencia del descalabro y corrupción
que instala la Modernidad. Conciencia, por cierto, que no anula el sentimentalismo
sino que lo reafirma.
Un sentimentalismo que no oculta las fibras
más nobles y tiernas, sintiendo compasión por la naturaleza que
la civilización pulveriza, reviviendo en nuestros tiempos el más
radical ideal platónico-cortés-romántico, lleno de timidez,
candor e ilusión sublimadora, pero con coraje para explorar en pos del
locus amenus ("ese mundo se forma de soledad, también, en la
utopía de un paraíso" p. 56) y la dona angelicata (entre
el amor-pasión-Eros: de la Mujer Negra de "PENÍNSULA DE LA
POESÍA NEGRA" y la comunión-ágape-cáritas: de
la Beatrice Migliaro de "CAPRICHOS DE LA SRA. BEATRICE MIGLIARO") perfectos
reunidos en la Poesía.
Como en los casos de Novalis y Eguren,
el Pessoa de las cartas de amor a Ofelia (su heterónimo Álvaro de
Campos sostuvo que "todas las cartas de amor son ridículas")
y -más cerca de su designio creador- Ezra Pound y T. S. Eliot, Willy Gómez
se aferra a la óptica humanizadora, eligiéndola deliberadamente
contra las perspectivas envilecedoras y deshumanizadoras. Hasta las más
triviales referencias se nutren del sentimiento más liberador de la censura
a las que el canon y la civilización imponen.
porque
se es hermoso
para conocer la piel del mar de los cerezos
aunque tengas
el vientre de las rosas
para conocer la vida
tesoro mío
Y, por cierto, acusa una matriz pastoril no solo desde el título que recoge
la referencia al campo (contrapuesto a la urbe) con una vasta y prestigiosa tradición
que lo reconoce como tópico: el de lugar de descanso y retiro "del
mundanal ruido"; sino, lo fundamental, al asumir la poesía misma como
un juego en el sentido de recreación (nueva creación: re-crear,
volver a crear): juega con las palabras, palabras como campos de celebración,
campos de liberación (danza/ entonces/ celebra/ celebra amada mía/
nuestro carnaval funesto detrás del muro que se detiene/ si no son las
palabras/ las únicas prisiones de la superficie adonde salgo desnudo, altamente/
semiótico", p. 17) palabras asumidas en su vital naturaleza ("No
purifico la palabra ni el nacimiento de la/ materia después del juego iniciado
cuando un equipo toma la punta,/ no purifico también al dios de esta historia./
Estas palabras fijadas tienen su negocio/ en la producción/ del jardín
del poema", p. 29); un juego de un lector informado en literatura, filosofía
e historia, consciente del descalabro ("esta devastación de implacables
firmamentos", dice en "EL MANANTIAL") de lo que se ha dado en llamar
postmodernidad.
A modo de invitación a profundizar en el sentido
pleno de la aventura creadora de Nada como los campos en pos de la construcción
de un nuevo campus, brindemos una aproximación a algunas líneas
fundamentales de su lenguaje y realidad encargados de cuestionar las pautas del
verso, la imagen, la temática y… la realidad misma, no solo a nivel de
la intimidad personal (dinamitando tabúes, censuras y prejuicios contra
el ser humano), sino también a nivel de la estructura social (ahí
su noción de poesía y una especie de religiosidad de la poesía
y los poemas como campos absolutos de liberación).
Nada como
los campos presenta cada una de sus composiciones a los lectores como una
vigorosa imagen de voluntad que se refracta y colorea en el prisma de la memoria
del poeta. Desde luego que esa sola cualidad no basta, pero es el eje en torno
al cual se puede hallar una estructura que suponga el equilibrio de distintas
cualidades que se encuentran en el poemario sin que ninguna predomine sobre las
restantes.
Una atenta lectura, nos atrevemos a afirmar, muestra que no
todas sus composiciones pertenecen a un mismo y único nivel de realidad
o campus de exploración. Distinguimos por lo menos dos niveles:
uno con calificación de mítico por estar fuera del plano de lo real-objetivo
o histórico y otro que no llegamos a formular claramente pero que se distingue
por no pertenecer al ámbito de lo mítico ni de lo real-objetivo
o histórico. Sin embargo esta distinción nos debe preservar contra
la fácil tentación de caracterizar un grupo de textos como míticos
contrapuestos a los históricos (en una especie de re-actualización
de la oposición entre poesía pura y poesía comprometida,
etc., a la postre nociva por el esfuerzo de desencarnarse de la primera y el descuido
estético de la segunda), cómo distinguir, pues, un nivel u otro
en composiciones como: "MAR DE LOS CEREZOS", "HANNIBAL & REY",
"ASCENSOR", "ORILLA", etc., precisamente lo que inquieta de
estas composiciones es que las fronteras entre ambos niveles se disuelven de un
modo tal que nos encontramos frente a un nuevo campo mezcla de uno y otro plano.
