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Manantiales: la expresión radical
de «un lenguaje futuro de la necesidad voraz de otro paisaje»

Por David Antonio Abanto Aragón



.. .. .. .. ..

“Es polifonía y simultaneidad. Y comprueba el hecho de que la poesía es,
definitivamente, otro idioma”
.
Germán Carrasco, palabras de la contratapa de Manantiales.


I

Manantiales (Editorial Ícata, 2021) es el más reciente libro de poemas de Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) pulcramente editado con el que asume la ardua labor de encontrar una nueva sintaxis para su imaginación. Desde el título nos quedamos sorprendidos por la fuerza expresiva que alude, en plural, a lo que mana o brota. A la expresión del origen múltiple de una nueva poética más totalizante por parte de su autor hasta el momento. Una poética que nos advierte de que quizás ha llegado el momento de detenerse y aprender a ver de nuevo el mundo. O lo que queda de él y de una realidad que se disuelve ante nuestros ojos, dominados como estamos por el imperio de la técnica, siempre ávidos de novedades, sometidos a una prisa constante, ahítos de información, pero faltos de sabiduría e incapaces de transfigurar la realidad (inicua, frustrante, intolerable, dolorosa) que nos circunda. Complexión

Si lo entiendes mejoraría esa escritura
que felizmente no dice nada.
. . . . . . . . . . . .LA LLEGADA, p. 13

El epígrafe elegido de Édouard Glissant, al comienzo del libro, calza perfectamente con su óptica implacable, ajena al adorno metafórico gratuito que tornaría agradable (estéticamente complaciente) su dicción, la cual se regodea en escarbar en su propia experiencia de un modo descarnado y sin concesiones. A través de los poemas de Manantiales, Gómez Migliaro ratifica su compromiso con la vida, la mirada aguda y contemplativa sobre la vida cotidiana o el amor por las imágenes y las costumbres (sin falsos rituales) se traslucen en sus páginas desplegando intensas composiciones con vuelo lírico, hilos narrativos y conflictos dramáticos: una escritura poética totalizante y mítica pero sin divinidades, una forma de intentar acercarse a través de su incontenible voluptuosidad lingüística al enigma de la vida y la creación, un enigma espiritual y a la vez terrenal en consonancia con una concepción integral de la persona (psique y soma).


Si entendemos el mito, el pensamiento
llegará de ese otro re-alto de la espuma del lago
de la fundación de la máscara.
Lo que borramos será descubierto
en tu boca llena de multiplicaciones
o un campo de espejos que el sol arrima,
y ese geranio y su deterioro otoñal
te llevarán a regar los árboles de molle.
Así son los trabajos
de recolección de la leyenda.
Imaginería —dicen.
. . . . . . . . . . . .EL GANADO DEL MUNDO INICIAL, p. 30


II

Acceder a su escritura es entrar en un tenso espacio interior hecho de imágenes, lleno de signos, señales, indicios. Sus poemas pueden usar imaginería abstracta, pero los mejores son íntimos como una conexión lograda mediante los sentidos, así como con una gradual eliminación del egoísta «yo». Su poética se mueve como una pieza de música, manantiales de imágenes que caen como cascadas en las estrofas, convirtiendo las preocupaciones elementales de la voz poética en algo cosmológico extrayendo cosas que están más allá de su significado y donde lo lírico se enriquece con lo narrativo (ganando en emoción, en sutileza alusiva), y lo narrativo se ahonda con lo lírico (adquiriendo mayor vibración visceral, mayor densidad simbólica). Lo sustancial es la expresión. Manantiales muestra que el mayor logro de la poesía acaso consista en la representación imposible de esa inmaterialidad. Y lo que mueve un poema es esa obsesión por una vivencia que la imaginación interroga para decir lo indecible.


Así de simple no se dice la verdad.
El sobresaliente de los cuerpos mantiene un mismo equilibrio
de inquietud y noticias de televisión ante un concurso
que imposibilita la belleza.
. . . . . . . . . . . .BRUJERÍA, p. 40


Nos culpamos al final del sentido de escribir
y exponer la mano desasida
o la brazada del sobreviviente al otro lado de la corriente
si traspaso el río que se aviene espejismo
conmigo abajo
. . . . . . . . . . . . . . . .trae
. . . . . . . .claridad.
. . . . . . . . . . . .SOBRE VILCANOTA, p.52


Estos poemas reivindican la necesidad del arte en nuestra vida y son plenamente capaces de plasmar la belleza que alberga un objeto o un gesto o un paisaje cotidiano en toda su compleción, ya que se está hablando de una nueva concepción de la belleza, que difiere de lo visto antes en que esta encuentra la belleza en una serie de situaciones urbanas con imágenes establecidas; en cambio, la de Manantiales simplemente opta por sí misma mostrar la belleza «escondida» en un gesto o un paisaje que hasta el momento habían pasado desapercibidos, en su estética pero que ahora son elevados a una condición heroica pasando a expresar un conjunto de emociones y especulaciones sobre el lugar del hombre en el cosmos.

