Creo que la amistad es necesidad del otro en esa lucha de contrarios que todavía nos permite, y nos permitirá la creación del amor. La amistad es un componente del amor sin necesidades; por ejemplo, rompe dependencias y las encamina a potenciar nuestro espíritu contra el enemigo capital que es el interés. Niega la muerte y la convierte en una dimensión de los otros que se van a lo que serán en la visión de un re-nacimiento. Busca el bien y encanta lo que te pasa. Dice: qué te pasa. La amistad es el eros de los actos políticos. La amistad es el amado o la amada, es decir, saber que no podemos esgrimir el discurso narrativo al futuro de nuestros cuerpos. Algunos filósofos lo llaman, el nuevo movimiento de la expresión casi inconsciente. Para mí, es la semejanza de mi ser; y eso sigue siendo el proceso de nuestras construcciones de los lenguajes con mi admirada poeta y amiga Dalmacia Ruiz Rosas Samohod. Ella y yo seremos, siempre, semejantes contradictorios. Nuestro comercio es así.
Pues bien, dicho esto, deseo también manifestar, mi admiración por la poesía de Dalmacia. La leo desde que yo cursaba los últimos años de educación secundaria en lo que fue la G.U.E “José Granda” y mi destino de poeta era como hasta ahora, un misterio. Dalmacia es una gran poeta. Creo que ella opera con el lenguaje hacia la libertad de una conciencia crítica, o mejor, la de un discurso poético irreverente y abiertamente polémico. En todos los procesos de su escritura que yo he seguido con atención, comprendí, por ejemplo, que el poema es uno y que “deviene del lenguaje y nos transforma en forma-sujeto” y, ahí radica, también, lo extraordinario de sus operaciones. Su obra poética es la construcción de los mitos urbanos donde los lenguajes de los sujetos hablantes se reinventan desde sus decires y haceres propios, casi siempre desde la acción política o desde la convivencia con la violencia donde al parecer uno no hace sino reafirmar sus procesos de identidad. Y todo ello desde la claridad del lenguaje, asumiendo una coloquial forma moderna y esencial del poema. La obra poética de Dalmacia Ruíz-Rosas Samohod transforma una pugna “cuya violenta autonomía destruye todo alcance ético”.
Y ahora, vayamos mejor, a esta hermosa edición de Peligro de los labios rojos hecha por la editorial Álbum del Universo Bakterial que esta noche nos convoca. Leí, hace muchos años, casi todos los poemas de este libro, dispersos en revistas de la época, fanzines, cuadernos, agendas y papeles llenos de dibujos muy propios de la autora. Los actos y las formas lúdicas son otros de los procesos de su escritura que me fascinan. Uno juega al ritmo, uno juega a escuchar y termina por conducir algo así como un programa radial donde los oyentes recuerdan que algo pasó en nosotros, o tal vez, que algo pasa en nosotros y entre nosotros. Peligro de los labios rojos es un libro de poemas, claro está, pero ahí en esa construcción alguien nos dice que el lenguaje de la poesía proviene del lenguaje común. Y debemos entender que ese “lenguaje común es quien tiene las palabras, los usos, los sonidos que el poema toma y hace propios”. Dalmacia anuncia otra forma de escribir no solo a la manera de poetas como Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza o Javier Heraud, sino que también perfecciona la poética de ese manifiesto de construcción de claridad de los lenguajes que es “palabras urgentes” y que el gran Juan Ramírez entonaba. Ahora bien, que el título Peligro de los labios rojos provenga de los “nadaístas” o, más precisamente, de un verso del poeta colombiano Juan José Arango es algo circunstancial, ya que nuestra autora sigue desarrollando o especulando nuestra poesía contemporánea. Bien por el colombiano y bien por la peruana. Sigamos. ¿Quién habla en el poema? ¿Desde dónde sometemos nuestro silencio interminable? Creo que lo poetas picamos de otros poetas. Esa es nuestra lealtad. Dalmacia sabe decir antes de escribir. En Peligro de los labios rojos la ciudad se nos parece y debemos negarla, aun cuando sobrevivir sea la aparición de uno mismo al sentir insatisfacciones ante la costumbre de los tiempos, pero no de algo común. El poema es siempre una subversión donde se revelan individualidades, sus propias formas de organizarse y comprometerse en la construcción de una nueva vida de orden o desorden mientras arribamos a nuestra dignidad. Aquellos que alguna vez se rieron de nosotros (nos dice la poeta) lúcidamente, pero, ¿quiénes son ellos? Me atrevo a decir que son las voces del tiempo y su desarrollo empobrecido, me atrevo a especular de otra decisión correspondiente del poema. He ahí la actualidad de Peligro de los labios rojos, libro de los futuros inciertos que toman relevancia en los contextos políticos de crisis actuales de nuestros países hispanoamericanos.
La partida de uno sobrevive al decir el cuerpo y sus actos que vienen como formas de nihilismo donde el ánimo colectivo o una proyección personal enfermiza, lidia con el significado de la existencia en ese desatarse de las opresiones de una vida llena de intereses. En Peligro de los labios rojos, las bocas metafóricas de nuestros decires, toman partido y niegan la estupidez, el populismo y la ignorancia. En este libro sentimos la alegría de no ser nosotros, de llamadas a seguir creciendo en nuestras voluntades y experiencias tan solas casi siempre, incluso, a sublevarnos y ser el cuerpo que no desea definirse, pero, sobre todo, busca, como siempre digo, de tomar partido por la vida misma.