Composiciones donde los mitos personales se funden con los de la tradición
(lo puramente vulgar de los días presentes y lo mitológico: el resultado
nos brinda una belleza nueva y extraña) en escenas construidas por la mente
en un disturbio de palabras.
diáspora,
campo
de flores
del que produce en los caminos
la muerte
de extrañas
construcciones
porque
en ninguna parte fue necesario
hablar para conocer
la palabra
antes de empezar a morir
"NUMEROSA
FÁBRICA DEL RESTO" (1)
En una especie de composición trabada y sólida y a la vez amplia
y sin fronteras como los campos (campus en el sentido de terreno extenso
fuera de poblado, pero laborable).
Porque
para un modelo de papel
el mensaje del mundo se pasea en poemas
que son
su propia casa.
Y más
adelante:
La palabra,
ahora sé, revela sus tardes infernales
y los nombres de su sexo
cuando
son profundamente amarillos los tigres de la imaginación
que bañan
su cuerpo
y son profundamente celestiales los trabajos del buen dios
perfeccionando
la materia y
revelando su lenguaje desaparecido.
"Mancha" composición de "NIEBLA INMORTAL"
En estos campos el poeta asume la creación como una exploración
estética que por momentos vislumbra una exploración cognitiva mostrando
la potencialidad de la imagen poética para avizorar la sabiduría
de modo más pleno que la a veces chata racionalidad filosófica o
científica. El poeta es plenamente consciente de que:
La vida no acaba en un poema
"Fábrica" composición de "NIEBLA INMORTAL"
Todo texto-campo de Nada como los campos mezcla ambos niveles. La primera
parte del libro constituye la de la invención de campos en los cuales se
buscan nuevos tipos y visiones a través de recuerdos de sensaciones, cuerpos,
rostros, ríos, mares, cielos, sueños, acontecimientos, lugares,
ciudades, campos, etc. en juegos múltiples de imágenes como fusión
y mixtión de los elementos mitológicos y cotidianos. En vez de recrear
una vez más, según los modelos del género, los tipos, los
mitos, extratemporales y extraterrenos, Gómez nos propone otra doble forma
de creación: por un lado la invención de nuevos tipos y la mezcla
de lo mitológico con lo cotidiano. Su resultado podrá ser captado
por los lectores contemporáneos en la medida que se atrevan a explorar
y a buscar en estos campos un reflejo personalísimo del mundo que viven
todos los días.
En Nada como los campos, Willy Gómez
Migliaro, en la senda del Pound de los Cantos, nos expone una suma de intentos
por crear una leyenda urbana de la tribu moderna. Una especie de fundación
del Monte dei Paschi (un "Monte de Piedad") con verdades sustentadas
en la abundancia de la Naturaleza apelando al sentido de compromiso y responsabilidad
de las personas que integran la comunidad. Precisamente no es casual que la segunda
parte del libro nos conduzca al encuentro de los tipos por excelencia (madre-padre)
en una especie de Campos Elíseos, es decir, Campus por excelencia
(un lugar delicioso donde iban a parar las almas virtuosas), como son las composiciones
que forman la sección "construcciones de un solo lenguaje": "CAPRICHOS
DE LA SRA. BEATRICE MIGLIARO" y "A-ME PADRE", moradas humanizadas
por seres humanos dignos de tal nombre, realizados en concordancia con la naturaleza
toda. Triunfo apoteósico de la vida, vida que transfigura el gran campo
del universo en una morada armoniosa, humanizada por seres humanos dignos de tal
nombre, realizados en concordancia con la naturaleza toda.
Nada como
los campos: el libro-mundo-campus como parte de él los poemas-campus
y dentro de ellos los seres humanos -y su potencial intacto- como otros campos,
y la palabra poética, al centro de todo, como el campo mayor donde el amor
y la poesía renuevan su alianza inmemorial para lidiar con las fuerzas
deshumanizadoras en invitación a la búsqueda de la liberación
anhelada.