El último vacío de belleza
y salto por jugar o escribir; luego la cafetera
y el cumplimiento de inocularse droga
o secretos en los huertos de los ajíes
y la tunas al remover tierra.
Ese es el primer entusiasmo
y los procedimientos en sus orígenes trazan el trabajo
a donde ya no piensas ir sino al lado.
. . . . . . . . . . . .LAS PAPAS MORADAS, p. 62


Así se exalta la virtud de nuestras individualidades.
Su cometido será mañana exultación
contra la tiranía de los poderes, contra el arcaísmo
y sus brazos azucenas como seducción reencontrada
en nuestra belleza de trabajo que hemos recuperado.
. . . . . . . . . . . .CANCIÓN DE JUNIO, p. 66


III

La voz poética de Manantiales convierte a las personas, sus costumbres y los paisajes en temática popular, presentándolos como un modelo social fuerte, y no en imágenes que evocan la nostalgia de la sencillez o la inocencia. Surge, a su vez, una obsesión con la búsqueda de la máxima exactitud a la hora de representar su naturaleza, provocada, a su vez, por la creciente tendencia de la poesía en plein air no como una obra que se debía realizar en una habitación aparte, sino como un todo entre la poesía y la naturaleza.

Quizás la verdadera visión está en este tomar el detalle de oír
otra forma de vida, me refiero a ese toque que secunda
la flor y el tiempo
solo para mantener nuestras cosas verdaderas.
En un instante mi vida en los objetos.
[…]
Cierras las piezas que pretenden ser veloces a la memoria,
a la puerta y a la salida.
Hay amor verdadero en esa prisa
. . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . . . .también
de los geranios.
. . . . . . . . . . . .LA CASA DE LAS BUGANVILIAS, p. 72 y 73


Manantiales logra una poética que trata de que la poesía ya no sea solo una representación, sino que pase a ser una presentación; por ello la poesía en sus composiciones habla por sí misma, y las figuras que se representan en ellas no están individualizadas, sino que se sirven de la poesía misma emancipada de un contexto ritual o religioso. Sin embargo, sus poemas nos permiten intuir que no todo alberga belleza en sí misma, al igual que tampoco depende todo de la voluntad del poeta, es decir, nos ayudan a descubrir la belleza de las cosas, en las cosas, no actúan como alquimistas que pueden convertir el barro en oro. Su lectura nos invita a que compartamos esa convicción. Nos ayudan a ver mejor el mundo no a entusiasmarnos con dulces ilusiones.

Su poesía eleva el paisaje y la naturaleza a unas categorías impensables, y además se convirtió, por una parte, en un elemento mediante el cual, a través de ella, se muestra la realidad mundana, y, por otra parte, un medio para alejar a los espectadores de su realidad y situarlos en un nuevo espacio para acortar la espera del mañana.


De nuevo somos seres dolorosos. Ayudamos a Dios
mientras esperamos que lleguen las camionetas, las ollas
con papas sancochadas, los pírexs con rocoto
y los lechones envueltos en papel.
Un traslado desde lo alto del cerro será la cuenca de la cruz
y sus alimentos. La velada de la fogata
será mi iglesia; el ponche de aguardiente mi crucifixión;
el caldo de gallina, la gula y el sexo; la orquesta musical,
otra perdición de visiones que se violentan.
Hay cruces movibles e inamovibles al amanecer
y se confunden los cantos.
Llegan a nuestro valle. Y ahí contigo un susurro
de panes dulces y leche fresca.
. . . . . . . . . . . .CRUZ VELACUY, pp. 79-80


IV

Aun así, es esa subjetividad en la poesía la que las hace incompletas, ya que están en un perpetuo peligro de pérdida debido a un constante proceso de consolidación. Están basadas en un elemento de reconocimiento subjetivo y temporal, cosa que produce un anacronismo cuando el lector se aproxima al poema, produciendo ese efecto déja vu. La posibilidad de cognición en el arte, tanto para el poeta como el lector, está conectada a una consideración auténtica: que cualquiera que lea los poemas se lea a sí mismo. El trabajo del poeta en Manantiales es en realidad el de servir de puente, de nexo para ofrecer al lector el método por el que descubrir algo que sin su creación nunca hubiese percibido por sí mismo. Esta consideración es retrospectiva, es auténtica memoria.