San Jerónimo-Cusco
Junio de 2024
ODIO ESTA CIUDAD de viejas casas bombardeadas
donde te encontré saliendo de bares oscuros
asquerosos . . . . . . . . La neblina la música y la mugre forman una pasta
que se adhiere y enjabona las calles nuestros cuerpos
Sucias viejas recogen desperdicios y periódicos
con los cuales calentarse
en las puertas de centenarias catedrales
mientras dulces y hediondos homosexuales retocan con cuidado
la fingida sonrisa de la noche
La luz grasosa de un bar nos envuelve
y tú lees poemas mientras veo tus largos cabellos negros
ensortijarse alrededor de tus orejas y tu cuello
Nos reímos de todo caminamos abrazados
buscando al pie de los barrancos casas que no existen
por entre muladares ambulantes y microbuses
que como cucarachas hambrientas nos persiguen
Salen de todos los rincones
hasta alcanzar el punto más alto de mi histeria
que necesita el refugio de un parque enrojecido
donde se filtre el verde más verde el verdadero
Sola . . . devorando sin ganas las calles que separan . . . tu cuerpo . . . . de . . . . mi cuerpo
sin viento ni tus dedos que revuelven mi cabello
Y afuera la ciudad estalla viscosa repugnante
como una fruta podrida
Reventada.
EN EL VERANO el sol
y las pecas de mis brazos que también conoces
lavo un vaso y tú afuera
en el jardín silbas la cara en alto mirando el ciprés
Puedo pensar ahora que esta casa es nuestra
que el vaso que lavo pertenece a nuestra vajilla
y el ciprés a nuestro jardín
pero el cassette que nos alegra
es del dueño de casa y esos no somos
precisamente nosotros
De regreso en la sala
falsas nuestras risas
Me quedo callada recordando el año 77
cuando por gritar mis sueños me pegaron en la espalda
me salió sangre de la nariz
y pedí refugio en una casa del Jr. Cangallo
mientras una señora muy amablemente limpiaba mi blusa
De dolor odio miedo y frustración
yo lloraba sobre una taza de té
Tú conversas te ríes entras en onda
y de vez en cuando
me sacas la lengua roja y cónica
como el falo de un gato.
7810:00 pm 25-5-78 10:00 pm 25-5-78 10:00 pm 25-5
-Oh si Marx estuviese a mi lado para ver
que hoy la Luna no se ocultó por temor a mi belleza.
Le han puesto un límite a mis ganas de estar
con el joven de los cabellos negros ensortijados
Y un precio inalcanzable al poder de ser llamada con su nombre . . . . . . Soy la muchacha que te ofrece en su sonrisa . . . . . . la última cerveza del verano
Disparos y ladridos señalan que tempranamente se acabó mi tiempo
Me separan de ti . . . . . .. . . . . . . ..—lágrimas en los ojos manos en los bolsillos—
conozco tu cuarto sé cómo ir tengo el dinero
Pero el asesino y Modigliani me esperan en cada esquina
¿Por favor podría regalarme su pañuelo blanco?
LLORAS
¿Conoces acaso la historia más triste de la tierra?
ME HE ACOSTUMBRADO a verte
de todos los tamaños
según sean las estaciones de lluvias
o de soles
Y podíamos encontrarnos con sólo unas papitas
de días en el estómago
Por la Cuatricentenaria juntando
moneditas sucias para comprar cigarros
Por la Av. Mac Gregor
contemplar culitos embluyinados
Amemos a nuestras mujeres hasta el hartazgo
las calles del Centro nos muerden los tobillos
nos lleva la mañana la gente nos agrede nos desea
Hey mister . . . . . . . . Hey mister . . . . . . . . . . . . . . . . lustrabotas
Vivir es subversivo.
Después de haber purgado en el infierno su ignorancia
ya no sentía que el sonido de mi piel era profano
¿Adónde queda aquel parquecito
al que íbamos y nunca más
volvimos?
Algo dolía en la penumbra
qué soledad cuando se fue la Luna
Adiós Luna melón azul
diábolo que naufraga
déjame aspirar
de tus atigradas madreselvas
al son que me murmuran:
veinte de Góngora
tres de Lope.
Caminar por el Centro a las cuatro de la tarde
todo el día el mismo quejido
un fin de semana tranquilo
puede alejarte de la realidad
Partimos hacia los balnearios colgados del barranco
a ese hotel que da sus terrazas sobre el Océano Pacifico.
Los tatuajes de la noche fosforecen
Los nombres que en el cielo parpadean son extraños
Las estrellas nocturnas alumbran nuestro vasto cuadrado de locura
Apedreemos las estrellas
Rompámosles los cables
Caminar por los arenales a las cuatro de la tarde
con el sol a la espalda
El motor zumbando en los oídos
El caterpillar arranca de raíz los sueños de miles de habitantes
Una joven hunde la punta del pie en la arena
mientras la rabia le sube hasta los ojos
Sentir miedo de los que son gobierno
en la ciudad que nosotros mismos construimos
Lanzamos fuegos artificiales al cielo
y nos llueven piedras sobre la cabeza.
La imagen fresca de los seis compañeros
cayendo inertes del techo de una fábrica
por todas las calles de la ciudad
otros setenta cuerpos
con prolijidad diseminados.
La poeta llama a la sublevación
de las sirvientas.
Yo sé / Llegará el día
en que el sol no nos desollará la espalda
Haremos el amor
sin estar cansadas
Tomaremos limonada helada en el desierto.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com «Peligro de los labios rojos» de Dalmacia Ruiz Rosas Samohoh
Álbum del Universo Bakterial, 2024, 72 páginas
— PRESENTACIÓN —
Por Willy Gómez Migliaro