La práctica de un ejercicio de escritura
de las leyes y las judicializaciones
trazan esperanzas que no son nuestras.
De regreso y dentro de la tolva del camión
nos movemos en el pensamiento común:
mejor sacarnos los ojos,
dejar el cuerpo impropio en tus manos, desbaratar
los abusos sexuales, revelar las disposiciones de formar dolor
y golpear el exterior de tu mirada sino resuelve nada.
Tomas las esperanzas
o la posibilidad de enredo.
De este modo, lo que dictamina la magia y sus tragaluces
es visto en el espacio interno.
Bajo la oscuridad de justicia atrás
Anticipan las partes de un asesinato extendido.
En este punto iniciaremos la renuncia
de ciertos atropellos,
. . . . . . . . . . .. . . . .la degeneración
. . . . . . . .y las más ásperas leyes de la marcha
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .del amor.
. . . . . . . . . . . .LA LEY, pp. 82 -83


Lo particular en las composiciones de Manantiales es que la «memoria pictórica» pertenece a un cierto aspecto de los recuerdos relacionado con lo cotidiano, la rutina, el día a día, y no con aquellas memorias que se plasman en nuestra mente por tener una significación especial para nosotros. Muestran que la idea de belleza parece haber perdido el venerable, indiscutido arraigo del que gozó durante la mayor parte de la historia y dar espacio a otras no tan asociadas a nuestra idea convencional del arte como la de belleza; que, sin embargo, no se encuentran tan alejadas de nuestra experiencia habitual.

Me nació una esperanza como herida
. . . . . . . .o ciertas islas en una atención.
Se trata del fragmento que tiene una mención del hijo
y el mar se extiende dentro de esa expectativa de ganar
casi siempre en la reacción de un herido
o de uno intenso en la voluntad.
Les conviene una oración a nuestros amigos si pienso la contienda del abandono
y del encuentro en un cruce de caminos.
. . . . . . . . . . . .LA CARGA INCOMPLETA, p. 88


Gómez Migliaro recrea los paisajes que están dentro de él, los que él recuerda. No como si estuviese lejos y los plasmase de sus recuerdos más recientes, sino que nos presenta una imagen del paisaje en el que él vive y que para él constituye su mundo. No es un documento, no se trata de ofrecer una vista topográfica, sino que el poeta va más allá y nos revela sin ambages una vista de la naturaleza y la precariedad, la ambigüedad y la inasible fragilidad de nuestra existencia para que perdure en el recuerdo de todo aquel que la descubra en sus versos. La poesía de Gómez Migliaro extrae así auténtica memoria.


Detrás del bosque mi infancia; hacia la carretera,
derroches de la cosecha
y un grupo de obreros que se separan.
Abren una zanja
o una especie de animal llora en un choque de piedras
parece que tu escribes, también, la sobreabundancia
de los alfabetos y de las semejanzas
de mi voz a los fragmentos.
. . . . . . . . . . . .PARTIDO SONORO, p. 104


Sus composiciones no se desentienden del hecho social, de la injusticia, pero no los aborda desde la zona del ideólogo, sino del poeta, del creador. Es como si sus palabras estuvieran acometiendo hacia fuera de la página escrita; o como si su gravitación fuera simultáneamente vertical y horizontal, mezclando memoria y deseo, cielo y suelo, paraíso e infierno para desnudar el desconocimiento (y desprecio) de la naturaleza humana en el mundo de hoy.

La idea, precolombina, tiene corte en el riesgo de historia tanto que si avanza alzamos deformaciones desde el hielo. Se trata de superficies. Y signos políticos en la demora.
Del campo a la ciudad
y una tendencia sin límite del orden si queman
las manos o es oscuro, tu cuerpo te es borde de mi cuerpo.
En una excavación, sumideros de las huacas; en una implantación
del riesgo, nosotros, volviendo a empezar
la presentación desde la orilla de sortijas, el collar de oro
la estatua delineada y las alianzas con un poco de figura
y agua en el paso de los ríos y de los bosques.
Una huida contra la desaparición del pasado.
. . . . . . . . . . . .FORMAS DE MAÑANA, p. 133


V

Manantiales nos evidencia que vivimos en un mundo en el que ante tanto el ruido, el propósito esencial de la poesía es restaurar el silencio hoy. El silencio como un obsequio que nos hacemos para entendernos a nosotros mismos y poder entender el ruido exterior. Además, la poesía nunca está hecha de palabras, sino de la pausa, de la serenidad, del silencio entre ellas. El poema es el espacio mismo de la posibilidad, simplemente acontece.

A través del tiempo y por la belleza de las cosas contempladas, los lectores que son desconocidos se reconocerán y amarán en una emoción común; porque un día, tal vez ante un poema, un jarrón de cerámica o ante un humilde lienzo, los hombres intentarán comprender con pasión el alma de un artista, de un artista desaparecido y que gracias a esas cosas ellos se habrán reconocido. Son esos hombres los que dan la gloria al artista, y algo mejor que la gloria: el reconocimiento. Willy Gómez, estamos seguros, lo sabe.

Uno se conoce por esa introducción del mundo. Uno delinea bien sus cristales o espejos de sala para una dimensión del hervidero. Algún silencio del mundo andino tuvimos sobre un finito de autocompasión como dicen que se escribió en la serpiente de oro. Lenguaje de las ortigas al otro lado de nuestros campos. ¿Y dónde quedan? De verdad queremos creer a quien me trajo a ti desde su muerte. Me atrevo a decir que nos trajimos mantos de fuego. Me trajo a ti ardor de la miseria de dos en la introducción de otro mundo sin pensar.

. . . . . .. . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . .UN MANANTIAL DE NOSOTROS, p. 157

Digamos que el conocimiento
es tu mayor esperanza en los dominios del cruce de puerta.
Tu espectáculo se resiste si llevas los actos,
y eso es lámina
después exposiciones de una mirada perdida.
El salón, las tablas, el galón de ácido y el silencio
del nacimiento del deshecho de tal apariencia.
Una diversidad en el tono blanca más el negro puro.
. . . . . . . . . . . .LA SALIDA DE UN CHAMBI QUEDA TODA NEGRA, p. 161


De la música a otros beneficios
o la forma al llamado de precipitar el habla, incluso
la influencia del lenguaje era una resistencia
ante los movimientos de colores para presentar un tejido
de ocupación que marcaba el deseo de seguir un relato.
Hoy la rotura del tiempo en los escenarios es otra.
. . . . . . . . . . . .DANZA, p. 166


Ante un nuevo estado de la cultura, caracterizado por el agotamiento y el asedio de la banalidad, Manantiales representa la capacidad transformadora ―para bien o para mal― que la poesía puede ejercer sobre nosotros. Como lectores, nos compenetramos con sus composiciones, de un momento a otro, porque se nos imponen majestuosas como partes de una entidad autosuficiente, parte inseparable del legado de belleza que solo la poesía sabe expresar, un componente más de los hondos manantiales del mundo vital de un creador y no una mera fantasía impalpable, un artificio contingente, o el simple apéndice de una voluntad creadora.

Ese arrebató por la naturaleza suple un personaje indefinido por una aparición de las idealizaciones. Del cumplimiento que obliga a su exilio a las condiciones de martirio, nuestro narrador levanta su espejo de indio y desata el nudo de angustia en la fijación casi religiosa del objeto con que el indio cierra su condición fatalista. Y es él en el desamparo el que abraza las supersticiones, la muerte y la vuelta de visiones. El sueño del pongo embarrado de mierda es un Arguedas que trajo a la mosca chirinka tan azul como su caída de muerte. Nada más falso y hermoso que una ficción en la subjetividad. Nada más incendio de ande roto en la contemplación que la inocencia de Ernesto. La vida de belleza inconfundible de un retrato del Perú hacia el testimonio de seguir hablando nada irresuelto las significaciones de un vuelo de esperanza. Nada más una poética.
. . . . . . . . . . . .LOS RÍOS PROFUNDOS DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS, p. 173.


Invitamos a aproximarnos a uno de los más hondos y honestos testimonios poéticos escritos que nos lleva a deleitarnos con la percepción de lo concreto, los pies bien puestos en la tierra en comunión intensamente sensorial, corporal, con la energía que contiene todo lo que hay que saber acerca de la intensidad de la vida humana, en tanto creación. No por nada la palabra «poesía» deriva del verbo «hacer». Las composiciones de Manantiales nos lo recuerdan hoy que tanto lo necesitamos.


Independencia, octubre de 2021
Año del Bicentenario de la Independencia y segundo año de la pandemia



 



 

 

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"Manantiales" de Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968) :
la expresión radical de «un lenguaje futuro de la necesidad voraz de otro paisaje».
(Editorial Ícata, 2021).
Por David Antonio Abanto Aragón